Capítulo 31: La forma Alzada

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Jacais y el resto del equipo no demoraron mucho en llegar a Iskailliah gracias al pergamino que el Gran General Nelga dejó habilitado cerca de la zona. Para su sorpresa, la bella capital del reino de Kasuta estaba ahora hecha un caos.

- ¿Qué ha pasado? - Preguntó Carls contemplando el alrededor. Las bellas casas estaban ahora reducidas a escombros, al igual que los parques. jardines y estanques que habían desaparecido como si nunca hubieran existido. Lo que antes era el principal emblema del reino, era ahora el de la muerte y el horror de una batalla.

- Está claro que ha sido un ataque enemigo. - Interrumpió Larbus. - Al parecer lograron vencer a los Grandes Generales. - Añadió. Suspiró para liberar la tensión. - ¡Es cierto! ¡La última esfera!

- Vosotros. - Intervino Elves en un estado digno de haber salido de una gran batalla. - ¿Cómo ha ido la expedición a la Fortaleza del Norte? - Preguntó. Larbus le dedicó una rápida mirada y decidió contar lo que ocurrió, a resumidas cuentas.

- Fue una trampa. No había ningún invocador, solo el alto mando enemigo. Logramos conseguir las esferas elementales pero las perdimos antes de volver. - El dotado con el elemento Rayo miró al suelo y pateó una roca a la vez que maldecía. - ¿Qué ocurre? ¿Tanto te molesta nuestro resultado? - Le preguntó el anciano mostrando su catana y en un tono para nada amistoso.

- Para nada. - Replicó ahora más relajado Elves. - Tan solo que unos pactados aparecieron aquí en busca de la cuarta esfera. - Miró la torre Alzamiento, que casualmente no había sido dañada durante la intervención de los pactados de Ishamaek I.

- Lo sospechaba. - Interrumpió el anciano. - ¿Tienes idea de dónde puede esconderla la reina? - El Gran General negó apenado con la cabeza. La llegada de Elga pausó la conversación.

- Me alegra ver que todavía estáis vivos. - Dijo orgullosa. - Pero aún así no habéis sido capaces de defender la ciudad. - Añadió a modo de pulla. - Yo tuve que enfrentarme contra...

- No me interesa contra quien te enfrentarás, "Sanguinaria". - Pronunció ahora Larbus, tratando de hacerla callar. Pese a las repetidas quejas de la Gran General, el anciano retomó su conversación con Elves, que al menos parecía más decente. - ¿Sabes de alguien más aparte de ella que lo sepa?

- Puede que sus guardaespaldas. Allá dónde ella va, ellos siempre la siguen. - Dijo.

- ¿Qué ocurre? ¿De qué estáis hablando? - Preguntó la dotada de elemento Aire.

- Luego te lo explicamos. - Dijo Elves. - Ha llegado alguien que nos interesa. - Añadió observando como uno de los guardaespaldas reales que se retiró del escuadrón para atacar al invocador para ayudar a tareas defensivas. Habiendo escuchado todo aquello, se dirigió de inmediato a la Fortaleza. Todos decidieron seguirle sin dudarlo siquiera un segundo.

El misterioso escolta de la reina alcanzó la Fortaleza y, lejos de acceder a ella por el interior, comenzó a andar por la pared exterior a una velocidad increíble y realizando todo tipo de saltos acrobáticos que le habilitaron alcanzar una habitación situada a unos veinte metros. De una patada quebró los cristales que componían una ventana y realizó una entrada triunfal. Era un pasillo más del castillo, que solía ser empleado por el personal para evitar la saturación del sistema de viaje interno. Al comprobar que no existían enemigos, avanzó unos metros hasta alcanzar una sala blindada. Al detectar que la puerta se encontraba semi abierta, le propinó una poderosa patada para abrirla del todo y entró en la sala. Al fondo, con un brillo de satisfacción en sus verdes ojos, se encontraba un pájaro de plumas negras que si no fuera por sus globos oculares sería completamente invisible dado el gran nivel de oscuridad de la habitación gracias a los deficientes sistemas de iluminación. El animal estaba posado sobre una esfera con un bello tornado en su interior, es decir, la esfera elemental de elemento Aire. El escolta trató de agarrar el artefacto ancestral pero tanto el animal como su objetivo desaparecieron en el aire dejando un rastro de plumas. Ahora, las cuatro esferas elementales estaban en poder del bando de los Pactados de Sangre. Con ello, el conflicto estaba prácticamente sentenciado.

Kasuta || La tierra jamás fundadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora