—Bien, muéstrame que has aprendido.
Ante las palabras de Arrine, Linaya tomo la vara de metal en sus manos, y canalizando su Aura, formo la hoja de una espada llameante de color rojo y blanco en torno a esta. La vara hacía de conducto y recipiente al mismo tiempo, dejando al Aura salir como los quemadores de una estufa, solo que más rápido y con algo más peligroso que el fuego.
Linaya respiro profundo ajustando el Aura que escapaba por la vara, hasta que esta asemejo la figura de una espada hecha de fuego rojo, con las llamas revolviéndose salvajes, dejando la barra negra en el centro, el Aura pasaba de un tenue rosado a un intenso carmín en los bordes. Visto rápido y dicho con prisa, parecía una espada sólida.
Con la vista en su objetivo, lanzo un corte contra el muñeco de pruebas que tenía justo en frente, cortándolo sin problemas, antes de cambiar la forma del Aura sobre la vara de metal, formando la hoja de una guadaña en la punta, con la misma apariencia que la espada, rosado pálido cerca de la vara y de un oscuro carmín en la punta, Linaya giro sobre sí misma, lanzando un corte que decapito otros tres muñecos.
Arrine, que esperaba con los brazos cruzados, apoyada contra un muro del campo de prácticas, abrió mucho los ojos, al parecer no esperaba que Linaya lo lograra.
«Te dije que conseguiría darle forma yo misma», quiso decir Linaya, pero se guardó el comentario. La última semana desde que volvieran del campo de batalla, la había pasado practicando en su cuarto día y noche, sin salir ni ver a nadie, decidida a lograr resultados mejor que óptimos, para impresionar a su nueva maestra y capitán de la tercera división de la compañía mercenaria; Espada alada.
—Lo admito, estoy impresionada —dijo Arrine al cabo de un momento antes de acercarse caminando—, tienes la sutileza de un oso borracho, pero dominar el Aura tan rápido es de prodigios.
—Soy muy lista, te lo dije.
—Y ahora te creo.
—¿Entonces que sigue ahora?
Arrine comenzó a reír.
—Originalmente, pensaba empezar con las bases de lo que acabas de hacer, si es que demostrabas dominar el darle forma al Aura —comenzó a explicar al poner los brazos en jarras—, pero viendo tus resultados, acabas de romper todos mis esquemas de entrenamiento. Así que tomate los siguientes días libres, conoce el lugar y toma algún trabajo local si necesitas dinero, siempre hay un granjero o dos que tiene problemas con sus granjas o una fábrica que necesita seguridad adicional.
»En el tablón de anuncios suelen aparecer los nuevos trabajos.
—¿Cuándo empezamos?
—Te acabo de decir que descanses.
—Estoy corta de dinero.
—Ve y toma un trabajo sencillo.
—Por eso mismo, cuanto tiempo tengo disponible.
—Hum, tres días, en tres días tendré planificado otra vez tu entrenamiento, esta vez acorde al talento que me acabas de mostrar.
—Bien, estaré a la espera.
Pasando por el pasillo hasta llegar a la recepción de la compañía de mercenarios, Linaya adopto el mismo semblante duro e indiferente que usaba desde que llego. Sin embargo, los mercenarios afiliados a la compañía, en especial los más veteranos, eran hombres y mujeres que reían, bebían y jugaban juegos de mesa, mientras disfrutaban despilfarrando sus ganancias, en comida y buen alcohol, además de ropas extravagantes y coloridas. Y no era de menos, pues todos ellos, no importaba su poder, podían morir en su próximo trabajo, cosa que se evidenciaba en que pocos en la compañía, superaban los cuarenta años, y por lo general, a esa edad ya eras oficial dentro de alguna unidad.
«Escolta de tres días a ciudad Gabril, vigilancia de almacenes contra pandilla "Los dedos" —leyó Linaya en el tablón de anuncios, donde los trabajos menores eran colgados, las guerras y el desligue completo de batallones o divisiones, eran algo que solo los oficiales en jefe de la compañía convocaban—, cacería del monstruo desconocido, granjas del poblado Pulún, apodado; Chupa tutéanos. Objetivo principal: Identificar la amenaza. Objetivo secundario: Dar caza a la amenaza. Pago entregado por los granjeros»
—Hum, ridículo.
Tomando el anuncio sobre él; Chupa tuétanos, Linaya se dirigió al mesón de la recepción, a tomar el trabajo. La única forma de que se lo negaran, era que si fallara pusiera en entredicho la reputación de la compañía, de modo que Linaya podría ir a cazar al bosque, experimentar con su Aura, y llevarse una jugosa paga extra por riesgos desconocidos.
—Bien, la comisión de la compañía es del diez por ciento —explico el encargado de la recepción, un hombre con traje y una cicatriz de garras que le cruzaba a un costado de la cabeza—, al ser una bestia no reconocida, queda a tu criterio cumplir o abandonar el trabajo.
—Perfecto. Y necesitare un libro sobre monstruos.
—Ve en la biblioteca. Tercera planta, la puerta al fondo.
—¿Y si los granjeros no quieren pagar?
—Usa tu imaginación.
—Gracias.
Metiendo las manos en los bolsillos de la chaqueta, Linaya subió hasta la biblioteca, un cuarto con viejas estanterías y libros sobre plantas, mantenimiento de equipo y temas similares, que pocas personas usaban. Tomo un libro sobre criaturas carnívoras, y se dirigió al comedor en el primer piso, donde pidió una jarra de cerveza con sus cada vez más exiguas ganancias, y se dedicó a buscar alguna criatura que chupara tuétanos o algo parecido.
Una criatura que recordaba vagamente a un escarabajo, del tamaño de un niño pequeño, era un buen candidato, pero resultaba que solo vivía en cementerios y era carroñero. Otra que era definida como un amasijo de carne licuada, que absorbía los huesos de sus víctimas, desgarrando la carne y órganos para obtenerlos, fue una fascinante revelación, sin embargo, esa criatura no dejaba huesos, como para ser llamada; Chupa tuétanos.
Una jarra de cerveza más tarde, Linaya ya había revisado todo el libro, y sus opciones se reducían, a una especie de pájaro, una criatura que era el hijo bastardo del amor prohibido de una rata con un sapo (cuya solución al verse acorralada era explotar), y una suerte de pez terrestre con patas de araña. Todas esas descripciones eran la forma de Linaya, de darle una forma razonable a las criaturas que veía en las ilustraciones, con sus conocimientos de la tierra, aun que para ella era claro que nada de eso era válido, pero al menos sacaba algo en claro de todo eso. Necesitaría atacar a distancia.
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Batalla de héroes.
FantasiaEl ser autoproclamado como: Dios. Los secuestro y los envió a otro mundo. En un mundo de muerte y guerra, en el eterno girar del destino, sin comienzos ni finales, un grupo de seres proclamándose como dioses, juegan con un sin numero de razas para...