13. No eres una bestia.

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No quería estar ahí, definitivamente fue un momento donde no supo que hacer más que abrazar a su pequeña, la señora que tiene a un lado suelta comentarios hirientes y cada que puede se defiende a él y a su hija, no supo como terminó ahí, si esto continúa tendrán varios problemas porque todo esto está mal, esta todo mal. Fue por Hikaru al jardín donde actualmente está porque el peli-morado no podía ir por ella al estar ocupado con algún asunto en el Chang-Dai, acepto ir por ella y en cuanto llego vio como empujaban a su luz y le gritaban, sin esperar nada se metió a defender la y terminaron en la dirrecion de la escuela.

—¡Por ser un fenómeno su hija es una bestia! —. Sentenció la mujer que desde que los llevaron dentro no a guardado silencio a diferencia del japonés —. ¡Pequeña escoria mordiste a mi hijo!

—Su hijo aventó a mi hija, señora, con todo el respeto ¿puede dejar de gritar? Estamos en un jardín de niños —. Dice con calma mientras le acaricia los cabellos de su niña para calmarla, las feromonas de rompope de la señora le empiezan a marear —. Directora, ese niño a estado molestando a mi hija durante mucho tiempo, fue defensa propia.

—¡Su hija es una bestia salvaje y usted no la cuida!

—¡Guarden silencio todos! —. Ante el grito de la directora los cuatro presentes guardaron silencio y se escucho un gran suspiro de su parte —. E visto el como se llevan todos, su hijo a molestado a Dylan Wong durante su estadía aquí y la señorita Okumura le a ayudado con eso, no fue correcto está pelea así que se irán suspendidos los dos.

No dice nada más que asentir, su hija tiene que aprender que la violencia nunca es buena aunque parezca que si, firma el papel donde está de acuerdo con el castigo y sale del salón con su hija en brazos, no piensa bajarla hasta estar fuera de peligro, no quiere que sufra algún trauma de pequeña pero tampoco quiere que se deje. Salen del jardín y camina entre las calles mientras la pequeña sigue aferrada a él.

Siguen así hasta que llegan a su calle y la baja, siguen en silencio hasta que llegan a su hogar y la niña no dice nada en cuanto empieza a subir las escaleras para irse a su cuarto, el japonés la alcanza a detener y Hikaru lo ve con ojos rojos como si estuviera a nada de llorar.

—Tenemos que hablar, baja —. No quiere sonar brusco pero su voz sale más alta de lo que desearía, no esperaba que la niña jale su brazo para que la suelte pero no lo hace —. Hikaru.

—¡Fue defensa propia! ¡No hice nada malo, él es un tonto que empujó a Dylan y me enoje y por eso me lanze a él! —. Grita entrecortadamente la niña mientras baja la cabeza evitando que vea sus lágrimas —. Siempre me molesta porque no tengo un padre a mi lado, hablan de ti a tus espaldas siempre, hablan mal de mi tío Yue, hablan de Dylan como si lo conocieran, ¿que quieres que haga si nadie se defiende?

Eso lo deja de piedra porque no sabia que todo eso pasaba, aveces oía hablar mal de él las madres que iban por su hijo, algunas otras veces el peli-morado le comentaba que había bastantes miradas hacia su persona y de más cosas, temía que su hija empezara a creer que era su culpa cuando era todo lo contrario, jamás sería la causante de algo, traga saliva y sube las escaleras que los separa para luego abrazarla y dejar que llore todo lo que necesita y quiere.

—Lamento que tuvieras que aguantar todo eso, de verdad, pero tampoco estuvo bien que te le lanzadas encima —. Le acaricia la mejilla que esta empapada de finas gotas de agua y se la besa —. Pero estuvo bien que te defendieras a ti y a Dylan.

—Si fuera alfa seria la tuya y el de Dylan —. Y así lo abrazo fuertemente, lamenta que aún no le den su casta hasta unos meses después, sabe que quizá si tuviera un padre de verdad no pasaría por eso —. Perdón por ser una bestia.

Días nublosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora