6. ¿Y si te como a besos?

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Están en su casa ahora mismo y pone a su hija en la cuna que Ibe le regalo, la pequeña esta tan dormida que no nota el cambio del hospital hacia su hogar, todos los doctores junto a las enfermeras odiaron la idea de despedirse de ambos porque se habían encariñado con ellos al ser la bebé más tranquila y bonita que habían visto y el corazón noble y grande que tenia el japonés, con una bonita despedida y con unas cuantas flores y libros infantiles hacia su princesa regresaron a su residencia.

Ve toda su habitación y deja la pequeña maleta debajo de su cama, no quiere desempacar aún porque tendrá que hacerlo nuevamente en cuatro días más, termina por recostarse y pensar en los últimos meses. Su relación de diez años acabó de la manera más dolorosa y rápida que pudo pensar en algún momento, una infidelidad que nunca supo si de verdad fue eso o un simple mal entendido. No llegaba a casa. Olía a otro u otra. Peleaban por cosas sin sentido. Pelearon por Hikaru. Pelearon por demasiadas cosas y luego están los secretos que jamás pudo descubrir por su egoísmo y terro. Luego está el tema de cambio de subgénero, ese donde leyó su nombre y su casta diciendo omega en lugar de beta y su corazón se detuvo por eso, todo fue demasiado rápido y más pesado pesado enterarse que tendría que ver no solo por él si no que ahora por un pequeño ser dentro de si y eso le aterrorizo demasiado porque no sabia como hacerlo ni como manejar lo porque apenas y podía mantener su salud al raz sin problemas, demasiado en tan poco tiempo y ni hablar de los nueve meses.

Esos nueve meses donde pensó demasiadas cosas, una de ellas es el nombre de su nena, otra cosa es sobre su familia, la familia que le puso demasiadas cosas encima desde que nació, una familia que nunca sintió como tal, muchas veces soñó con una madre cálida y amorosa junto a un padre amable y bueno con sus hijos, pero la verdadera era totalmente diferente a la que deseaba y como llego la idea solamente se fue dejando el cascarón vacío que tenía como padres. Su padre murió y todo se vino abajo por ser él el padre de la casa desde ese día para cuidar y proteger a su hermana y a su madre, que idiotez. Ponía su corazón y alma en trabajar y estudiar, trabajar y estudiar en todo momento era lo que importaba para el japonés pero de todos modos nunca era lo suficiente para ella.

Nunca le llego al talón a su padre, eso le dijo su madre a los trece años.

Justo esa vez lloro como nunca y Ibe lo encontró en plena lluvia descalzo y sin nada, lo tomo y cubrió con una manta y lo llevo a su hogar donde se quedaba su ex prometido, se vieron cara a cara aún si el japonés no habló para nada en esos instantes y el rubio tampoco decía alto se quedó con él en todo momento, no lo dejó solo ni un solo momento hasta que volvió a su casa y los problemas seguían así pero intentaba pensar en esos ojos verdes del chico que se quedó en la casa del adulto. Seguía y seguía practicando la pértiga hasta que en un vuelo común y corriente Ash lo vio. Lo vio y no olvida sus palabras.

"Tu si que sabes volar".

Le dijo eso y su corazón se sintió bien tras años de no estarlo, sonrío y estuvieron juntos dos días después hasta que el rubio volvió a su hogar en Estados Unidos y lo dejó solo pero seguían en contacto, siguieron su amistad tres años después donde decidió dejar su hogar y todo lo que conocía para ir a Nueva York con Ibe. No olvida la verdadera razón por la cual fueron, no olvida la lesión del tobillo que tuvo un año cinco meses después de conocer al rubio, no olvida el dolor que tuvo en esos momentos y el desagrado de su madre cada que lo veía, no olvida que le dijo a su madre que irían a América a visitar un doctor en vez de decirle que iría para cambiar de aires porque sufría una depresión silenciosa. No olvida cuando subió al avión y por primera vez se sintió en consuelo sin su familia detrás.

Se sintió por fin vivo al tocar un país totalmente diferente.

Se sintió bien por fin tener alguien a cual amar y confiar en todo sentido, se sintió bien que por fin alguien lo escuchara y no se quejara y que hiciera que pidiera ayuda para seguir adelante conforme a su casta, familia y pérdidas. Se sintió bien todo eso que sucedió dentro de diez años. Actualmente cuenta con veintitrés años y una pequeña hija que nació el 20 de diciembre, eso jamás lo espero y es demasiado para su mente que tiene que procesar pero no le interesa porque es feliz con su pequeño pedacito de cielo.

Días nublosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora