Capítulo 4

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La chica caminaba hacia el campamento cuando vio a su tía, la reina, corriendo hasta ella con una cara horrorizada. Se había puesto su vestido nuevamente pero su camisón estaba tan mojado que de igual manera lo había dejado empapado. Además, su cabello iba despeinado y húmedo.

Si lo pensaba bien había sido un impulso tonto escabullirse en el bosque real e ir a nadar, pero se sentía tan agobiada en la corte desde que su padre la había enviado ahí que no se pudo resistir. Pero no contaba con encontrarse con el príncipe Jacaerys y que ocurriera todo eso que la dejó con el corazón latiendo tan rápido. Maldición, ahora se pondría nerviosa estando cerca de él y no sabía cómo poder disimularlo.

- ¿Qué ha ocurrido? - preguntó su tía inspeccionándola.

- Salí a dar un paseo y caí al agua - mintió. Sabía que los Dioses la perdonarían por eso.

- Daena - dijo mirándola severamente - ya hemos hablado de esto. No puedes salir sin compañía o sin algún guardia que te acompañe y mucho menos acá. No es digno de una chica de la casa Hightower.

La chica asintió con la cabeza pero cuando Alicent miró hacia otro lado rodó los ojos y Helaena, que la vió a lo lejos, soltó una risita.

- Lo siento tía. No volverá a ocurrir - dijo pasando sus manos por sus brazos en un intento de entrar en calor. Tenía mucho frío.

- Debes abrigarte, y tomar un baño o puede que enfermes - dijo Alicent tocando el rostro de la chica - Si es necesario volveremos hoy mismo a la Fortaleza Roja.

- No creo que sea necesario - dijo pero se quedó en silencio al ver la mirada enojada de su tía y la verdad si tenía mucho frío y le apetecía estar en la cama.

Partió directamente a que las doncellas y criadas la ayudarán a quitarse la ropa y darse un buen baño caliente, pero pensaba que todo eso sería más cómodo en la Fortaleza Roja. Sentía su cuerpo extraño y no quería enfermarse porque eso significaba estar en cama y no poder realizar sus actividades habituales, las cuales si bien eran desconocidas por todos en la corte, eran muy importantes para ella.

Sintió el agua tibia en su cuerpo y trató de relajarse pero le costaba, especialmente porque cada vez que cerraba los ojos volvía a ver a Jacaerys Velaryon mirarla fijamente estando solo a unos centímetros de ella mientras sostenía su cintura. Debía admitirlo, era un hombre guapo y seguramente podría tener a cualquier mujer que quisiera, pero eso no le quitaba sus tres peores cualidades: era engreído, tonto y tenía poder para cambiar las cosas pero no hacia nada.

Daena no solo lo aborrecía por lo que le había hecho a su primo en el ojo. Sino peque lo consideraba tonto, no porque lo fuese de verdad, sino porque no alzaba su propia voz. Todos ahí tenían tanto poder para preocuparse del pueblo y aún así preferían hacer vista gorda los problemas de las personas comunes. Incluso su tía que decía profesar tan devotamente la fe los siete.

Pero el príncipe era otro tema. Era hombre, con poder, con un dragón carajo y algún día heredaría el trono. Sinceramente nunca podría entender a los hombres que estaban en su posición y que preferían mirar hacia un lado al ver las problemáticas del reino.

Suspiró pesadamente tratando de alejar la imagen del príncipe de su mente y concentrarse en salir de la bañera, pero cada vez sentía más frío a pesar de estar en el agua caliente.

...

Viserys había vuelto lo antes posible al campamento luego de que su esposa enviara a un mensajero pidiendo que volviera urgente.

- ¿Qué ocurre? - preguntó cuando la vio.

Estaba parada frente a él y tenía a todo el mundo corriendo y guardando cosas al rededor. Lo miro nerviosa mientras mordía sus uñas.

- Es Daena - explicó - debemos volver a la Fortaleza Roja.

Él la miro sin entender.

- Salió sin permiso de nuevo, ha caído al agua y está haciendo temperatura según me han dicho - lo miro preocupada.

- ¿Al agua? ¿Cuándo? ¿Dónde?

- En el bosque real mientras ustedes estaban de cacería.

Viserys la miró confundido, él había estado ahí y no había visto nada más que un caballo.
El caballo de Jacaerys.

Pestañeo varias veces tratando de no pensar mal de su nieto, pero justo en ese momento lo vio dirigirse a él mientras caminaba al lado de su caballo que llevaba de las cuerdas. Tenía un aspecto extraño, el cabello desordenado y la ropa desacomodada ¿Qué significaba todo eso?
Su esposa suspiró enojada porque el Rey la estaba ignorando y se alejó de ahí.

- Jace - lo saludo mientras lo miraba entregar el caballo a un hombre para que se lo llevara - ¿dónde estabas? Hemos visto tu caballo solo.

- Si, eh, yo creí ver al ciervo y preferí acércame caminando - no lo miró a la cara - No lo alcancé, lamentablemente.

- Comprendo - dijo mirándolo de arriba a abajo.

- ¿Ocurre algo? - preguntó el chico tratando de evitar el tema. Estaba muy nervioso por mentirle a su abuelo.

- Es Lady Daena ¿se conocieron, verdad? La sobrina de Alicent - explicó su abuelo y Jace levanto la cabeza de golpe ¿le había ocurrido algo?

- Si, nos han presentando - dice nervioso.

Era el peor ser humano, la había dejado sola y algo le había ocurrido. Debería haberla acompañado de vuelta sin importarle lo que pensaran lo demás si los veían juntos.

- Cayó al agua - lo miro seriamente - en el bosque real.

Jace tragó saliva nervioso.

- ¿Ella está bien? - sintió que sus manos le sudaban.

- Estará bien, tiene algo de fiebre y Alicent se ha puesto histérica - le explicó - es mejor volver a la fortaleza.

El chico asintió y se alivió de saber que no le había ocurrido nada malo a la chica.

- ¿Tu no la haz visto por en el bosque verdad? - le preguntó su abuelo.

Él solo negó con la cabeza.

- Está bien, ve por tus cosas - le dijo y el chico hizo una inclinación de cabeza y comenzó a caminar en la dirección contraria - Jacaerys - lo llamó - cámbiate  de ropa, la que tienes aún esta húmeda.

Y el chico solo pudo sentir como el color invadía su rostro y caminó a paso más rápido alejándose del hombre que lo miraba levantando las cejas. ¿Ahora que haría?

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Un capítulo algo corto pero en la noche subiré otro

Dutty | Jacaerys Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora