13 Vino de uva rosada

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Ahora en su aniversario recordaban lo duro que fueron esos primeros años en los que ambos recién habían egresado de la escuela. William debió tener varios trabajos para pagar la renta pues ambos se habían escapado de los padres de este para que el rubio pudiera estudiar actuación. Mientras tanto Sherlock tuvo que labrarse su propio camino aceptando cualquier caso que llegara a su correo.

Mientras veían la televisión antigua, que había sido el regalo de uno de los clientes del detective, este le decía a su novio que algún día podría estar allí junto a los otros actores.

-Toma mi mano y lo lograremos te lo juro- mientras lo abrazaba

Por otro lado, para sorprenderlo en su aniversario Sherlock había empeñado su violín para regalarle aquellas entradas al teatro y este al descubrirlo lo reprendió por su acción.

-Sherlock Holmes, eres un idiota.

-Pero soy tu idiota, William James Moriarty

Aún recuerdan que después de reconciliarse William bebieron el vino de uva rosada que les fue regalado por Albert. Su sabor era exquisito y una vez terminaron de beberlo con un estado de embriaguez se acomodaron juntos para sentir el agradable calor proveniente de su pareja.

William muchas veces pensó que Sherlock se sacrificaba mucho por él para ayudarlo con los gastos de la escuela de actuación. Sin embargo, este le decía que mientras estuvieran juntos nada les faltará. Las cuentas se solían acumular, pero el detective no quería pedirle ayuda a Mycroft a pesar de que este siempre estaba dispuesto a ayudar.

-Traigo dinero a casa por amor, no importan las dificultades- le dijo una vez que ambos estallaron en lágrimas al verse sobrepasados.

-Nos tenemos a nosotros y eso es mucho- le respondió William.

Después de una conversación profunda ambos entendieron que realmente se amaban mucho y que vivían para la lucha pues era lo único que tenían. Después de que William terminara la escuela de actuación y obtuviera su primer papel en una serie que no tenía mucho presupuesto este hizo que esa producción se posicionara como una de las revelaciones del año. El guion no era nada del otro mundo, pero la actuación de William fue tan buena que destaco sobre todas las demás. Una vez que ambos se hicieron conocidos en sus respectivos ámbitos pudieron mudarse a un apartamento más grande en el cual vivían ahora.

Esa era su historia de lucha viviendo siempre en una plegaría para sobrevivir el día a día, siendo compañeros y amantes. Ahora mismo estaban teniendo una cita en el balcón de su departamento. Habían ordenado comida y como si se tratara de una tradición Albert nuevamente les mandó una de sus mejores botellas de vino de uva rosada.

-La comida estuvo exquisita, deberíamos ordenar ahí más seguido- dijo Sherlock mientras se lamía los dedos.

-Mr. Holmes que poca clase tiene- lo reprendió William

-Te tengo a ti como novio ¿Qué tiene más clase que eso?

-Creo que puedo dejarlo pasar.

Desde que se conocían que William intentó convertir a Sherlock en un caballero pues este era bastante tosco. Muchas veces tuvo que recordarle que tomará una ducha o que lavará su ropa.

-Pero Liam, ¿Qué es un poco de suciedad?- le pregunto una vez.

-Si vamos a estar juntos debes cuidar más tu higiene, tus besos y caricias se sentirán mucho mejor si lo haces.- le respondió.

Desde entonces que Sherlock cuidaba más su imagen y era recompensado con atenciones de parte de su novio. Pero había una cosa que los inquietaba mucho y era que si uno de los dos se atrevería a hacer la propuesta.

-¿Se lo pido yo o espero a que él lo haga?- pensaban ambos.

No es que tuvieran miedo de conocer la respuesta, sino que simplemente no hallaban las palabras exactas o el momento idóneo. Querían que fuera especial y romántico, con la teatralidad de la que ambos eran asiduos.

Así que mientras terminaban los platillos William escribió un mensaje y en cosa de minutos el firmamento se ilumino con fuegos artificiales escribiéndose una propuesta en el cielo.

-SH ¿Aceptarías casarte conmigo?- era lo que decían aquellas luces

Sherlock sintió ganas de llorar y se lanzó a los brazos de William para llenarlo de besos, este le preguntó cual era su respuesta y esta fue afirmativa.

-Te amo mi diente de león- mientras lo estrechaba en sus brazos.

-Soy el hombre más feliz de todos- le dijo a la vez que lo miraba con intensidad en esos bonitos ojos escarlatas.

Se besaron nuevamente y ambos estaban muy contentos pues iban a subir otro peldaño en su relación. Ya llevaban algunos años saliendo y querían avanzar a una unión en papel pero que solo era un trámite más. William olvidó una parte importante y saco de su bolsillo una pequeña caja que contenía un anillo de compromiso.

-Es para ti- le dijo mientras lo acomodaba en el dedo anular del detective, este anillo era plateado y con incrustaciones de diamante.

-Es hermoso, gracias Liam- le dijo mientras lo admiraba a la luz de la luna.

Tenían muchas cosas que planear, pero por el momento disfrutaron el resto de la velada y William le mando un mensaje de agradecimiento a Bond, pues gracias a este pudo acontecer el espectáculo de fuegos artificiales.

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