Todo estaba confuso, o al menos, así lo siente Leonardo al despertar, siente que hoy sería uno de esos días extraños, uno donde algo no parece encajar. Lo sabe cuando ve a Miguel Ángel entrar a su cuarto para decir que debían desayunar, la diferencia de este día, comparado a otros, fue su entusiasmo.
No fue el mismo de siempre, no fue ese Miguel Ángel entusiasta, ni lleno de vida que usualmente lo despertaba por las mañanas.
Fue extraño. Y Leonardo sabe entonces, que definitivamente este día, sería diferente.
También lo supo cuando llegó a la cocina. Lo notó cuando sus hermanos apenas lo miran. Un ambiente frío y distante se siente.
—Buenos días. – Saluda, sin embargo, el rostro decaído de sus hermanos lo hacen sentir culpable aún sin saber porque estaban así. —¿Ocurre algo?– Pregunta totalmente ajeno a lo que parece ocurrir en ese momento.
Eran sus rostro decaídos y sus semblantes serios los que le decían que definitivamente algo no andaba bien.
Tal vez, Leonardo debería recordar que algo importante sucedió anoche, o tal vez solo debía esperar a que ellos se lo dijeran.
No, él debería de darse cuenta de ese feo sentimiento que tiene en el pecho que comienza a crecer poco a poco.
Pero Donatello solo niega volviendo a echarse café en su taza. Miguel Ángel hace una mueca, es la tercera taza de café, y, aún estando en contra, Donatello lo hará, seguirá tomando de ese café hasta que el mismo crea que es suficiente, lamentablemente, solo había una persona que podía decirle que no sin que Donatello pudiera reclamarle. Y no estaba allí.
Raphael solo observa un punto en específico, pensando demasiado, incluso para él mismo, lo cual es decir mucho. Una parte de él se niega a hablar, a decir algo al respecto o a reclamar sobre lo que ocurre. Aunque también, siente rabia porque Leonardo no parace entender, por ello observa a Miguel Ángel, frunciendo su ceño, indicándole que hable por él.
Tal vez porque es el único que realmente siente que puede hablar sin sentirse mareado.
Él solo suspira pesadamente. Nervioso y temeroso.
—T/N no ha venido hoy. – Dice él. Llamando la atención del líder.
Leonardo entonces se siente algo tonto por haberse olvidado de aquello. Y hace una mueca en su rostro al recordar el porque ella no estaba allí hoy.
Habían discutido, quiere decir, siempre discuten, pero esta vez se había salido de las manos y terminaron gritandose.
Odiaba la idea de saber que ella no iría hoy, al menos no hasta que pudieran volver a hablarse y disculparse. Sabe que ella es terca y que no irá, como también en el fondo, sabe que es su culpa por permitir que sucediera lo de anoche.
—Donnie, ¿Anoche te avisó que llegó? – Pregunta, permitiéndose sentirse algo preocupado. Ella, después de todo, solo se había ido la noche anterior, bueno, había sido un momento acalorado, tenso y ella solo se fue en medio de la noche, dejandolos solos en aquella azotea sin dirigirles la mirada antes de perderse en la noche.
Su error fue, sin quererlo, no haber ido detrás de ella.
Pero Donatello niega. Cabizbajo, preocupado y a la vez, enojado consigo mismo.
Suspira con pesadez —No, tampoco contestó en la madrugada, es probable que aún esté enojada con nosotros. –
El corazón de Miguel Ángel late desenfrenado al oír eso, era el miedo y la culpa carcomiendolo por dentro, sabía que era culpa de ellos, de él por no defenderla y darle la razón a sus hermanos.
¿Ella una inútil? Jamás.
Ahora solo puede realmente decir que es un idiota por creer eso y afirmarlo en frente de ella.
Era mentira. Que vil mentira.
Pero no había mucho que pudiera hacer ahora, ella estaba enojada con ellos y tenía totalmente todo el derecho de estarlo.
—Podriamos ir a verla al anochecer. – Sugiere Miguel, esperanzado para que sus hermanos también comprendieran que debían disculparse.
Pero Raphael bufa, como siempre, siendo el único que está en desacuerdo con algunas cosas. Esta vez, sin darse cuenta de que realmente estaba cometiendo un error.
—¿Por qué? ¿Por decirle la verdad? – Claro, como siempre, super delicado con sus palabras y con lo que no debía decir.
—¡Raphael! – Grita Leonardo, llamándole la atención.
—¡¿Que?! ¿Acaso no tengo razón? No sabe pelear, cada vez que está en una misión con nosotros debemos protegerla y siempre sale herida. Ni siquiera Abril o Casey necesitan tanto de nuestra protección como ella. No me voy a disculpar por decirle lo que creo de ella. –
Un idiota. Piensa Miguel Ángel, no podía simplemente ir y decirle eso a la chica que había salvado su vida en consta de la suya. No podía decirle eso a la primera chica que no se asustó al verlos y los trató como seres normales. No podía simplemente decir eso de la chica que se supone era parte de sus amigos, de su familia.
—No por creer eso significa que debamos menospreciarla de esa manera. T/N es alguien escencial en nuestro equipo, Raphael. – Leonardo intenta mantenerse sereno, pero en el fondo sabe que también es su culpa por darle la razón a su hermano temperamental la noche anterior.
La culpa crece cuando ve como Raphael solo chasquea su lengua y se va a su habitación. Claramente enojado con ellos. O tal vez con sigo mismo por no poder decir lo que realmente sentía.
Esto se estaba saliendo de las manos. Como agua entre sus dedos.
Donatello solo hace una mueca incómodo y vuelve a su laboratorio. Evitando a toda costa seguir hablando del tema, intentaba evitarlo porque en el fondo, sabe que también debería ser más valiente para hablarlo.
—Bien. –Suspira Leonardo resignado al ver a sus hermanos irse. —Al anochecer iremos de todas formas a verla. – Eso alegre a Miguel Ángel, quién espera paciente el mensaje de ella, de que está bien y que no hay rencores.
Hasta entonces, debería esperar.
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MISSING -TMNT Y Tú-
FanfictionT/N ha desaparecido. Nadie sabe en donde se encuentra, ni ella misma lo sabe. Lo único que se aferra a que jamás se pierda su memoria, son cuatro chicos. Cuatro chicos tortugas. Una búsqueda para encontrarla mientras ella busca una manera de ser...