Advertencia: Escenas inquietantes
(31)
KIARA
Las llamas de la chimenea crepitaban suavemente, proyectando sombras titilantes en las paredes de la cabaña. El aire aún estaba impregnado de la intensidad del momento, pero ahora, envueltos en la calma del silencio, nos encontrábamos en una tregua momentánea.
Athan seguía con su brazo sobre mí, su respiración lenta y profunda junto a mi oído. No dije nada, y él tampoco. No hacía falta. Había algo reconfortante en su cercanía, en el peso de su cuerpo junto al mío, como si después de tanta incertidumbre, al menos por esa noche, pudiéramos pretender que todo estaba bien.
Pero en mi interior, una inquietud latía con fuerza. No era solo la sombra de lo que nos perseguía, sino la certeza de que lo que habíamos hecho cambiaría todo.
Cerré los ojos, intentando ahuyentar esos pensamientos. Pero justo cuando el sueño parecía atraparme, un sonido se filtró en la habitación.
Un crujido.
Mis ojos se abrieron de inmediato. Athan también lo sintió, porque su cuerpo se tensó. Su instinto era tan afilado como el mío. No nos movimos, escuchando en la penumbra.
Otro crujido. Más cerca.
La sensación de ser observada regresó con la misma intensidad de antes.
Athan se deslizó con cuidado fuera de la cama, su cuerpo completamente alerta. Yo hice lo mismo, aunque mi corazón latía con tanta fuerza que temí que el sonido delatara nuestra presencia.
La cabaña estaba en completo silencio, pero el aire había cambiado. Como si algo se hubiera filtrado en nuestro refugio. Algo que no debía estar allí.
Athan me miró y asintió en dirección a la puerta. Con pasos cuidadosos, nos acercamos.
No sabíamos lo que nos esperaba del otro lado.
Pero lo íbamos a descubrir.
Athan se movió primero, con la agilidad de alguien que siempre está alerta. Me tomó de la muñeca con suavidad, tirando de mí hacia un lado de la habitación, donde la oscuridad nos cubría mejor. Su mirada se cruzó con la mía, intensa y calculadora. Me indicó con un gesto que no hiciera ruido.
Otro crujido.
El aire en la cabaña se volvió más denso, como si la propia atmósfera supiera que algo andaba mal. Afuera, la nieve caía en silencio, cubriendo el bosque con un manto blanco que parecía amortiguar el mundo.
Pero dentro de la cabaña, no estábamos solos.
Lena fue la primera en reaccionar. Se incorporó de un salto del sofá donde había estado dormida, su mano yendo instintivamente al cuchillo que guardaba en su bota. Sus ojos, oscuros y despiertos, recorrieron la habitación con rapidez.
—¿Escucharon eso? —preguntó en un susurro.
Ashley, que estaba sentada en la mesa con una taza de té entre las manos, se tensó de inmediato. Sus nudillos se pusieron blancos al aferrarse al borde de la taza, y su mirada voló hacia la puerta.
—Sí. No estamos solos —respondió Athan, con la voz baja y controlada.
Patrick, que hasta ese momento había estado junto a la chimenea, se enderezó con un gruñido. Se pasó una mano por el cabello despeinado y miró a todos con una mezcla de cansancio e irritación.
—Díganme que no es otra maldita aparición.
Pero su tono despreocupado no engañó a nadie. También lo había sentido.
ESTÁS LEYENDO
Rosas y Espinas © (Completa✔️)
Научная фантастикаUn movimiento ideológico dio rienda suelta al caos dentro de una ciudad distante la cual carecía de violencia. La tranquilidad que primaba en la ciudad quedó sumida en secretos. Conformándose a la versión oficial acerca de la muerte de su hermano, u...
