Su casta cambió y está en cinta.
Su relación ahora mismo está en un punto sin retorno donde no sabe que hacer.
Días donde definitivamente no puede descansar y ver esos estudios le causa demasiados sentimientos que no sabe que hacer. Eiji Okumura viv...
N/A: este será mi primer año escribiendo un omegaverse así que espero que salga todo bien, espero y todo salga bien, serán actualizaciones diarias así que espero no atrasarme con esto, este capítulo va dedicado a 0Hae_Hae que siempre me ayudo en escribirlo, también que a estado muy al pendiente de los spoilers saltados que le doy, ¡ojalá y disfruten esta historia!
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Tenía un nudo en la garganta.
Si, quizá las situaciones en su casa habían sido peores que un simple abandono temporal pero de todos modos se sentía mal, su mirada estaba clavada en algún punto x de la habitación que hace unas noches había compartido con su chico, ¿y ahora? Ahora mismo está solo estirándose en ese colchón matrimonial con sus sentimientos de lavadora en esos momentos, si, estaba de más decir que el rubio no había llegado a casa desde hace cinco días y ni una llamada le a dado o algún bonito mensaje, nada de nada y eso le duele.
Se da una vuelta tras otra y otra más hasta quedar en el mismo lugar de la cama y suspira, hace cinco días el rubio tuvo su celo y llegó a casa solo para reposar y estar con él, una vez ahí la situación paso de besos y mimos que eran controlados por los supresores que en la mañana se había tomado a posiciones que eran totalmente diferentes a color rosa y arcoiris en una tarde soleada y con olor a lluvia, no, esa era apasionada y color rojo fresa, estos besos eran desesperados y llenos de sentimientos desenfrenados, sus caricias que iban desde su cabello hasta la parte baja eran rápidos y cariñosos así que su pregunta era ¿donde estaba ahora?
Eiji se levantó de la cama y vio su celular, siete treinta de la mañana, suspiró y como no pudo dormir más horas se dispone a preparar su desayuno, no siente el dulce aroma a sol del rubio, por más que respira profundamente solo logra distinguir el aroma a café que está haciendo, no logra percibir el aroma a sol con vainilla, no logra sentir su calidez, no logra sentir sus brazos entre su cuerpo y...no sabe que más hacer. Agarra la taza de café y la bebe, piensa en los últimos meses y cae en cuenta que aún siendo un beta tiende a ser como un chicle con su pareja y buscar sus mimos, si, un beta y un alfa, que tontería.
Si, una verdadera tontería porque todos dicen que los alfas necesitan un omega para poder tener hijos y poder llenar sus necesidades y bla, bla, bla, bla, todos dicen eso pero a ellos no les importo nada de esto y empezaron su relación sentimental y luego pasó a un bonito anillo en su dedo, anillo que está ahora mismo en la mesa del comedor solo y sin su dueño mientras que el suyo está puesto en su lugar y en su corazón.
—Quizá lo olvidó —. Dice eso pero sabe que no pasó eso, sabe que la relación a estado decayendo en cuanto el rubio empezó su carrera de modelo.
Aun así lo ama y continúa con toda su relación el solo, niega ante esto, el trabajo es para ambos, él tiene trabajo y el rubio también así que será mejor una vez cuando quieran adoptar ya que les es imposible tener hijos dada su casta. Se prepara para un día común y corriente sin un beso de buenos días o simplemente un "¿como te encuentras?" Nada de nada pero intenta no pensar en eso una vez llegando al edificio donde trabaja junto a Ibe, entra en su mundo de inspiración pero este sigue sin color alguno, sin color y sin vida como sus días.