TU PADRE ME MATA

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Estábamos en el ascensor del hotel de camino a mi habitación y nos besábamos con pasión, con fuerza, como si nos necesitásemos desde hace mucho. Las puertas se abren, pero nos da igual, no nos separamos

Cuando nos decidimos a salir nos vamos chocando con casi todo, pero nos sigue dando igual, lo único que no queremos es dejar ese beso. Me doy la vuelta para abrir la puerta de la habitación, pero se me esta complicando porque pablo no dejar de darme besos en el cuello y yo no hago otra cosa que estremecerme, es mi punto débil.

- Para, si no, no podré abrir la puerta y ahora mismo no creo que quieras que eso suceda.

- ¿Y porque piensas eso?

- Por esto- digo a la vez que pongo mi mano sobre su miembro, notándolo duro, muy duro.

El solo emite un sonido, una especie de gemido, que hace que yo me moje más de lo que ya lo estoy.

- Vamos Vega, abre esa puerta de una maldita vez o acabare tirandola abajo.

Al entrar me tumba en la cama mientras sigue dándome besos por todo el cuerpo.

Yo abro las piernas, las enredo en su cuerpo y le atraigo a mí.

- Vega por dios- dice casi en un gemido y levantando la cabeza.

- ¿Qué pasa no te gusta? - digo poniendo cara de niña inocente.

- No me pongas esa cara.

- ¿Cual? - repitiendo la cara para ver su reacción.

- Vega joder- dice más excitado que antes-. O me paras ahora o creo que ya no hay vuelta atrás.

- Entonces, ya no hay vuelta atrás- digo pegándole de nuevo a mí para seguir besándole.

El coge mi cuerpo y me da la vuelta haciendo que yo quede encima suyo, justo encima de su miembro, volviendo a notar lo excitado que esta. El masajea mi culo a su antojo, y yo le dejo.

- Este maldito vestido lleva toda la noche poniéndome malísimo- dice bajándomelo poco a poco, casi torturándome.

- Mucho has tardado en quitármelo entonces.

Seguimos desvistiéndonos poco a poco, pero con mucha lujuria y pasión. Casi torturándonos.

Toca mis pechos y mi culo a su antojo haciendo que no pueda parar de estremecerme. Recorro sus pectorales con mis dedos y hago un camino de besos húmedos hasta su cuello notando como se le eriza la piel.

Se levanta de la cama y se acerca a su pantalón para sacar su cartera y coger un condón.

Se lo pone y se coloca encima de mí, justo en mi entrada.

- ¿Estas segura de lo que vamos a hacer?

- No la verdad, pero yo ya no puedo parar, ¿Tu?

- Tampoco. Ni puedo, ni quiero.

Se acerca más a mi haciendo que yo gire los ojos y emita un gemido del placer que me está produciendo tenerle dentro.

Comienza moviéndose poco a poco, pero el ansia que tenemos los dos hace que comience a moverse más rápido.

Nuestros cuerpos chocan haciendo un ruido que junto con nuestros gemidos es música para los oídos.

Comienzo a notar como una electricidad sube por mi interior, sabiendo que estoy preparada para correrme. El empieza también a estremecerse a la vez que mis paredes se contraen haciendo que a los pocos segundos los dos lleguemos al orgasmo.

Él se separa de mí y va al baño a quitarse el condón.

Mi mente de repente empieza a ser consiente de que me acabo de tirar a unos de los jugadores de mi padre y no puedo evitar pensar que la he cagado

- ¿Qué cojones hemos hecho? - digo mientras me pongo el tanga y el sujetador a la vez que el aparece por la puerta del baño.

- No lo sé, pero prefiero pensarlo ya mañana- dice mientras recoge sus cosas y se encamine a la puerta.

- Quédate- digo haciendo que se gire y me mire sorprendido.

- ¿Estas seguras?

- Necesito dormir, y por mucho que intente hacerle creer a la gente que lo hago, veo que contigo no lo consigo. Y como cuando te quedas conmigo consigo dormir...- digo bajando la cara avergonzada.

- No te sientas avergonzada por pedir ayuda Vega- dice levantando suavemente mi cara para mirarle-. Estoy encantado de quedarme aquí contigo y conseguir que duermas.

- Gracias Gavi- digo mirándole a los ojos-. De verdad.

- Te dije esa noche que estaría contigo en todo momento, y aquí estoy- dice haciendo que de mi rostro salga una tonta sonrisa y unos coloretes bastante notables.

- ¿Sabes que como se entere mi padre de que estas aquí te matara verdad?

- Me preocupa más que sepa que me he tirado a su hija- dice haciendo que me ría, pero sabiendo que es verdad.

- Hasta mañana Pablito- digo dándole un beso en la mejilla dejándole un poco más confundido.

- Que no me llames...

- Si, que no te llame pablo- digo sonriendo y dándome la vuelta y echándome en la cama a la vez que me tapo.

Noto que el hace lo mismo y al poco se que se ha dormido. En cambio yo, mientras intento coger el sueño, le doy vueltas a lo que acaba de pasar intentando encontrar una razón por la que arrepentirme y hacer que esto no se vuelva a repetir, pero por más que lo hago, no la encuentro. Y en el fondo, me alegra. Pero a la vez me acojona porque lo que estoy empezando a sentir por este chico, creo que ya no lo puedo parar.

Al poco mis parpados empiezan a pesar y segundos despuésdejo que el sueño me venza, porque realmente lo necesito.

ENTRE LOS PIES Y LAS MANOS; pablo gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora