Capítulo 18: La biblioteca oculta

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 Krausti abrió los ojos para encontrarse tumbado en medio de un vacío y tenebroso pasillo. Lo último que recordaba es que aceptó la oferta de aquel extraño pájaro. En otras palabras, Yerichi, el causante de esta guerra. Su visión era nublosa, pero se recuperó al cabo de unos segundos. A su alrededor solo podía observar un eterno pasillo que parecía no concluir nunca iluminado por algunas lámparas de araña y antorchas. El suelo consistía en baldosas de materiales exóticos y lujosos, que identificaba con el de otras zonas de la fortaleza de la capital. Pese a ello, no terminaba de confiar en que realmente estaba en el lugar que el Pactado de Sangre le indicó.

- ¿Dónde estoy? - Se preguntó Krausti, moviendo sin cesar sus ojos en busca de alguna que otra referencia. Se dio la vuelta y encontró la pista definitiva: Una puerta que indicaba que daba acceso a la biblioteca de la fortaleza.

- Estás en uno de los accesos a la biblioteca de la fortaleza. - Respondió Yerichi a través de uno de los pájaros de plumas negras y ojos verde lima, que se encontraba posado en la cabeza del muchacho.

- No recuerdo este acceso. - Dijo Krausti, que se sorprendió por la aparición del animal.

- Eso es porque esta es la entrada que usan los altos cargos: El Capo, Zalamatrusta y sus guardaespaldas. - El animal revoloteó hasta posarse en el hombro del joven. - Desde aquí accederás de forma directa a la información de carácter más confidencial y que jamás bajo ningún concepto deberá de llegar a los estratos inferiores. - El animal se despegó del hombro y avanzó hacia la biblioteca. Krausti miró hacia atrás, a la nada de aquel pasillo.

- De nada sirve ya reflexionar sobre si es lo correcto. Tengo que saber por qué está ocurriendo todo esto y el origen de esa preocupación para que no lo conozcamos. - Krausti abrió la puerta y accedió a la biblioteca. Tal y como pensaba, no era la misma sala a la que les dejaban acceder. Era una sala mucho más pequeña, distinta de las grandes salas a las que solían acudir los académicos y soldados más novatos para obtener información sobre materias de historia de Kasuta, armas y estrategias bélicas, entre otras muchas materias. En la sala en la que estaba Krausti era más bien un par de pasillos y estantes repletos de libros, pergaminos y demás hojas separadas y amarillentas por su antigüedad. Yerichi, que evitaba hablar lo menos posible, revoloteaba para atraer la atención del joven, que seguía su paso mientras ojeaba los ejemplares del lugar. "Ivhanska, la Terrible. El rostro de la crueldad frotiana" alcanzó a leer antes de girar la esquina. No recordaba haber leído en ningún lugar ese nombre y menos asociar algo tan sombrío como la crueldad a la cultura frotiana, archiconocidos por rechazar todo lo relacionado con la guerra o la violencia. Tras unos minutos recorriendo los pasillos, se detuvieron frente a un estante que albergaba un ejemplar bastante grueso.

- Es este. - Indicó el animal. - Ábrelo. - El muchacho, tras tomarse unos segundos, agarró el libro y lo abrió por la primera página, escrita en lenguaje antiguo.

- ¿Qué pone? - Preguntó, apartando la vista de las páginas.

- Por ahora no nos interesa. - En ese momento, las páginas del libro comenzaron a pasarse solas hasta llegar a un nuevo capítulo que, para su sorpresa, estaba completamente en blanco.

- No hay nada. - Reaccionó el muchacho, pidiendo explicaciones al ave y comenzando a pensar que todo aquello se trataba de una trampa.

- ¿Por qué crees que la llamamos Historia no Escrita? - Le respondió Yerichi. - Tan solo centra tu mirada en el papel y déjate llevar. - Krausti asumió la respuesta como válida e inspeccionó la página. A diferencia de las otras, no estaba amarillenta, sino que se encontraba en un perfecto estado, como si recién hubiera sido incorporada a la obra. En cuestión de segundos, el ejemplar comenzó a emitir un intenso brillo que cubrió el rostro del soldado novato.

Kasuta || La tierra jamás fundadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora