29. What if I told you I'm a mastermind? And now your mine

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TW: Suicidio/intento de suicidio ¿?

-Este lugar es... Gigante.

-Unas cuantas ventajas de ser el hijo favorito — Alex rió.

Sasha lo mató con la mirada y cerró la puerta del coche.

Estaba emocionada, pero al mismo tiempo la nostalgia la llenaba mientras iban de camino al departamento de Alex.

Habían pasado cuatro horas de viaje en auto, y apesar de que no había sido tan malo (porque habían cantado canciones de Taylor Swift a todo volumen) las sensaciones de dejar su hogar no la habían atacado desde el momento en que bajó del auto junto con su maleta.

El edificio era gigantesco, con ventanas amplias, plantas y decoraciones caras por doquier, el lugar parecía lujoso, no... Era lujoso.

Anne agradeció haberse arreglado de una forma presentable ese día y no haber ido luciendo como si no hubiera dormido en una semana.

Además del lugar donde estaba el departamento de Alex, la ciudad en si era hermosa. Bastante grande, con varios centros comerciales y parques con lugares donde los niños solían jugar.

Sasha creía que el lugar era bonito, pero le gustaba mil veces más el lugar donde podía estar con Anne, y esa ciudad no era donde ella quería estar en ese momento.

Se había despedido de su ciudad la noche anterior, pues su recorrido junto a Anne no había sido un simple pasatiempo para perder el tiempo, Anne se iría al día siguiente, ese día solamente estaba para poder ayudarlos a arreglar el lugar donde Sasha dormiría, y que la rubia no se sintiera tan mal por estar en aquel lugar y no en la casa de los señores Waybright.

Alex cargó las mochilas de su hermana y las guió hasta la puerta de entrada. Ambas observaban el lugar, completamente fascinadas por cada mínimo detalle en lo que era simplemente la recepción de los apartamentos.

Alex saludó a la recepcionista y caminó hacia el elevador, Anne y Sasha lo siguieron rápidamente, pues se habían quedado un par de pasos detrás por haber estado observando todo como tontas.

Seguramente las personas pensaban que nunca habían visto un candelabro o arreglos más caros que uno de sus riñones.

¡Y así era!

Las bodas, los cumpleaños y cualquier celebración a la que Anne había asistido en su vida era organizada por medio de donaciones y préstamos.

¡Todas las mesas tenían centros de mesas con flores hechas de papel que seguramente su tía se terminaría llevando al final de todo!

Sasha estaba acostumbrada a aquel ambiente, pero aún así, el lugar le parecía impresionante.

-Dejen de lucir como dos niños viendo un puto pastel de cumpleaños — Alex rió — ya casi llegamos a casa, allá podrán comportarse cómo se les de la regalada gana.

-¿Entonces no me vas a juzgar si me como a tu herma...?

-¡Te voy a tirar a patadas del balcón! — Alex chilló.

Sasha y Anne soltaron una carcajada ante aquel chillido.

Alex era un obvio ejemplo de que no debes juzgar un libro por su portada.

Pues su apariencia intimidante no tenía nada que ver con aquella risa escandalosa o sus comentarios tontos sobre querer morir o tener novio para follar.

O para hacer galletas, pasear, ver Netflix.

La verdad era que el estado de ánimo de aquel chico dependía del clima.

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