14 Shampoo de sandía

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Sherlock estaba muy contento mientras observaba el anillo que le había regalado su Liam y cada vez que tenía tiempo se quedaba contemplándolo.

-Mi prometido... suena tan bien llamarlo así- pensaba melosamente.

Después de haberse comprometido Sherlock quiso contárselo a John de una manera tan cursi que este hasta sintió que se empalagaba. No es como si el doctor no fuese un romántico empedernido, sino que Sherlock derramaba miel al contárselo. Solo William era capaz de llevarlo a ese estado. Cuando era un niño siempre decían que era demasiado frío, pero al conocer a William empezó a derretirse de amor.

Mientras preparaba el desayuno pues William todavía no despertaba, decidió hacerle unas tostadas con mantequilla y mermelada. Preparó el té de la manera en que a regañadientes le enseño Louis. Sherlock estaba muy feliz de que este tuviera una relación con Moran pues así esos dos no llamarían tanto a su prometido.

-Liam, es hora de desayunar- mientras llevaba la taza y unos platos en una bandeja.

- quiero seguir durmiendo- masculló mientras abrazaba más la almohada.

-No, dijimos que nunca más te saltarías las comidas. Louis me mataría si te dejo hacer eso nuevamente.

-Está bien- dijo a la vez que se frotaba sus ojos para quitarse un poco el sueño.

-siempre has sido un dormilón, pero hay que salir a trabajar. Acuérdate que Bond quiere entregarte algo.

-¿Qué cosa?

-Es una sorpresa me dijo- mientras en su rostro se colocaba una expresión de disgusto pues la última vez que este les preparó una "Sorpresa" las cosas se tornaron un poco caóticas.

-No seas así, no fue la intención de Bond casi incendiar el lugar.

-Por eso ya no nos dejan entrar ahí.

-Buen punto- dijo risueñamente el rubio.

-Ahora come, pues tienes que ir a trabajar.

Entonces William comenzó a degustar las tostadas y beber el té, su estomago lo agradeció y miro con amor a su prometido. Bond era una de las pocas personas que sabían de su compromiso, pero le dijeron que guardará silencio. Pues querían que sus demás amigos se enteraran de eso en una cena que estaban preparando para dar la gran noticia. John fue una excepción pues Sherlock no pudo mantener la boca cerrada.

-Ya terminé, muchas gracias por la comida- le dijo con dulzura mientras dejaba la bandeja en la mesa de noche.

-¿Sabes que eres como mi rayo de sol personal?

-Cursi, pero tan dulce- le dijo mientras acunaba el rostro de Sherlock entre sus manos para darle un beso con sabor a mermelada.

Una vez dejaron de besarse William decidió vestirse para ir a la filmación donde lo estaba esperando Billy y Bond. No le importó que Sherlock lo devorará con la mirada al verlo quitarse el pijama. Ambos ya conocían a la perfección el cuerpo del contrario, pero nunca se cansarían de admirarlo

-Es como si su mirada pudiera tocar mi piel- pensó William mientras se estremecía pues a pesar de que no era la primera vez que lo viera desnudo siempre lograba estremecerlo.

Después de que estuviera listo fue a buscar su bolso donde guardaba todos sus artículos personales. Su agenda con sus compromisos también estaba allí y su letra elegante estaba plasmada en un gran número de páginas. Espero que Sherlock también estuviera listo para que lo llevará en su motocicleta.

-Vamos Liam- le dijo con cariño.

-¿Ya dije que te amo?

-Tantas veces, pero me gusta oírte decirlo- le dijo con coquetería.

-¿no tienes que ir a trabajar?- le dijo intentando ocultar su sonrojo pues el otro era tan dulce que hacía que sus mejillas ardieran.

-Después de dejarte a ti, mi diente de león- pronunció con aquella voz aterciopelada reservada solamente para su Liam.

Se montaron en la motocicleta y partieron al estudio de grabación donde Bond se estaba tomando un café mientras repasaba el libreto. Al verlos dejo a un lado todo y fue a saludarlos.

-A pesar de que no puedo decir la palabra con P los quiero felicitar de todas maneras, por lo que les traje toda una línea de productos para el cabello con aroma a Sandía- le dijo mientras iba a buscarlo a los vestidores.

-No tenías que molestarte Bond- le dijo William un poco apenado de que el otro actor sintiera que debía darles algo pues gracias a él la propuesta fue espectacular.

-Sí tenía, después de todo me debe varias y a ti también.- señalo Sherlock

-No sabía que eras un hombre tan mezquino- expresó William en tono de broma.

-¡Liam! Está bien démosle merito por su amabilidad.

Entonces a su mente llegó la idea de que por algún motivo le había dicho a Irene su melliza, pero lo descartaron pues ella no se hubiera contenido al saberlo. Después de algunos minutos Bond volvió y traía con él la cesta con todos los productos y William tomo el envase del shampoo de Sandía. Leyó la etiqueta y allí salía todos sus beneficios para el cabello.

-Quiero que cuando volvamos a casa me laves el cabello con esto- fue el mandato de William.

-A tus ordenes, Liam- le dijo mientras le guiñaba un ojo.

Después de eso ambos se separaron pues tenían que atender sus trabajos, pero una vez regresaron a casa Sherlock masajeo con aquel Shampoo los cabellos de su amado.

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