Capítulo 21

1 0 0
                                    

(21)

ATHAN

El viento cortante azotaba la ladera de la montaña, levantando remolinos de nieve que dificultaban la visibilidad. Lena y yo nos refugiamos detrás de unas rocas, tratando de recuperar el aliento mientras el helicóptero patrullaba la zona. Su búsqueda era metódica, implacable. No podíamos quedarnos quietos mucho tiempo.

El frío se filtraba a través de mis ropas empapadas y el dolor en mi costado latía con cada respiración. Sabía que no podía permitirme flaquear, no cuando aún teníamos una oportunidad. Lena revisó su rifle, con los ojos entrecerrados en una expresión de pura determinación.

—Tienen que aterrizar en algún momento —susurró—. Y cuando lo hagan...

Asentí, comprendiendo su plan. No íbamos a esperar a que nos cazaran. Nos convertiríamos en los cazadores.

Moviéndonos con sigilo, descendimos por la ladera en busca de un punto estratégico. La nieve crujía bajo nuestras botas, pero el rugido del viento ocultaba cualquier ruido. Encontramos una grieta en la roca que nos ofrecía una visión clara del valle. Desde ahí, podíamos ver el helicóptero reduciendo su altitud, preparándose para aterrizar en un claro a unos quinientos metros de distancia.

—Tienen suministros —susurré, señalando los contenedores metálicos que llevaban sujetos en la parte inferior.

Lena asintió. —Si conseguimos llegar antes que ellos, podríamos hacernos con parte de su equipo.

Sabíamos que era una jugada arriesgada, pero no teníamos opción. Nos deslizamos por la nieve, utilizando los árboles como cobertura. Mi respiración era un esfuerzo consciente, cada movimiento un recordatorio del dolor en mi costado. Pero la adrenalina mantenía mi mente enfocada.

A medida que nos acercábamos, distinguimos a los soldados descendiendo del helicóptero. Eran cuatro, armados con fusiles automáticos y vestidos con trajes térmicos. Uno de ellos revisaba el perímetro, mientras los otros tres descargaban las cajas de suministros.

—Nos dividiremos —dijo Lena, su voz apenas un susurro—. Yo me encargaré del vigía. Cuando escuches el disparo, actúa.

Tragué saliva y asentí. Nos movimos en posiciones separadas, y esperé. El tiempo pareció ralentizarse mientras observaba al guardia hacer su ronda. Finalmente, Lena disparó. El sonido se perdió en el viento, pero vi al hombre desplomarse en la nieve. Los otros reaccionaron de inmediato, pero yo ya estaba en movimiento.

Salté sobre el más cercano, derribándolo con un golpe seco. Su rifle cayó de sus manos, y antes de que pudiera reaccionar, mi cuchillo ya estaba en su garganta. El tercero intentó disparar, pero Lena lo abatió con precisión letal.

Solo quedaba uno. Se giró hacia mí, levantando su arma, pero yo fui más rápido. Disparé dos veces. El impacto lo hizo tambalearse antes de caer de rodillas y desplomarse.

La respiración me ardía en la garganta. Lena se acercó rápidamente, revisando los cuerpos y recogiendo municiones. Nos apresuramos a abrir las cajas. Encontramos paquetes de comida, botiquines de primeros auxilios y algo aún más valioso: una radio encriptada.

—Podemos usarlas para interceptar sus comunicaciones —dijo Lena con una sonrisa satisfecha.

Pero nuestro triunfo duró poco. Un sonido metálico me hizo girar la cabeza justo a tiempo para ver una granada rodando hacia nosotros.

—¡Cúbrete! —gritó Lena.

Nos lanzamos detrás de un tronco caído justo cuando la explosión sacudió el suelo. Fragmentos de madera y nieve volaron en todas direcciones. Mi oído zumbaba, pero aún podía escuchar los gritos de más soldados acercándose.

Rosas y Espinas © (Completa✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora