Capítulo 20: La oscuridad de la caverna

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En medio del albedrío del campamento, Nelga y Larbus llegan juntos del exterior. Jacais los distinguió entre la multitud y se acercó a ellos, recibiendo algún que otro empujón. Al alcanzarlos, casi se cae al suelo del agotamiento, tras secarse el sudor de la frente iba a abrir la boca pero Larbus le impidió soltar alguna palabra con ayuda de su bastón.

- Antes de que preguntes: Sí, hemos hablado. – Dijo el anciano retirando el bastón que empleaba como funda de su catana. – No ha servido para que cambie mi percepción de él como irresponsable, pero sí para solucionar nuestro problema.

- Pero es un comienzo. – Añadió Nelga alzando los brazos en señal de alegría, contrastando así con su anterior estado de ánimo. Sin saber al detalle las palabras que habían intercambiado, estaba claro que la moral del Gran General estaba de nuevo por todo lo alto. Lo que Jacais presuponía que iba a venir bien cuando comenzara lo peligroso.

El asesor del general interrumpió la conversación entre los tres. A diferencia de con Jacais, a él le abrieron el paso a modo de respeto ya no solo por su cargo, sino también por todo su recorrido a nivel militar, pese a que no le gustara presumir de ello.

- Nelga, es urgente. – Apenas podía respirar, pero el deber podía frente al cansancio. – No nos llega información del puesto de guardias Freisan. – Se tuvo que agarrar a Jacais para no caer rendido al suelo. Poco importaba que estuviera sin energías. Debía de entregar aquel mensaje a toda costa. – Hemos enviado un grupo de soldados para allá pero de momento tampoco han regresa... – No le dio tiempo a acabar la frase cuando la oscuridad pasó a reinar de repente el campamento base, pese a que múltiples antorchas y hechizos auxiliares la habían mantenido en buenas condiciones lumínicas.

- Mierda... ¡Viejo! ¿Puede ser esa pactada? – Gritó el joven, preparando su espada.

- Es obvio que sí, cenutrio. – Replicó el anciano con las consecuentes quejas del muchacho. – Tenemos que iluminar esto de alguna forma. – Añadió mostrando él también su catana. Pese a poder comunicarse ambos por su voz, en realidad ninguno veía más que el color negro en sus ojos, a lo que se añadió los últimos gritos de algunos soldados desafortunados.

- ¡Agachaos! – Gritó Nelga. Tras ceder un par de segundos de margen, liberó sus espadas, las impregnó en llamas y comenzó a girarlas hasta iluminar gran parte de la sala. Los soldados acudieron a toda velocidad a la fuente de luz.

- No esperaba encontrar aquí un campamento. – Exclamó una voz femenina desde el interior de la oscuridad. Al escuchar la voz, el Gran General lanzó bolas de fuego provenientes de su boca que se quedaron adheridas a las paredes cercanas sirviendo así como antorchas. Finalmente, logró iluminar la plenitud de la sala. – Nada mal. Aunque, lo esperado para ser un Gran General. – Aplaudió mientras que la sangre que manchaba sus manos salpicaba y ensuciaba el suelo de aquella caverna. - ¿Serás capaz de aguantar la segunda ronda? – Aturnal chasqueó los dedos y, de nuevo, pese a las llamas de Nelga, la oscuridad volvió a dominar la zona.

- Si ni las llamas de Nelga han podido... – Susurraba el asistente, ya algo mejor de su carrera anterior. – Sólo queda escapar del lugar. – Alzó la voz. - ¡Todos fuera de la cueva, rápido! – Al identificar la voz, el grupo comenzó a dirigirse al pasillo que conducía a la salida. Allí aún funcionaban las antorchas colocadas por lo que no hubo muchos problemas.

El grupo especial iba lo más junto posible, pero Jacais se había quedado ligeramente por detrás.

- Esto sólo nos va a traer más problemas. Como si de por sí no hubieran suficientes. – Pensaba el joven antes de ser agarrado por un brazo a una grieta anexa al pasillo y ser arrastrado a una sala. Tras detenerse, el joven abrió los ojos y, a toda prisa, empleó su espada como escudo para evitar que la pactada le apuñalara en el torso. Tras el forcejeo, consiguió liberarse y retroceder, pero se percató de que la salida había sido bloqueada.

Kasuta || La tierra jamás fundadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora