Linaya se despertó como todos los días desde que había llegado a otro mundo, no recordaba los días, todos eran iguales, todos eran días, todos tenían una uncia diferencia, y era que cada vez menos personas llenaban el patio, cada vez se reducían, primero eran miles, luego solo cientos, eventualmente solo fueron docenas, y ahora Linaya era la única en su pasillo del calabozo, donde cada mañana le hacían un chequeo médico, y cada mañana la llevaban al patio donde se reunía con los que quedaban. El día de ayer eran poco más de cuarenta, ¿cuántos quedarían ese día?
Ese día no empezó diferente.
Le dieron la comida, le hicieron el chequeo médico en su solitario pasillo de celdas vacías, y cuando toco la hora de ir al patio, la condujeron por un lugar diferente, hasta llegar a un jardín lleno de plantas y el aroma a las flores, rodeado de un pasillo abierto que tenía vistas a una ciudad, una enorme ciudad con grandes chimeneas que vomitaban humo al cielo.
Dejándola junto a una treintena de personas, repartidos entre adolescentes y niños, los primeros casi adultos, los segundos casi adolescentes. Todos miraron expectantes, buscando saber que pasaría con ellos, mientras los guardias con armaduras esperaban en las puertas.
Finalmente, un hombre que estaría a mediados de sus veintes, con gafas redondas y el cabello peinado hacia atrás, se paró frente a ellos usando una camisa, pantalones de cuero, una chaqueta azul abierta, un instante después, se elevó por el aire debido a que la tierra misma del jardín, se reunió y formo un montículo para elevarlo.
—Yo soy como ustedes —dijo en un perfecto inglés, a Linaya se le hizo agradable y familiar reconocer una lengua de su mundo, pues pese a entender la de ese, le seguía pareciendo extraña, incluso alienígena—, hace siete años fui tomado de nuestro mundo natal. Fue un proceso diferente al que los trajo a ustedes, así que estaba solo.
»Pero gracias al cuidado y el valor de quienes me trajeron, descubrí que tenía un rol que cumplir, que fui elegido por mi poder para ser algo más, para proteger este país y a sus habitantes de terribles peligros ¿quién no está dispuesto a hacer sacrificios por proteger a otros? Se que yo y todos ustedes están dispuestos a hacerlo, que una vez entiendan todo el contexto, estarán orgullosos como yo de servir a este país y sus gentes.
»No diré mentiras, y ciertamente se los ha tratado a todos ustedes con dureza, pero ninguno puede decir que ha sido un proceso injusto, ha sido duro, pero ha sido justo, solo los más fuertes y dispuestos a luchar, han sobrevivido hasta conformar a este grupo de treinta —Linaya noto como algunos querían hablar pero las palabras no salían de sus bocas en movimiento—, a partir de ahora, se les tratara como soldados, soldados destinados a convertirse en los héroes de este mundo, pero solo un puñado de ustedes lograra superar las pruebas que les esperan. De tener éxito, se les tratara como celebridades de nuestro viejo mundo, y descubrirán que se pueden encontrar incluso mayores placeres aquí que, en nuestro otro mundo, pero de fallar, serán destinados a puestos menos gloriosos, algunos de ellos nada envidiables, pero tendrán la oportunidad de vivir buenas vidas.
El sujeto bajo del montículo, y sin decir una sola palabra, se dirigió a la puerta mientras todos le miraban desconcertados, negándose a seguirlo, victimas del aura que emanaba aquel sujeto.
«Pero... —empezó a pensar Linaya, apenas lo bastante valiente para atreverse a pensar—, ¿qué sucedió con los que no llegaron hasta aquí?
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Batalla de héroes.
FantasyEl ser autoproclamado como: Dios. Los secuestro y los envió a otro mundo. En un mundo de muerte y guerra, en el eterno girar del destino, sin comienzos ni finales, un grupo de seres proclamándose como dioses, juegan con un sin numero de razas para...