30 Licor de grosella

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Las estaciones del año pasaron una y otra vez trayendo consigo muchas alegrías, pero también pesares. John había presentado una enfermedad al corazón que casi le cuesta la vida; Sherlock sufrió mucho al verlo tan decaído y sin ese brillo que lo caracterizaba. Sin embargo, afortunadamente este se había recuperado.

-John eres un idiota, como intestaste dejarme tan pronto- le dijo el hombre de cincuenta años.

-Sherlock, eso nunca.- le dijo mientras estaba en cama- Tengo que ver a Rosie casada y a mis nietos.

William también había envejecido y ya tenía los achaques de la edad, pero continuaba con una sonrisa en su rostro. Después de una exitosa carrera en el mundo televisivo y en la pantalla grande había decidido retirarse a hacer teatro solamente.

Pero había otro hecho importante pues hace un par de años adoptaron a una pequeña de nombre Helena que tenía cuatro años en ese entonces. Una chica que congenió inmediatamente con William y se hicieron grandes amigos . Ella es la luz de los ojos de la pareja convirtiéndose en la consentida de los amigos y familiares de estos.

-Cariño ven a ayudarme con los platos ¿Sí?- le hablo con cariño el rubio.

-Claro que sí, papá.- asintió la chica de dieciséis.

-Eres tan buena chica, por eso haremos una pequeña improvisación después de la cena.

-¿Los tíos van a venir?- dijo ella emocionada.

-Así es, el tío Louis y el tío Albert.

-Ya quiero saborear las delicias que el tío Louis siempre trae y probar un poco de vino.

-Solo un poco ¿sí?-le concedió.

Siguieron preparando las cosas para atender a sus visitas, pero mientras hacían aquello le llegó una llamada a William. El contacto que lo llamaba era tan bien conocido que solo pudo esbozar una sonrisa.

-¡Liam, seré abuelo!- le dijo Bond desde el otro lado de la línea

-Eso es... maravilloso.- comentó emocionado William que adoraba los bebés.

-Estoy tan feliz, Craig me contó la noticia hace unos minutos.

-Tu hijo debe estar muy contento.

-Será papá y Moneypenny abuela.

-¿cómo está ella?

Entonces le empezó a contar que esta había salido con Irene y su pareja , así que las tres mujeres estaban teniendo un día de chicas.

Helena solo escuchaba atenta, aunque sabía que no era muy educado oír las conversaciones privadas de los demás. Pero era curiosa además que adoraba al tío James pues este había actuado en sus películas favoritas. También pensaba en que era muy divertido y la tía Moneypenny era tan encantadora que le agradaba mucho. Por otra parte, sus actuaciones eran muy bonitas tal como era ella.

-Muy bien los espero para cenar entonces- dijo William ya que esos dos vendrían a casa en dos horas y cortó la llamada.

-¿Dónde está papá?- preguntó Helena.

-Está donde el tío John, estará aquí para cenar.

-Ya veo, Por otro lado ¿el tío Louis traerá a mi primo?

-Sí, podrán jugar juntos.

Por otra parte, lamentablemente Ecuación y Algoritmo fallecieron hace algunos años pues tenían una avanzada edad. Helena cuido de ellos hasta sus últimos días y los quiso demasiado, tanto que debido a la pena no comió lo suficiente. Por eso se desmayó y a Sherlock le vinieron unos angustiantes recuerdos de esa época oscura en la que William no se alimentaba bien.

-Todo está bien- le dijo William en ese entonces pues sabía lo que había en la mente de su esposo.

Ahora estaban viendo si adoptar un perro, uno pequeño que les hiciera compañía. Irían al refugio en unos días a ver al nuevo integrante de la familia. Sherlock adoraba los perros pues había tenido uno cuando era más joven y ansiaba tener uno nuevamente.

-Son leales y su compañía es muy gratificante- les dijo Sherlock a su esposo y a su hija.

Una vez tuvieron todo listo los tíos junto a su primo no demoraron en llegar y Sherlock también llegó, pero traía una botella de licor de grosella. Algo dulce para complementar los pastelillos que traía Louis pues Moran se había quedado atendiendo la pastelería.

-Le dije a Albert que no trajera vino pues íbamos a probar esta delicia- dijo Sherlock.

-Así es, ahora juzgaré si es mejor que mi vino lo cual dudo- dijo risueñamente Albert, aunque sus ojos no sonreían.

Por otra parte, su primo le ofreció un dibujo que había hecho para ella y esta lo recibió gustosa. Ambos fueron a lavarse las manos para comenzar a degustar la exquisita comida. Sherlock no se resistió y fue a saludar a su Liam quien le preguntó cómo estaba el doctor Watson.

-Alegre de estar vivo, eso es todo. Ah y quiere nietos.

-Jajaja ojalá no presione mucho a Rosie.

Disfrutaron la cena muchísimo, pero salió el tema del divorcio de Albert y Mycroft quienes pactaron por mutuo acuerdo separarse pues ya no sentían lo mismo de hace unos años.

-Simplemente no funcionó, la llama se apagó y aunque intentamos que eso no sucediera... fue el curso natural de las cosas.

-Sí algo así me contó Mycroft, a grandes rasgos- dijo Sherlock quien en el fondo sabía que su hermano había contribuido mucho a que sucediera aquello.

Después de un rato llegaron Bond y Moneypenny quienes reavivaron el ambiente pues Bond era el alma de la fiesta. Hicieron improvisación entre todos y fue muy divertido tal como Helena quería. Una vez terminaron de festejar se marcharon dejando a Sherlock, William y a Helena solos en la casa.

-Creo que tengo sueño- dijo ella mientras se frotaba sus ojos

-Ve a descansar querida.

Entonces una vez ella estuvo acostada la pareja fue al balcón a beber el resto del licor de grosella. Los años no habían pasado en vano y las pequeñas arrugas se empezaban a notar en sus rostros. Sus fuerzas no eran las mismas de antes, pero seguían juntos lo cual era muy importante. Mientras conversaban se dieron cuenta una vez más de lo mucho que se amaban.

-¿Me amarás aún si ya no soy atractivo?- preguntó William.

-Por supuesto, yo te amo con todo y arrugas- le dijo Sherlock

Su amor era suave como una caricia aromatizada con olor a frutas y entonces se fundieron en un beso con sabor a grosellas, esperando amarse hasta el fin de los siglos.

Nota de la autora: Hola a todos ya hemos finalizado este fanfic hecho con mucho amor. Me encanto escribir esta historia y espero que les haya gustado tanto como a mi. Muchas gracias por leer y ¡que viva el sherliam!

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