Daena se sentía fatal. Odiaba estar en cama sin poder moverse y tenía mucho frío. No creía tener fiebre tan alta la verdad, pero su tía Alicent era tan histérica que había hecho un escándalo y en la Fortaleza Roja solo se hablaba de eso. El gran maestre aún no la visitaba, pero pronto lo haría. Aemond le había dicho que él mismo lo traería. Además, necesitaba enviar un mensaje pronto para explicar porque se ausentaría de sus actividades habituales durante la noche, pero no había tenido oportunidad de estar a solas con su doncella para decírselo.Había pasado bastante tiempo desde que le habían dicho que el Gran Maestre la visitaría y ella comenzaba a estar aburrida. Miraba el techo sin saber que hacer. Pero solo podía pensar en una cosa, el príncipe Jacaerys. ¿Estaría igual de enfermo? No había escuchado nada de eso, pero si ella había cogido un resfriado, seguramente él también. Se lo imaginaba en su cama recostado, tapado hasta las orejas y siendo un completo histérico en torno a su salud. Quejándose de todo, pero tratando de hacerse el fuerte. Ella nunca lo admitiría en voz alta, pero la imagen se le hacía bastante tierna.
En otra habitación de la Fortaleza Roja, el príncipe Jacaerys caminaba nervioso por sus aposentos. Había escuchado que Lady Daena estaría varios días en cama, tratando de mejorarse. Y estaba preocupado por cómo estaba. Además, necesitaba advertirle que su abuelo sabía que habían estado juntos en el bosque real, y que en caso de que alguien más lo supiera, era necesario negar cualquier tipo de relación entre ellos.
Suspiró pesadamente, sabiendo que lo que haría era una estupidez, pero de igual manera salió de su habitación por el pasadizo secreto que había tras la chimenea. Su madre les había enseñado eso a él y a Luke cuando aún vivían en la capital, por si algún día se encontraban en peligro y necesitaban escapar, les había dicho.
No sabía dónde estaba la habitación de Lady Daena, pero se imaginaba que podía estar cerca de la de Helaena. Lo más importante era evitar a los guardias y sabía cómo hacerlo. Cuando se acercó al lugar vio a Ser Arryk, uno de los siete guardias juramentados, cuidando dos grandes puertas.
- Ser Arryk - lo saludo.
- Mi príncipe - dijo este extrañado de que el joven estuviera ahí.
- ¿Sabe si la princesa Helaena aún está despierta? Me gustaría que me prestara un libro - dijo mintiendo, no quería hablar con su tía pero necesitaba estar seguro que la otra puerta que el hombre cuidaba era la de la habitación de la chica que estaba buscando.
- Ya se ha ido a dormir - dijo el guardia real.
- Comprendo - y miró la otra puerta - ¿de quién es esa habitación? - preguntó con curiosidad tratando de parecer inocente.
- De Lady Daena, alteza.
- ¿Cómo está ella? Supe que está enferma - preguntó con curiosidad.
- Creo que está mejor o al menos eso dijo la Reina.
- Gracias a los siete - dijo Jacaerys - que tenga buena noche Ser.
Y sin más se alejó unos cuantos pasos para esconderse tras un pilar y poder observar a lo lejos. Cuando se cercioró de que no estuviera nadie más en el lugar se acercó a una de las armaduras que había cerca y las empujó con el pie generando un gran estruendo.
- ¿Quién anda ahí? - gritó Ser Arryk.
Jace salió corriendo en dirección contraria y cuando volvió a estar frente a la puerta de la chica ya no había ningún guardia frente a esta. Tocó rápidamente pero nadie contestó, así que decidió sin más abrir la puerta y cerrarla rápidamente tras él antes de que alguien lo viera.
La chica, que estaba en su cama, se sobresaltó y casi pega un grito.
- ¿Qué carajos? - dijo enojada mientras se levantaba de la cama.
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Dutty | Jacaerys Velaryon
Fanfiction"- Usted no comprende, mi Lady - dijo el chico acercándose a demasiado a la chica - Me han educado para actuar con honor y para cumplir mi deber, pero cada vez que la veo siento salir a la luz los deseos más profundos de mi corazón - y susurrando en...