Sasha observaba con pocas ganas de vivir el edificio frente a sus ojos, siempre odió los lugares con colores apagados y olor a medicina.
Así que el hospital nunca había sido de sus cosas favoritas.
Tomaba de la mano a Anne, quien se encontraba a su lado observando un papel que su psicóloga le había dado con instrucciones para conseguir el medicamento que necesitaba, pues no era algo que se solía vender en las farmacias.
La rubia se estremeció ante la sola idea de entrar al edificio de tonalidades grises.
-Ok, según esto, solo debemos entrar y entregarle este papel a la recepcionista encargada de los medicamentos, suena fácil.
-Odio estos lugares — Sasha habló — son... Demasiado grises, me dan las vibras de que están esperando a que una persona cierre los ojos y tenga su descanso eterno.
-Tal vez estés en lo correcto, pero — Anne cedió — necesitamos entrar por ese medicamento si queremos que mi transtorno alimenticio no empeore... Más de lo que ya está.
Sasha puso una mueca e intentó decir algo, pero fue callada al instante por la castaña.
-Mis traumas, mis chistes.
-Tu me matarías si hago un chiste como ese...
-Es distinto, yo soy la que no importa en esto, ¿Okay?
-No te puedo dar la razón esta vez.
-Entonces no intentes decir algo más — se retractó — eso sonó demasiado tóxico, te juro que no soy una novia nivel Chernobyl.
Sasha soltó una risa.
-Lo sé, Anne... Igualmente, me gustan los celos de posesividad — sonrió.
Anne llevó una mano a la espalda baja de Sasha y la acercó a ella.
-¿Entonces te gusta que te recuerde que me perteneces?
-Me encanta tanto como lo haces tú.
-Ay, bonita, si supieras que me traes a tus pies.
-Ya lo sé, no lo disimulas mucho.
-Que el mundo se entere que te amo.
-El mundo ardería si se entera que nos amamos.
-Entonces... ¿Hacemos arder el mundo, juntas?
-Me veo en la obligación de decirte que adoro la idea.
[🌈]
Sasha esperaba, impaciente, a que la cita de Anne con su psicóloga terminara.
Mientras tanto, se encontraba jugando a un juego de resolver asesinatos en su teléfono. Las manecillas del reloj hacían su típico ruido, anunciando que el tiempo seguía pasando de una forma lenta y aburrida.
Estaba desanimada, pues no lograba avanzar en el asesinato, pues la energía se acaba rápido y las estrellas eran difíciles de conseguir, además de que se sentía emocionada por salir con Anne hacia su casa.
Se puso de pie y guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón, recorrió el reducido lugar con la mirada, y no se vió a si misma en un lugar tan gris como una paciente.
Sus padres siempre habían dicho que los psicólogos y terapeutas eran personas que no servían para nada, personas con potencial para miles de cosas más como el marketing, la agricultura, ganadería... Trabajos triviales, pero que eran el sostén de la sociedad después de todo.
Ella siempre creyó que recibir atención médica de este tipo no era necesario.
Y para la tristeza de todos, seguía pensando lo mismo.
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Azul
Fiksi PenggemarAnne había escuchado tantas veces a cerca del amor, pero nunca creyó que lo podría encontrar. Nunca se imaginó que lo encontraría en forma de una hermosa rubia de ojos azules. El azúl se convirtió en su color favorito sin dificultad. Solo bastó un p...