Capítulo 43

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Habían pasado semanas desde que dejaron Winterfell y el ejercito del norte avanzaba a una rápidez que ninguno se había imaginado. Aún así los norteños no estaban muy felices por ser arrastrados hasta el sur. Se quejaban del clima, de los caminos y por sobretodo se quejaban de las personas que se habían unido a ellos en el Valle y en las tierras de Los Ríos. Sin embargo, parecía que tener a un dragón con ellos en todo momento los mantenía a raya y les hacía recordar que debían obediencia a Cregan como Guardián del Norte y a Jacaerys como príncipe heredero.

Daena por su parte intentó algo más inteligente que el miedo que causaba el dragón de su esposo. Conocía su carisma, y sabía como manejarlo, así que en lugar de quedarse dentro de una carpa o mantenerse alejada de esos hombres, participaba de las reuniones, conversaba con ellos y les preguntaba sobre sus vidas, sus hijos, sus esposas y sus familias. Y así los hombres de ese ejercito que habían conseguido quedaron encantados con la princesa, y comenzaron a respetarla tanto a ella como a Jacaerys. Porque Daena sabía que el respeto y las lealtades ganadas por miedo se podía combatir facilmente, pero el respeto y las lealtades ganadas con inteligencia y con lazos reales eran difíciles de derrumbar.

Cuando llegaron al Valle, Lady Arryn les entregó un mensaje de Lucerys donde les indicaba que su misión resultó bien y que se encontraba marchando hacia Desembarco del Rey para reunirse con ellos y asediar la ciudad. Reid le solicitó a Jace que por favor lo dejara ir con ellos, insistiendo en que Lady Arryn lo obligaba a comer cuando él ya no tenía hambre, pero Jacaerys se negó tajantemente e intentó explicarle que sería algo peligroso.

- No es que no quiera llevarte - le dijo poniéndose a su altura - Pero será peligroso, estarás a salvo acá y cuando todo lo malo pase Dae y yo vendremos a buscarte y te llevaremos con nosotros.

- ¿A dónde? - preguntó el pequeño con los ojos llenos de lágrimas.

- A nuestro hogar - le dijo acariciando su cabello - ¿Te gustaría vivir con nosotros cuando esto termine?

Los ojos del niño se iluminaron por completo, llenos de esperanza.

- ¿Cómo una familia de verdad? - preguntó rápidamente.

Jacaerys miró a Daena quien estaba a un costado tomando la mano del niño, ella también lo observó fijamente sin saber qué decir. Nunca habían hablado de qué papel tendría Reid en sus vidas, pero ambos sabían que no querían por ningún motivo que estuviera fuera de estas. No querían que nadie más lo educara, ni que viviera en otro lugar que no fuera donde ellos estuviesen. Si eso no era una familia ¿entonces qué era?

- Si Reid, como una familia. Como la familia que somos Daena, tú, yo y otro pequeño que pronto llegará - le dijo Jace mientras lo alzaba en sus brazos.

- ¿Por te llegará después? - preguntó él confundido.

- Es que se demora en llegar un tiempo - intentó explicarle, y aunque Reid no entendió asintió con la cabeza.

Él niño lo observó por un momento, quizás dudando si preguntarle lo que tenía en mente. Luego observó a Daena y se mordió el labio intentando reprimir la pregunta que quería realizarles a ambos.

- Si... - dijo pero se arrepintió de hablar cuando ambos lo miraron y tímidamente se abrazó al cuello de Jace y escondió su cabeza ahí.

- ¿Qué ocurre? - dijo Daena mientras se acercaba a él y acariciaba su cabello.

- Si somoz una familia de verdad, ¿yo puedo... puedo... llamarlos mamá y papá? - preguntó tímidamente.

La pregunta tomó por sorpresa a ambos, y ninguno dijo nada por un momento mientras el niño los miraba a los dos con unos ojos llenos de esperanza. Pero ambos suponían que a fin de cuentas eso estaban siendo, serían los padres de ese niño en todo lo que importara. Lo cuidarían, le darían amor, educación, contención, seguridad, un hogar y una familia. ¿No era eso lo que hacen los padres?

Dutty | Jacaerys Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora