ME CAES ALGO BIEN

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Hoy los chicos tienen entrenamiento así que espero a mi padre para ir a la ciudad deportiva.

- venga vamos que ya llegamos tarde.

- ¿Hay que pasar por la masía?- pregunto interesada

- ¿No por?

- No porque como siempre tenemos que ir a buscar a alguien...

Llegamos a la ciudad deportiva y como siempre hay un montón de periodistas, mi padre baja la ventanilla como ya es habitual.

- vega vega, el otro día te vimos con gavi de noche- me grita un periodista poniéndome un micrófono en la cara. Esto hace que mi mente vuelva a esa noche. No me puedo quitar de la cabeza a ese tío, como me besaba, como me tocaba, solo de pensarlo me dan escalofríos-. ¿Sigue sin haber nada entre vosotros?

- Si, sigue sin haber nada- digo riendo.

Entramos dentro y bajamos del coche y nos adentramos al campo.

- ¿Cómo que por la noche con gavi?- me pregunta mi padre.

- Si, me bajo la regla y me encontraba bastante mal y el se aburría asique ansu nos dio las llaves de su casa y nos fuimos a dormir.

- ¿Y no os matasteis de camino?- me pregunta riendo

- Sorprendentemente no.

Recuerdo como gavi me ayudó, como me calmo, como se quedó conmigo cuando le pedí que no me dejase sola. Se lo agradezco de corazón. A partir de ese día me cae un poco mejor.

Llegamos al vestuario y mi padre va con los chicos y yo con los fisios. Al rato aparece gavi para su sesión para el tobillo.

- Hola, ¿Cómo estás?- me pregunta rascándose la nuca.

- Bien ¿y tu?

- Bien, aquí vengo a por mi sesión para el tobillo.

- Pues vamos a por ello-le digo da do unos toquecitos a la camilla indicándole que se siente.

Saco las cosas necesarias para su masaje y empiezo a tratar su tobillo para que así el partido de este finde le juegue sin problemas. Y este si que quiero que le juegue, que el otro también, pero en este voy ha hacer todo lo posible por devolverle el favor que el me hizo.

Llevo pensando desde el otro día en como darle las gracias, buscando el momento y el lugar adecuado. 

Estando los dos solos aquí, puede ser un buen momento, ya que rara vez nos vemos fuera de las instalaciones.

- oye- comienzo a decir.

- No hace falta-me dice cortándome- lo se.

- No de verdad-le digo mira dile a los ojos-. Muchas gracias por lo del otro día, se que no nos llevamos bien pero el otro día te portaste genial conmigo. Te quedaste conmigo en todo momento incluso cuando te pedí que no me dejases sola para dormir. Te lo agradezco mucho- digo mientras se me aguan los ojos solo de recordarlo.

- No me las tienes que dar- me dice-. En el fondo no te tengo tanto asco. Incluso podría decir que me caes algo bien.

- Tu a mi también me caes algo bien Pablo.

El se acerca y me limpia la lagrima que se me había caído, seguidamente me acaricia la cara.

- No vuelvas a llorar por algo así, no le des el gusto a ese cabron.

- No puedo evitarlo- digo agachando la cabeza.

- Tienes que intentar olvidarlo- me dice

- No se si podré.

- Igual necesitas a alguien que te ayude- me dice.

- No necesito a nadie por ahora, quiero intentarlo yo sola- digo separándome de él y continuando con el masaje.

Desde ese día no puedo parar de pensar en ese cabron. Pero no es lo único que me quita el sueño. A todo eso se le suma "el", como me cuido, como me protegió, como le pego un puñetazo al cabron ese por mi. No se porque lo hizo, ni porque no puedo para de pensar en el

Porque te gusta.

Quiero pensar que es por el énfasis del momento, que se me pasará cuando consiga olvidar esa noche.

Quieres olvidar esa noche y a ese cabron, pero no a Pablo.

- Ya estás. Lo tienes mucho mejor, tienes muy poco hinchado el ligamento.

- Muchas gracias, ¿eso significa que podré jugar el sábado?- me pregunta

- Esta vez si pablo, esta vez si.

- Gracias navegante.

- ¿Navegante?-pregunto riéndome.

- Si, na-vega-nte. Navegante- dice repitiendo de nuevo y riéndose. 

- Está bien - digo riendo y negando con la cabeza-. De nuevo gracias.

- Gracias a ti, por dejar mi tobillo como nuevo.

- Antes me hubiese dicho que yo te hubiese dejado peor.

- Bueno, la gente cambia- me dice sonriendo.

- Venga anda que mi padre os va a echar la bronca-le digo sonriendo.

Los chicos sales al campo y yo me quedo recogiendo las cosas que he estado usando antes de salir. Cuando llegue me encuentro a todos los chicos quejándose de que mi padre les está matando en el entrenamiento de hoy.

- Tu padre se está cebando con nosotros- dice pedri al pasar por mi lado.

- No seas exagerado-me río.

- Es verdad, yo me quiero morir ya- dice Ferran

- Dar las gracias que os entrena el, que si lo hiciese yo os ibais a quejar por algo- digo riendo y cruzándome de brazos.

- No no- oigo una voz ahogada llegando hacia nosotros-. Como vaya en relación a la mala leche que tengas prefiero no saberlo.

- Cuando os lo he hecho yo pasar mal tío Sergio- digo riendo.

- Nunca mi niña pero la curiosidad mato al gato- dice apoyando las manos en sus rodillas del cansancio.

- Me parece una buena reflexión.

- Un día dejare que ella dirija la sesión de calentamiento y veréis que soy un santo y me rogareis que vuelvan mis ejercicios- dice mi padre apareciendo detrás de mi. 

- No creo que sea para tanto- dice pablo apareciendo de la nada con esa sonrisa de chulo muy habitual en el.

- No me pongas a prueba gavira- digo igual de chula que el.

- Gavi, yo que tu me callaba- dice pedri riendo.

- Que va, yo quiero ver de que es capaz la mini-mister- me mira con cara chulo y me guiña un ojo.

- ¿La minimister?- pregunta mi padre riendo.

- Si- dice Ferran-. Sois una copia asique vega es la mini-mister. Y encima si la vas a dejar entrenarnos, para que queremos mas- ríe.

- Que esto no es balonmano guapa- me dice gavi.

- Ya, por eso no os daré tanta caña, no lo aguantaríais- digo vacilona.

- Eso ya lo veremos- ríe.

Los chicos acaban de entrenar y se meten en el vestuario para ducharse. Yo mientras me quedo hablando con mi padre sobre si me dejara entrenarles un día.

La verdad que me encantaría, les daría muchísima caña para que supiesen lo que es bueno. Les pondría una sesión de físico que al acabar se echaran a dormir como bebes.

Después entro en la sala de fisios para hacer los masajes necesarios a los chicos y cuando acabo espero a que mi padre salga para poder marcharnos a casa.


ENTRE LOS PIES Y LAS MANOS; pablo gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora