Capítulo 7

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La cantidad de oficiales me sorprendieron. No imaginaba lo descontrolado que estaba la playa; lleno de gente rodeada por la ambulancia que llevaba a la hermana de Patrick, él estaba muy devastado y se observaba que sus ojos estaban muy hinchados de tanto llorar. Pero es algo normal, yo estaba así cuando me di cuenta que mi hermano había fallecido, así que no hay tremendo juicio para alguien desconocido.

Me acerqué donde estaba Patrick, apoyó su cabeza en mi hombro y traté de calmarlo. 

—Va a estar bien —intenté relajarlo. 

—Ella era muy joven —su voz se quebró pero siguió hablando—: era inocente. Me hubieran matado a mí mejor para acabar con esto de una puta vez.

—Patrick. —Lo regañé—. No digas eso... No tienes la culpa de lo que le pasó a tu hermana. No digas eso sin una sola seriedad. 

—Pero es que... no entiendo.

—Ella estará bien, solo... no pienses mal de lo que no pasará después. 

No respondió porque sabía que yo tenía razón, así que soltó su cabeza de mi hombro y lo vi alejarse de mí completamente para ir donde estaban sus amigos, donde ellos lo estaban consolando. 

—¿Nos vamos? —Se acercó Ethan hacia mí y me preguntó sin dudar de sí mismo. 

Deseaba irme, pero no quería dejar a Patrick solo. 

Lo pensé un momento y finalmente rompí el silencio.

—Me quedaré... para ir al hospital con Patrick. 

A él no le gustó lo que yo dije. 

—¿Estás loca? Él es un drogadicto y puede hacerte daño. 

—Lo hago por su hermana, Ethan. ¿Piensas que si fuera alguien no especial para él me hubiera quedado? No lo creo. 

—Bien... solo... cuídate, no quiero que te pase nada malo —replicó, y su tono parecía preocupado. 

—Estaré bien, ahora vete —le sonreí para que se fuera con sus otros amigos. 

Después de que su auto se alejara de mi vista, me acerqué hacia Patrick para animarlo. 

—¿Qué? ¿No te fuiste? —preguntó, con un poco de ánimo. 

—Me quedé para que estés bien e ir contigo al hospital. 

Él me sonrió y yo le devolví la sonrisa. 

—Está bien —dijo—, nos iremos al hospital en veinte minutos.

—Okey. 

Después de que pasara media hora, me fui en su auto, en el asiento de copiloto. 

—Ojalá tu hermana esté bien —dije, con mi tono de cariño.

—Gracias, Kiara. —Respondió sosteniendo en volante con sus dos manos. 

—¿Sabes? Te guardo cariño y veo que me caes bien —reí, haciendo que él también lo hiciera. Rayos, su sonrisa es hermosa. 

—Pienso lo mismo —volteó a verme y estuvimos haciendo contacto visual por poco tiempo después de desviar la mirada hacia el frente. 

Hubo un silencio largo en casi todo el camino. Patrick puso algo de música. La pantalla nombraba Sleeping Trough My Fingers de ABBA.

—¿Te gusta ABBA? —le pregunté, ya que a mí me gustan mucho sus canciones.

—Paso todo el tiempo escuchándola —respondió con una sonrisa enmarcada.

Después de que oímos varias de sus canciones, volteé a ver a Patrick y lágrimas brotaban sus mejillas. Me afligí al ver sus ojos llorosos, así que rodeé mis manos a las suyas, él vio que yo lo había hecho y una sonrisa triste enmarcó sus labios. 

—Todo estará bien —espeté, apretando su mano.

Hizo lo mismo y sentí un nudo en la garganta, casi íbamos a llegar. 

Cuando finalmente llegamos, abrimos las puertas que rodeaban el hospital. Una de las enfermeras nos había dicho que ella estaba en la habitación 21, no se sabía si estaba bien, solamente nos dijo que estaba inconsciente.

Nos sentamos un rato, los doctores nos dijeron que debíamos de esperar, que él nos iba a avisar si podíamos entrar al rato, o más bien cuando Daphne despertara.

Un doctor se nos acercó y llevaba una cadena que mostraba la inicial D, seguro era la inicial de Daphne. El doctor empezó a decir lo siguiente:

—Lo siento... —dijo en un tono triste, y eso me causó un estrago y miré a Patrick que no entendía lo que pasaba y eso empeoró más. 

—No... —dijo Patrick, empezando a llorar. —¡No!

Se levantó de su silla rápidamente y empezó a golpear el vidrio que estaba en frente de nosotros. Dio un puñetazo tan fuerte que por suerte no se quebró. 

—¡Patrick! —intervine. 

—¡Todo esto es mi puta culpa! —gritó golpeando el vidrio y sus dedos goteaban sangre.

—¡Patrick, no hagas eso! —corrí hacia él y apreté sus manos para después rodear mis manos a su espalda para formar un abrazo—. Lo siento, Patrick, no fue tu culpa... no te lastimes a ti mismo. 

 —Todo es mi culpa, yo...

—No es tu culpa, Patrick —lo interrumpí, todavía abrazándolo. 

Cuando lo solté, él estaba limpiando sus lágrimas y yo intenté animarlo pero no resultaba éxito, y él volvió a sentarse. ¿Estaba ebrio?

—Es normal llorar —le digo—. No importa por qué o de qué estás llorando, solo... déjalo salir. Me pasó con mi hermano.

—¿Asesinaron a tu hermano también? —preguntó con curiosidad.

—Sí —me senté y continué hablando—. La pasé terrible, y todavía no se sabe quien lo mató pero con el tiempo sané y lo pude olvidar por completo. Tú vas a pasar por esa etapa.

—Tienes razón, Kiara, como siempre —replicó, llorando. 

El doctor estaba en frente de nosotros y empezó a hablar:

—Notamos que la apuñalaron diez veces y eso provocó su muerte. 

Patrick respiraba rápidamente y volvió a levantarse rápidamente. 

—¡Voy a averiguar quien la mató, mataré a ese hijo de puta!

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Nota del autor: He desaparecido por mucho tiempo, por razones de estudios y ya salí finalmente de las clases y bueno, aquí les traigo un nuevo capítulo, espero les haya gustado,

Bye!

Rosas y espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora