4. Marca.

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Han pasado cinco meses desde que vive en Hong Kong, meses que han pasado demasiadas cosas que lo hacen pensar si de verdad estuvo bien irse, si de verdad cree que todo está bien, Ash lo busco como loco y llamó a todos para encontrarlo, dos días después levantó una denuncia por su persona y eso le causó problemas, gracias a la influencia del peli-negro lograron evitar que fuera más lejos y que se buscará de más, aparte de eso el chino mayor logro tranquilizar a su amigo pero no servía de mucho por a los días estaba otra vez buscándolo o se llenaba de trabajo para evitar pensar en el que se haya ido, el peli-morado al no soportar eso y ver por el bien de ambos decidió que  el japonés hiciera una carta para el dándole un último adiós.

Un último adiós.

No se cree capaz de hacer eso.

No puede porque sabe que en el fondo lo sigue amando como la primera vez.

Tiene un lápiz y una hoja de papel en una pequeña mesa que sirve como escritorio portátil, a estado pensando en las palabras correctas pero no puede pensar en nada y eso le preocupa, piensa y piensa y se parte la cabeza buscándolas pero al no encontrarlas hace bola la hoja y la avienta pero al aventarla la puerta de su cuarto es abierta y casi golpea a la persona que está entrando.

—¡Wow! ¿Acaso piensas asesinarme con eso o fue involuntario? —. Suelta burlesco el peli-negro de cabello corto mientras asoma la cabeza por la puerta —. ¿Puedo entrar o estas en guerra con la puerta?

—Sing, adelante, perdona por eso —. Se disculpa y quita sus pies de encima del pequeño sillón que tiene a lado de la ventana que da la luz del atardecer —. Siéntate.

—¿Qué haces que te ves tan pensativo? —. Pregunta con curiosidad mientras se sienta a su lado y ve la última hoja de papel sobre la mesa portátil que tiene.

—Escribo una carta, Shoter me dejo de tarea eso.

—Ya veo, ¿alguna idea? —. El contrario niega, desde que llegaron ahí el chico se hizo cercano a él en poco tiempo, le enseñaba chino o cocinaban juntos cuando la pareja salía a trabajar, también pensaba en pedir o buscar trabajo pero este le consiguió uno en donde trabaja —. Bueno, quizá deberías dejar de pensar tanto y solo escribir.

—Que buen consejo —. Suelta ya un poco hirritado de no poder hacer nada, toca su vientre ahora ya un poco más enbultado.

—Cuando tengo que hacer algo por escrito y no se como explicar ni algo por el estilo solo hago eso, será tu decisión o no usarlo —. Se forma un silencio tranquilo en la habitación hasta que el peli-negro deja de ver al japonés para ver a la ventana —. ¿Quieres ir a caminar?

El contrario lo ve y asiente, ambos salen de la casa para empezar a caminar por las calles transitadas de la gran ciudad de Hong Kong, siguen caminando mientras ven a todos lados, cada paisaje, cada persona, cada niño o niñas que hay por aquellas calles llena de casas, adolescentes que van de un lado a otro con sus amigos, adultos que van de un lado a otro por sus trabajos y de más, camiones o carros de un lado a otro, demasiadas cosas que a Eiji toma foto y a Sing que le ayuda y da opiniones sobre eso.

No deja su cámara desde que llego a esa ciudad, tiene mucho que quiere demostrar al mundo, tanta belleza o tanta destrucción en ese pequeño gran mundo quiere demostrar todo lo que a vivido y nunca se había sentido tan, vivo. Termina de fotografiar un árbol donde una pareja reposa tranquila, camina hasta Sing que lo ve atento a todo lo que hace para luego seguir caminando por ese pequeño parque cerca de su hogar, hogar, esa palabra tenía mucho que no la decía o pensaba, siempre llamaba a ese lugar como: casa, vivienda o de más cosas, se siente bien tener otra vez un hogar al cual volver.

—¿No te gustaría tener una galería? —. Y la pregunta le sorprende por repentina que es.

—¿Galería?

Días nublosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora