Capítulo 15: Accediendo a lo desconocido

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La gran burbuja del departamento de hechicería comenzó a temblar. Un hechizo de fuerza considerable había sido ejecutado.

- ¡Señor! - Gritó uno de los encargados de controlar el sensor de hechizos. - ¡Proviene de la Fortaleza del Norte! - El coordinador se acercó a ese asesor en concreto y le agarró del hombro para transmitirle energía y facilitar la comunicación entre ambos. – No sabemos de qué hechizo se trata, pero esa ondulación coincide con el primero que rastreamos. – Mientras hablaban, la burbuja tembló otras tres veces más. – En total cuatro hechizos, todos ellos provenientes de la Fortaleza del Norte, del mismo tipo cada uno. – El coordinador soltó el hombro y agarró un comunicador. Todo su cuerpo temblaba de arriba a abajo. No era para menos. Cuatro hechizos de dimensiones desconocidas habían sido realizados desde uno de los rincones más recónditos de Kasuta y, encima, la situación podía ir mucho más a peor. Evitando controlar sus temblores, agarró el comunicador más cercano. Tenía que advertir a sus superiores que el enemigo había comenzado a movilizarse.



Pese a no estar herida, el cansancio comenzaba a hacer mella en Elga. El Pactado, Togul, evitaba todos sus ataques sin apenas dificultad, y sus rápidos ataques incomodaban a la general hasta el punto de que ésta comenzaba a tambalear.

- Ha sido un placer, Gran General. – Concluyó Togul avanzando y apuntando con sus espadas al cuello de una Elga, ya rendida ante él. Entre ambos, se interpuso un rayo del cual apareció Elves con su sable bloqueando la trayectoria del enemigo.

- No deberías rendirte tan rápido, Elga. – Le dijo su compañero. - Si tus hombres te vieran así, perderían el miedo hacia ti.

- ¡Cállate! – Exclamó ésta. Elves rechazó a Togul, que se vio forzado a retroceder.

- Es un placer que dos Grandes Generales vengan a por mí. – Volvió a estirar la cadena que unía sus armas. – Pero esto solo me favorece. – De inmediato, intercambio el lugar con Elves pasando a estar Togul junto a Elga. A punto estuvo el pactado de acabar con su vida si no llega a ser por los rápidos reflejos del Gran General que, gracias a la velocidad de su elemento, pudo propinarle una patada, derribándolo y arrastrándolo unos metros.

- Elga. – Susurró Elves. – No puedes pelear en tu estado. Usa el hechizo de transporte y ve a junto a mi pelotón. Mi equipo médico te atenderá al otro lado.

- ¡Ni hablar! - Gritó ésta tras gemir por las heridas sufridas. Ante la negativa actitud de su compañera, le propinó a ella también una patada que la introdujo en la runa con el mencionado hechizo, activándose y quedando así solo frente a Togul.

- Un gran gesto. – definió Togul, volviendo a entrar en escena agarrando cada espada en cada mano. - Si los míos hubiesen tenido ese mismo compromiso con la lealtad, quizás no estaríamos aquí a día de hoy. - Elves tan solo se limitó a preparar su sable y no apartar la vista de su adversario. – Prepárese, Gran General, la guerra solo acaba de comenzar. – Dijo antes de intercambiar de lugar con una hoja situada a espaldas del general, pero dejando atrás sus armas las cuales arrastró a gran velocidad. De haber impactado en Elves, muy probablemente hubiera logrado acabar con su vida. No obstante, gracias a sus rápidos reflejos, logró esquivarlos y reposicionarse, pasando a atacar usando su elemento eléctrico liberando un potente rayo de la punta de su sable pero que el pactado no tuvo reparo alguno en evitar intercambiando la posición con otro elemento del bosque.

- Esto es una lucha de aguante, quien agote primero sus energías será el perdedor. – Razonó Elves ante tal situación en la que solo podía esquivar las continuas ofensivas que se le venían encima.

- No soy estúpido, Elves. – Interrumpió Togul. – Ésta lucha, pese a no ser la planeada, es obvio que ambos sabemos de qué se trata. – En los pies de dotado del elemento rayo, comenzó a alzarse un pequeño rastro de arena que despertó el interés del general quien a toda velocidad usó un hechizo de su elemento que le permitió adoptar la forma de una corriente eléctrica y desplazarse una cantidad de metros considerable en muy poco tiempo. Ese pequeño rastro de arena pasó a ser una gran mano de arena que podría haberle aplastado con suma facilidad. - Es por eso que es necesario aplicar un factor que desequilibre el encuentro.

Kasuta || La tierra jamás fundadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora