3. Vuelvo a ser la rara.

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*Narra Mary*

Entramos al instituto, uno de los días más calurosos de mi vida, y mi hermano iba completamente tapado, a excepción de los ojos, me lo iba a pasar bien, caminando por los pasillos todos lo miraban, y reían a carcajadas, hasta que el típico payaso de turno tuvo que hacer la broma.

-¿Qué pasa Cristian? ¿Porqué no quieres mostrar tu cara?-Dicho eso le quitó la bufanda y junto a sus "amigos", más bien perros falderos le quitaron el gorro.-Dios mío, por ir con ese bicho raro te ha dado una enfermedad en la cara.-Dijo riéndose, lógicamente de mi.

-Tú sí que eres un bicho raro.-Soltó Toni, el chico de ayer.

-Más bien una especie en peligro de extinción.-Esta vez fue Alba la que salió en mi defensa, mientras Cristian solo callaba y miraba la escena; da gusto tener hermanos que te quieren y que te defienden, que se note mi sarcasmo.

-Pues tú eras la novia de esta especie en peligro de extinción, y hasta hace poco estabas coladita por mis huesos.-Dijo el chico que acababa de insultarme, Alba calló por un momento, pero fue directa y le escupió sus palabras a la cara.

-Sí, supongo que todos cometemos errores, en mi caso fuiste tú.

Dicho esto se fueron, y yo me quedé sola en mi taquillero, no sé cómo pero había desaparecido todo el mundo; en fin, a mi me daba igual, me dirigí a mi clase, tocaba música, tengo que admitir que junto a literatura y arte es mi asignatura favorita; entré y me encontré con el chico de la biblioteca, junto a su guitarra, tengo tan mala memoria que no me acuerdo de su nombre.

-Usted debe de ser Mary.-Dijo una mujer, era alta rubia y de ojos verdes, supongo que sería la profesora.

-Sí, soy yo.

-Encantada, yo soy su profesora de música, aquí las clases son un poco distintas a España, aquí en mi clase se necesitan instrumentos o voces, ¿tienes alguno de ellos?

-Bueno soy percusionista, y me gusta cantar, pero no sé si soy muy buena...

-Tonterías aquí nadie es malo en nada, y si lo es, lo intento ayudar; tendrás que hacer una prueba de voz, canta lo que quieras.-Sonrió.

Cerré los ojos y comencé a cantar, All of me, no abrí los ojos en ningún momento hasta terminar, la clase se quedó como hipnotizada, yo simplemente me limité a mirar hacia el suelo y preguntar si estaba lista para esta clase, la profesora sonrió y me señaló donde debía sentarme, al lado de aquel chico.

-No sabía que tenías esa voz.-Dijo mirándome directamente a los ojos.-Nunca lo habría imaginado.

-Supongo que mi voz al hablar no corresponde con la que tengo al cantar...-Antes de terminar de hablar, una rubia tintada me interrumpió ¿Qué tenían todos aquí en contra del moreno?

-¿Shawn que hace este bicho raro sentada en mi sitio cielo?-Era la asquerosa rubia que babeaba por mi hermano.-Es mi novio estúpida, quítate de mi sitio.-Shawn, así se llamaba. Debí suponer que un chico así sería el típico popular.

-No la trates así, no ha hecho nada malo, la profesora la ha puesto aquí, y aquí se va a quedar.

En menos de cinco minutos, esa rubia oxigenada había ganado la batalla, se puso a patalear, llorar y gritar como un bebe, y como era la hijita del director, la profesora debía hacer lo que ella quería, no era nada justo; pero me tuve que ir al final de la clase.

Era la hora del recreo y decidí comprar algo en el comedor, para poder comer tranquila en ese cómodo árbol de ayer, compre un trozo de pizza y me senté junto a mi libro.

-Hola, ¿molesto?-Se sentó Alba, la pelirroja.

-No, tranquila.-Dije mirándola.-Y gracias por lo de esta mañana.

Una marginada más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora