16 Principe cereza

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William iba de vez en cuando al orfanato en donde estuvieron Louis y él cuando eran pequeños antes de ser adoptados por los Moriarty. Era una tradición ir junto a su hermano pues este se encargaba de llevar los postres más deliciosos para los niños. Por otro lado, William era quien le leía a los pequeños pues tenía mucha paciencia. Los infantes y adolescentes lo escuchaban con atención pues la voz del rubio era cautivante.

Una vez entraron a las instalaciones del orfanato fueron recibidos por una señora de aspecto avejentado pero mirada amable. Les agradeció por su visita y los condujo hasta el salón donde los pequeños se habían sentado sobre cojines en el suelo formando un círculo.

-Buenos días niños- los saludo con cariño William.

-Buen día- dijo educadamente Louis a quien le costaba soltarse al tratarse de niños.

Entonces los pequeños se levantaron y fueron a abrazarlos con fuerza diciéndoles lo mucho que los extrañaron. Louis todavía no se acostumbraba a ese nivel de efusividad, pero igualmente acepto las muestras de afecto.

-Muy bien hoy les tengo un cuento muy especial ¿quieren saber cómo se llama?

-¡Sí!- exclamaron con alegría los pequeños.

-Pues se llama "El príncipe cereza", trata de la historia de un personaje muy especial cuyo talento no era algo que pudiera considerarse propio de un monarca.

-¡Quiero saber más!- dijo una pequeña niña de seis años

William solo se rio de forma amorosa y acaricio la cabeza de la chica diciéndole que ya comenzaría a contar la historia. Mientras tanto Louis dejo los bocadillos en una mesa y con mirada atemorizante alejo a los niños que habían intentado robar uno.

-Louis no deberías ser tan severo- fue el pensamiento de William mientras comenzaba a narrar la historia. Esta trataba de un príncipe en su reino donde su padre sin quererlo ofendió a una bruja quien maldijo a la población y el maleficio consistía en que ya no crecerían más plantas en el lugar. El joven heredero al trono tenía un secreto y ese era que tenía una gran habilidad para cultivar, oficio que correspondía a los campesinos.

-Nooo ¿y que paso después?- dijo un niño bastante ansioso por saber cómo continuaba la historia.

-Bueno, durante la noche se escabulló de su cuarto con unas semillas que había guardado y fue a plantarlas acobijado por la oscuridad. Sorprendentemente la planta creció cada vez más alto y correspondió a un bello cerezo. Maravillado repitió la acción hasta acabarse las semillas. Era un bello bosque y satisfecho se fue nuevamente a la cama.

-Que lindo, me gustaría conocerlo en persona- señalo soñadoramente una niña.

-Muy bien continuemos, a la mañana siguiente el reino se sorprendió al ver todos los cerezos y la bruja enojada quiso cortarlos, pero estos eran tan firmes llenos del amor del príncipe que resistieron. La mujer estaba frustrada, pero de repente a su lado había un joven que le ofreció una flor de cerezo.

-¿Y se vuelven amigos?- dijo uno de los infantes.

-Así es, el príncipe le pide perdón en nombre de su padre y le ruega que le ayude a hacer crecer las plantas nuevamente en el reino.

-¿Y ella que dice?

-Ella acepta y se convierte en la nueva cultivadora junto al príncipe a quien su padre felicita por su buen trabajo. Además, se disculpa por haberle hecho sentir que su don no era propio de la realeza. Después hacen un banquete con los nuevos cultivos. Fin

-¡Pero yo quiero saber más acerca del príncipe cereza!

-Para su buena fortuna hay una segunda parte, pero esa se las leeré en otra ocasión- les dijo William mientras les guiñaba un ojo.

-Ahora que termino la historia, es momento de comer- señalo con suavidad Louis.

-¡Yay!- exclamaron todos los presentes en la sala incluidos los adolescentes

-De a uno por favor, hay muffins para todos.

Hicieron una fila ante el aura intimidante de Louis y una vez los recibieron se los comenzaron a comer con ansias y había un niño en particular que no se acercaba a buscar su golosina.

William entonces se le acercó pues no le que este se apartará de los demás, su expresión triste era tan desconsoladora que el corazón del rubio se rompió un poco.

-¿Qué sucede, lucas?

-Yo...- mordió su labio.

-¿No te gusto el cuento?

-No es eso, solo es que...

-Un ser querido te leía también ¿no es así?

-Mi abuela, pero ella...- se le quebró la voz y comenzó a llorar intensamente.

El actor solo pudo abrazarlo con todas sus fuerzas y eso alerto a Louis quien fue a ver si todo estaba bien. William le señalo la situación y el cocinero fue a buscar un muffin para entregárselo a Lucas.

-Gra-gracia señor Louis- dijo en medio de un pequeño hipo producto del llanto

-Si pudiera lo adoptaría, pero mi carrera es demasiado exigente y Sherlock también tiene su trabajo- pensó amargamente William.

Sin embargo, en un futuro se casaría y tener hijos no sonaba tan mal. Después de que el niño se calmará el par de hermanos tenía que irse pues debían preparar la cena para la fiesta en donde el actor y el detective anunciarían su compromiso.

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