1.La despedida

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*RIN, RIN, RIN, RIN...*

-José apaga esa cosa.-Dijo Mary en un intento de lanzar la almohada a la cara de su hermano pequeño para despertarlo.

-Te equivocas hermanita.-Coge la almohada al vuelo.-Soy Cristian, José está jugando con los primos, quiere pasar el último día con ellos.

-No quiero irme.-Dijo sentándose en la cama.-Aquí lo tenemos todo... No es justo.

-Te comprendo, yo tampoco quiero dejar a mis amigos, ni a la familia, pero mamá y papá necesitan el trabajo.-Se encogió de hombros.

-¿Qué has dicho?-Preguntó estupefacta.-Tú no me comprendes, tú no sabes lo mal que se pasa cuando eres una marginada, por lo menos aquí tengo a mis amigos, allí no tengo a nadie.

-Solo tienes que ser un poco más sociable...-Se acercó a ella.

-¿Para qué?-Dijo interrumpiéndole.-¿Para tener amigos falsos? Ni si quiera han venido a despedirte aún, déjalo, para ti es fácil.-Se levanta de golpe.-Llegarás el primer día y tendrás a miles de chicos y chicas detrás de ti, y como siempre yo estaré sola.

Dicho esto se fue junto a su hermano pequeño y sus primos, Cristian se quedó observando la casa en la que había crecido, y que pronto ya no sería suya, miles de recuerdos se abordaron en su mente, y más de una lágrima amenazaba con salir, pero el sonido de una canción le interrumpió era el móvil de su hermana, era su mejor amigo Jorge.

-Hola Jorge, Mary está jugando con mi hermano y mis primos, ¿te la paso?-Su voz era ronca.

-No; solo quería hablar contigo, hoy a las doce vamos a hacer una fiesta de despedida, necesito que la saques de casa sobre las once y media.

-Vale, ¿hasta qué hora?

-Hasta que te llame.

Dicho esto colgó, y como eran las once y cuarto Cristian mandó a su hermana a cambiarse, para comprar unas cosas, el también se vistió, y se preparó para la fiesta.

-¿Dónde vamos? ¿Por qué te tengo que acompañar? ¿Y por qué vas tan elegante?-No dejaba de hacerle preguntas.

-Voy normal, vamos a comprar unas cosas y me acompañas porque eres una buena hermana.-Los dos estallaron en carcajadas.

-Esa última ha sido buena hermanito.-Dijo Mary limpiándose una lágrima fingida.

-Ahora enserio, tengo que hablar contigo.

-TÚ dirás.-Dijo marcando el "TÚ".

-No seas tan dura con todo el mundo, no todos te quieren hacer daño, hay miles de personas que te quieren.-Suspira cansado.

-Sí, y me van a alejar de esas personas.-Da una patada a una piedra del camino.

-Nadie lo hace a posta, ellos necesitan ese trabajo, enserio, mamá y papá solo quieren lo mejor para nosotros-Hizo un intento de sonrisa.-Ahora vamos a comprar ropa, y después te compro un helado.

-Como me conoces, que sea de limón, tamaño gigante.-Sonreía como una niña pequeña, pero por dentro estaba rota.

-No te pases enana, venga vamos de compras.

Diez quince minutos después de entrar a la tienda Mary ya se estaba arrepintiendo de acompañar a su hermano mayor en las compras, era demasiado perfecto a la hora de la moda y así no acabarían nunca.

-Cristian, por dios, llevas casi veinte minutos en el probador, date prisa.

-Sabes que me gusta la ropa, y toma, eso es para ti.-Salió con un vestido azul cielo.

Una marginada más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora