Capítulo 17

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*Alerta: escenas fuertes* 

Narrado en tercera persona.

(17)

El aire olía a humedad y óxido, impregnado de un silencio denso que envolvía cada rincón de la habitación. Las paredes de concreto estaban salpicadas de manchas oscuras que el tiempo había secado, dejando trazos de historias que nadie quería recordar.

Ashley estaba atada a una silla de metal en el centro del cuarto, sus muñecas sujetas con correas ajustadas que mordían su piel. La respiración irregular llenaba el espacio mientras la sangre de un corte en su ceja se deslizaba lentamente por su mejilla, dibujando una línea carmesí que brillaba bajo la tenue luz de una bombilla parpadeante.

Intentó moverse, pero el frío acero la mantenía atrapada. Las cuerdas le cortaban la circulación, y sus manos ya se sentían entumecidas. Tragó saliva, obligándose a mantener la calma, aunque el miedo le reptaba por la columna como una serpiente venenosa.

—¿Por qué? —logró susurrar, su voz quebrada—. ¿Qué quieres de mí?

Unos pasos suaves resonaron en el piso de cemento, lentos y calculados, como si el desconocido disfrutara de cada segundo que pasaba sin responder.

La figura se mantuvo en las sombras, apenas un contorno difuso en la periferia de su visión. No había rostro, no había nombre, solo una presencia que exudaba peligro.

—No se trata de lo que yo quiera, Ashley —dijo una voz grave, cargada de un tono sereno pero perverso—. Se trata de lo que mereces.

Ashley sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—No... no te conozco —balbuceó—. No te he hecho nada.

La figura soltó una risa suave, casi amable, pero había algo profundamente roto en ese sonido.

—Eso es lo interesante, ¿no? —respondió—. Siempre creen que no han hecho nada. Pero la vida tiene formas curiosas de ajustar las cuentas.

Antes de que pudiera procesar esas palabras, el desconocido dio un paso adelante, dejando entrever el brillo metálico de una hoja delgada en su mano.

Ashley contuvo la respiración, su cuerpo tenso como una cuerda a punto de romperse.

—Por favor... —suplicó, el nudo en su garganta apretándose hasta el punto del dolor—. No tienes que hacer esto.

La figura inclinó la cabeza, como si estuviera considerando sus palabras.

—¿Sabes lo que más me molesta de la gente como tú? —preguntó suavemente—. Siempre piensan que pueden escapar de las consecuencias.

La hoja trazó un camino lento por su brazo, sin presión, apenas una caricia helada que le erizó la piel.

—No... —jadeó Ashley, luchando contra las lágrimas que amenazaban con desbordarse—. Por favor...

—Shh. —El desconocido puso un dedo enguantado sobre sus labios, como si estuviera calmando a un niño asustado—. No vamos a apresurarnos, ¿de acuerdo?

El primer corte fue superficial, un trazo limpio sobre su antebrazo que dejó una línea roja perlada de sangre. Ashley gritó, el sonido desgarrando el aire mientras el dolor la atravesaba como una descarga eléctrica.

—No fue tan malo, ¿verdad? —dijo el desconocido con frialdad, limpiando la hoja con precisión meticulosa—. Esto es solo el principio.

Ashley respiraba con dificultad, cada jadeo mezclado con sollozos ahogados.

Rosas y Espinas © (Completa✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora