T/N ha desaparecido.
Nadie sabe en donde se encuentra, ni ella misma lo sabe.
Lo único que se aferra a que jamás se pierda su memoria, son cuatro chicos. Cuatro chicos tortugas.
Una búsqueda para encontrarla mientras ella busca una manera de ser...
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—¡Rapha, Mikey! – T/N corrió hacia ellos, golpeó con lo primero que encontró, lo cual fue la pantalla de una computadora, al Kraang.
Los derribó con un solo golpe y corrió hacia los chicos.
—¡Gracias, T/N! ¡Eso fue asombroso! – Gritó Mikey antes de seguir peleando con su nunchaku.
Raphael corrió a ella, chocando sus puños.
—Bien hecho. – Le dijo, se juntaron, espalda con espalda. Leonardo a lo lejos los vió.
—¿Tu izquierda y yo derecha? – Preguntó ella viendo que más androides del Kraang comenzaban a aparecer.
Raphael giró sus sais antes de gritar y correr a la izquierda justo como ella dijo. Golepeando con fuerza a los androides. T/N golpeó a uno. Otro la detuvo, Leonardo la ayudó y cayeron al suelo antes de que les dispararan.
—¿Estás bien? – Le preguntó. Sus ojos se abrieron asombrados y con terror al ver un corte en la mejilla de la chica.
—Oh... – Murmuró ella. —Nah, estaré bien. No te preocupes por esto, Leo. Sigamos. –
Leonardo sonrió asintiendo a la mirada determinada de la chica. Ayudándola a levantarse para correr fuera de aquel lugar.
—¡Vamos, chicos! – Gritó Leonardo.
Miguel Ángel y Donatello corrieron primero, abriéndose paso para poder salir de aquel lugar. Luego Leonardo, que golpeó a los androides antes de salir por la puerta.
—¡Rapha! – T/N gritó su nombre, Raphael la miró antes de correr a ella.
Sin darse cuenta de que un androide iba a disparar.
T/N corrió a él, intentando alcanzarlo. Alzó su mano a él, el Kraang iba a disparar y él estaba lejos.
—¡Cuidado! – Gritó. Alcanzó a derribarlo para evitar que le diera y cayeron al suelo respirando con dificultad.
Raphael gruñó antes de lanzar su sais y darle en la cabeza. Haciendo que el androide cayera al suelo derribado.
—¡T/N! – Raphael la tomó de los hombros, buscó alguna herida, pero ella estaba bien. Respiraba agitada mientras sonreía con nerviosismo. Sus labios temblaron y sus manos se aferraron a Raphael.
—¡¿Estás bien?! – Se preguntaron al mismo tiempo.
Raphael soltó una carcajada, asintiendo.
—Mira que eres boba. ¿Puedes seguir? – Le preguntó. Ella asintió tomando su mano para salir juntos de allí.
—¿Quién crees que soy? – Cuestionó ella riéndose de la expresión de Raphael.
