"- Usted no comprende, mi Lady - dijo el chico acercándose a demasiado a la chica - Me han educado para actuar con honor y para cumplir mi deber, pero cada vez que la veo siento salir a la luz los deseos más profundos de mi corazón - y susurrando en...
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One shot: Daylight
Segunda parte
Una vez creí que el amor sería rojo ardiente, pero es dorado como la luz del día.
Theron Mares sabía que era un bastardo desde siempre. Nunca conoció a un padre, eran sólo su madre, su hermano gemelo y él. No tuvo una infancia fácil, vivían en una sola habitación con su hermano y su madre, habían veces en las que tenían muy poco para comer y por las noches ambos niños debían quedarse encerrados en el lugar mientras su madre salía a trabajar.
Él no sabía lo que hacía para ganarse la vida, sin embargo, notaba cuando llegaba golpeada, cansada o con los ojos llorosos. Theron trataba de hacerla reír y la abrazaba para quitar la tristeza de sus ojos. Su hermano Brandon, en cambio, que siempre pareció más serio y maduro que él, parecía saber qué hacía su madre y se limitaba solo a observarla cuando volvía.
Nunca comprendió bien a su hermano, pero lo quería. A los ocho años este le confesó que tenía sueños que a veces se cumplían. Él no entendió muy bien a qué se refería hasta que le contó que uno de esos sueños incluía al padre de ambos.
Lo había visto claramente. El día del onomástico del Rey. Un venado, los colores negro y amarillo, ellos cerca a la Fortaleza, sería el lugar donde conocerían a su padre.
Theron lo ánimo a que ese día debían estar cerca de la Fortaleza, aunque su madre no les permitía salir muy a menudo, diciendo que era peligroso. Brandon dudó un poco, siempre parecía asustado por sus sueños, como si lo perturbaran. Pero Theron no quería perder la oportunidad. Siempre había soñado con que su padre sería un caballero que tuvo que dejarlos a ellos y a su madre para ir a una batalla, pero que volvería a salvo y cuidaría de los tres.
Así que convenció a su hermano, debían ir.
Su madre estaba cansada y dormía. Era usual que volviera de su trabajo por la mañana y durmiera bastante tiempo. Así que ambos niños aprovecharon para salir de su modesta habitación con sigilo.
El lugar estaba repleto de guardias de la ciudad, y además mucha gente se había aglomerado para tratar de ver a los grandes Señores de los Siete Reinos que acudían por el onomástico del Rey Viserys Targaryen. Ellos a penas eran unos niños y no sabían que hacer o dónde ir, y el sueño de Brandon no era tan claro como para saber donde se encontrarían con su padre o cómo sería este.
Trataron de escabullirse entre las personas pero al ser más pequeños los empujaban constantemente. Hasta que finalmente pudieron estar adelante y lo vieron: un estandarte negro y amarillo con un venado en el centro. Baratheon, leyeron los dos.
A pesar de que vivían en el lecho de pulgas, su madre sabía leer y escribir y los había educado lo que más podía en esto. Aunque nunca serían tan buenos leyendo o escribiendo con los nobles, ambos se manejaban bastante bien.