Capítulo 35

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KIARA

El silencio se expandió a mi alrededor, sofocante y pesado. Mi pecho se elevaba y descendía con rapidez, intentando recuperar el aliento tras la tormenta de energía que había desatado. El abismo ante nosotros ya no rugía con la misma fuerza, pero sabía que no estaba completamente sellado. Algo dentro de mí me decía que solo había ganado tiempo.

Torbjørn me observaba con una expresión indescifrable. Su postura seguía tensa, como si esperara que algo más sucediera. Sentía el ardor en mis manos, la energía residual que parecía haber dejado una marca imborrable dentro de mí. Me tambaleé un poco, y su mano surgió rápida para sostenerme. No lo aparté, aunque todo dentro de mí gritaba por espacio, por respuestas.

—Aún no ha terminado —murmuré, con la certeza incrustada en mi voz.

—Nunca termina —respondió Torbjørn con un susurro grave.

Tragué en seco y miré la grieta. Ya no brillaba con la misma intensidad oscura, pero su presencia era como un eco latente en el aire. La criatura se había desvanecido, arrastrada por la energía que había canalizado, pero eso no significaba que el peligro hubiera desaparecido por completo.

Me giré hacia Torbjørn, los latidos de mi corazón acompasando el torbellino de pensamientos en mi cabeza.

—Dijiste que todo esto estaba conectado a mi padre —mi voz salió más fuerte de lo que esperaba—. Dijiste que su destino estaba atado al tuyo. Al mío. Necesito saber la verdad.

El hombre frunció el ceño, como si estuviera calculando cuánto podía revelarme sin desmoronarlo todo. Durante unos segundos interminables, no dijo nada. Solo me miró, su expresión endurecida por una carga invisible. Pero entonces, con un suspiro pesado, finalmente habló.

—Tu padre no solo fue una víctima de su propia maldad, Kiara. No solo fue un hombre cruel y abusivo —su voz era un filo cortante contra la quietud del momento—. Fue un peón. Y no un peón cualquiera.

Un escalofrío me recorrió la espina dorsal.

—Explícate.

Torbjørn apartó la mirada y fijó sus ojos en la grieta que se desvanecía lentamente.

—Las fuerzas que intentamos contener, las que intentamos cazar, buscan anclas en este mundo. Personas que puedan abrirles el camino, servir de vértices en la red que mantienen su influencia activa. Tu padre... él fue una de esas anclas.

El aire se sintió más pesado de repente. Una parte de mí quería rechazar sus palabras, negarlas con todo mi ser. Pero en lo más profundo, en el lugar donde los instintos saben lo que la mente intenta ignorar, sabía que decía la verdad.

Mi padre no solo había sido un monstruo por elección. Había algo más, algo que lo había convertido en lo que fue.

—Y ahora... —susurré, sintiendo la conexión que no quería aceptar—. Ahora eso se ha pasado a mí.

Torbjørn me miró de nuevo, esta vez con una gravedad insondable.

—No tiene por qué ser así. Pero lo que hiciste hoy... has demostrado que eres más fuerte que él. Que no serás usada de la misma manera.

Mis puños se apretaron a los costados. La furia, la confusión, la determinación... todo se mezclaba en una tormenta dentro de mí. No podía retroceder. No ahora.

Respiré hondo y di un paso adelante.

—Dime lo que sigue, Torbjørn. No me detendré hasta acabar con esto.

Rosas y Espinas © (Completa✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora