30. Nuestra Familia.

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N/A: este es el penúltimo capítulo y se nos fue el mes y con él el año, estos últimos meses fueron llenos de emociones y escritos míos y que e leído que son bonitos y me alegra estar aquí con ustedes, aun si no tiene tanto apoyo me gusta escribir y lo seguiré haciendo, muchas gracias a todos por el apoyo y los comentarios, disfruten este penúltimo capitulo ♡.

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Tras un conmovedor momento después de decirle la verdad a su hija pudieron compartir un dulce abrazo familiar donde entre los tres se hicieron uno mismo, pudieron experimentar las lágrimas, la emoción, la tristeza y la esperanza de todos en ese mismo momento, cosa que hizo feliz a todos y más a la pequeña, después de separarse la niña se le quedó viendo al rubio pero no le dijo nada, tiene los ojos rojos, piensa el rubio, cuando el silencio acabó el japonés decidió hacer de comer para que pudieran tener algo en el estómago, ambos adultos fueron a la cocina y Hikaru no los siguió, pensaron que iría a su cuarto a jugar o algo por el estilo, pero no fue hasta que la vieron regresar con una libreta.

—¿Tú nombre que significa? —. Pregunta la niña viéndolo la libreta, el japonés que está atrás de ella trata de ver que tiene escrito pero la niña la esconde y ante el silencio del rubio le vuelve a preguntar —. ¿Que significa?

—Aslan es amanecer, Jade como la piedra —. Explica —. ¿Por?

—¿Cuantos años tienes? Pareces joven pero seguro tienes más de treinta.

—A-ah bueno, tengo veintiocho años, ¿esto es un interrogatorio? —. Ríe con nerviosismo pero no le niega ninguna pregunta.

—Ojos jade como los míos, mismo segundo nombre, toda la información correcta —. Y sigue murmurando mientras tiene la atención de ambos adultos sobre ella —. Maldito calvo nunca me mintió.

—¿Qué sucede? —. Pregunta el rubio mientras la ve y ve como el japonés se acerca hasta ella y le quita la libreta haciendo que la niña quede estática en su lugar —. ¿Eiji?

—¿Quién te dio esta información? —. Pregunta el japonés viéndola pero la niña no responde—. Hikaru Okumura.

—Hikaru Jade Okumura, mamá —. Corrige queriendo evitar el tema hasta que siente las manos de su padre en su mentón para luego sentirlas en sus cachetes siendo apretados —. ¡Mi tío Shoter, él me dice algo del alfa idiota cada cumple durante dos años próximamente tres!

Y deja de estirarle y apretarle sus cachetes pero no quita la mano, suspira cansado, esos dos tuvieron una tradición durante dos años seguidos y si se hubiera tardado un poco más seguro tendría más información sobre él por parte del chino, se siente traicionado, ¿como no pudo verlo? Piensa en el año pasado y en el cumpleaños de la chica donde llegó un momento donde esos dos jugaban junto a Bones en la sala ¿fue ahí? No, ¿cuando fue a dormir? Tampoco, fue él quien la llevó arriba, ¿en que momento? Oh, ahora lo recuerda, estaban sentados en el pasto viendo las estrellas, se veía que hablaban calmadamente pero en cuanto les llamó la niña se paro rápidamente y lo vio, el adulto no se movió, no sospecho nada pero ahora lo ve y piensa bien y se siente idiota.

—¿Apa? —. Dice con dificultad al tener los cachetes todavía levemente estirados, el adulto no reacciona hasta que el rubio le habla y deja de jalar y parece salir de su trance —. Claro, con el alfa idiota si pero conmigo no.

—¡¿Eh?!

—No hagas puchero, si te oí —. Dice el japonés mientras le acariciaba la cabeza pero la niña se soba sus cachetitos mientras lo mira con ojos de cachorro —. ¿Por qué no me preguntaste a mi?

—Porqué te ibas a deprimir, no quería verte triste aunque me contabas de él las noches de cuentos...

El japonés la abraza calidamente y le besa la cabeza para luego soltarla y ver la comida, la tiene que atender así que se aleja de ella no sin antes besarle la cabeza nuevamente.

—No me iba a deprimir porque por su culpa te tengo a ti.

—¡Cuéntame esa historia! —. Dice emocionada la niña viéndolo al rubio con un brillo en los ojos, este la mira con curiosidad —. ¡Anda!

—¿Qué dices que te cuente? —. Pregunta el rubio mientras se para y dirige hacia ella para cargarla y poder sentarla en sus piernas.

—¿Cómo nací? Cuéntame sobre eso.

Y el tema hace que ambos adultos se pongan como tomates mientras la observan, el japonés dejó de cocinar dejando la comida cocinarse de ese lado a nada de quemarse, el rubio solo se quedó quieto en su lugar, sin decir nada mientras la niña lo mira con un brillo en los ojos, no puede decirle que no pero tampoco le va a contar como paso todo, ni siquiera recuerda bien como fue, su celo llegó y ya, o eso supone, no sabe, quizá si no se mueve no lo vea.

—¡Jajajaaja! Ay...jajajajajaja ¡Tu cara es la mejor! ¡Jajajaja te la creíste! —. El rubio no sabe que cara poner pero tampoco quiere quedar como payaso, nada de él funciona y cuando menos se da cuenta la niña sale corriendo riendo a montón, ma sigue queriendo protestar, fue víctima de una broma —. ¡Aaaah! ¡Me quiere comer!

Y así se la pasan corriendo por toda la casa en lo que la comida está lista, ambos están riendo ahora mismo, pensaron que quizá lo tomaría más apecho y quizá se le dificulte hablar con él rubio después de la verdad pero resulta que nada de eso pasó, les alegra demasiado así que todo está bien, les alegra mucho todo eso, cenan con tranquilidad y deciden después de eso ir a ver una película en familia, la niña tiene una cobija color gris con peluche donde se hace bolita en el sillón mientras abraza un peluche de cocodrilo, ambos adultos se ponen a sus costados y ambos tienen cada quien una cobija que los tapa, los inviernos en Izumo son mágicos, la nieve cubre el paisaje de blanco y aveces hay niños jugando, gracias a eso se cancelan las clases y salen de vacaciones más rápido, no solo eso si no que también tienen más tiempo en familia como ese.

Después de ver una película llevan a Hikaru a su cuarto donde la dejan cómodamente dormida, no fue hasta que agarro del suéter al adulto.

—No regañes a mi tío, no tiene la culpa, yo se lo pedí —. Murmura la niña, lo que no sabe es que es el rubio a quien se lo está diciendo —. Aunque aveces la calva no le funcione me ayuda...

—Le diré a tu papi eso, ¿ok? —. Y se pone en cuclillas para besarle la frente —. Descansa hija.

Y eso le saca una sonrisa a la niña antes de que apague las luces y cierre la puerta, ambos adultos se ven y supone que tendrán que ir a dormir cada quien a su cuarto, el rubio se le acerca para tomarla las manos, estas están frias así que les reparte un beso a cada una y luego besa sus palmas, el japonés esta rojo de la vergüenza pero no dice nada, tampoco se aparta ni nada.

—¿Dormiré contigo? —. Pregunta inocentemente el rubio mientras se acerca hacia él, cuando están a centímetros sienten un bulto enmedio de ambos y es ahí cuando bajan la mirada —. ¿Qué?

—No en mi guardia, alfa idiota, en el sillón tu —. Dice la niña mientras se restriega en el estómago de su papá —. No en mi guardia aun.

—Hikaru estabas dormida —. Dice el japonés mientras la toma en sus brazos y la carga, ve al rubio y cuando esté la iba a tocar la niña patea —. Hikaru.

—Aún no, alfa idiota.

—¿Por qué me dice "alfa idiota"?

—Yue y mi tío Bones te dicen así, apodo tuyo —. Dice somnolientamente mientras se talla sus ojos —. Ma...

—Hasta mañana Ash.

Y eso es lo último mientras se dirige a su habitación, no puede creerle que esos dos le digan así, y no se va a quedar eso de esta manera.

—Bones me dice jefe —. Se defiende —. Igual Alex y Kong.

—Yue te dice "baboso" y de más apodos, esos tres me dicen "mini camaroncito" o "princesa", soy superior así que déjenme dormir.

Ambos rien y terminan cruzando el umbral para ir a dormir.

Fue un día tremendo y lleno de emociones.

Días nublosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora