Donatello no duerme esa noche.
Ni Miguel Ángel lo hace.
Y menos Raphael.
Leonardo por otro lado, lo intentó, vaya que lo hizo. Dió vueltas y vueltas sobre su cama intentando cerrar sus ojos y dormir aunque fuera un poco. Sin embargo, no pudo.
Y a la vista de que no podria hacerlo por la culpa que crecía en su pecho, intentó meditar.
También fue inútil.
Un sentimiento que albergaba en su pecho que le incomodaba, uno igual a cuando Karai se fue, esa culpa de que lo que está haciendo está mal y que como líder, ha fallado.
Ese cuestionamiento preguntándose si realmente la decisión que ha tomado fue correcta. Pensando si acaso haber ignorado aquellas lágrimas que caían de sus ojos era bueno mientras su corazón pedía que todo volviera a como era hace tan solo dos días.
Y es obvio que debería pensar así, es su castigo por no ser buen líder, por no haber escuchado a quien lo necesitaba. Así lo pensaba él.
Un castigo por no escuchar a su amiga cua do se supone, debía hacerlo.
Un castigo porque no hizo lo que él usualmente haría. No fue ese líder que Splinter creía que era y no era ese líder que sus hermanos necesitaban. El que T/N necesitaba.
Frunce su ceño y deja caer una triste y solitaria lágrima de su ojo, limpiándola con rapidez.
No,no quería eso para su amiga. No quería que se alejara, ni quería decir que la abandonaría... Solo... Leonardo realmente sintió miedo.
Y no supo que más hacer.
⊹⊹
No hay mucho ruido, solo se oye el suave golpeteo de sus dedos tecleando en su computadora, intentando por todos los medios no dormirse del cansancio. Realmente no quería dormir, no quería sentir que era perseguido por los recuerdo de lo que había pasado.
Donatello observaba las cámaras de seguridad de las calles. Nunca las había hackeado, no lo creía necesario, no tanto como ahora lo necesitaba. Tal vez alguna vez lo hizo por mera curiosidad, sin embargo, la situación lo ameritaba y lo hacía con rapidez.
Su cuarta taza de café descansa en su mano mientras él observa atentamente las cámaras de seguridad buscando a la chica. Lo peor de todo, es que no habían rastros de ella.
Ella simplemente había desaparecido.
Pero no quiere rendirse. No todavía, no aún cuando sentía que debía hacerlo.
Miguel Ángel llega a su lado, ambos tenían sueño, pero no querían dormirse sin al menos saber que ella si estaba por alguna parte caminando, viva y sana. Sin embargo, las esperanzas se acababan conforme pasan las horas y las cámaras no muestran nada.
Horas y horas de vídeo, nada parecía mostrar lo que querían ver.
Donatello realmente quería gritar de frustración. Tirar todo y gritarle a alguien que dejara de hacer esa estúpida broma en donde todo era real.
Sus ojos cansados y rojos por el mismo cansancio siguen buscando, Miguel Ángel siente su corazón latir con fuerza esperanzado de encontrar algo.
Y lo hicieron.
—¡Ahí! – Dice Mikey, observando como la cámara hace algo extraño, una estática antes de que el leve rastro de la chica desaparezca.
Se devuelve en el vídeo.
Donatello la ve en un segundo, y al otro no está más.
La estática es la causante de que deje de verse. Y solo puede pensar en que alguien quiso borrar el vídeo. Intentaron borrarlo y aún así, no lograron hacerlo del todo.
Su mano tiembla, allí está ella, se ve allí. Está caminando por la calle, algo encorvada y con sus brazos cruzados, como autoalentandose a seguir.
El día y la hora solo le confirman que fue el día de la discusión. Y Miguel Ángel hace una mueca triste al darse cuenta de ese detalle.
¿Acaso era un castigo para ellos por no haber apreciado a su amiga?
Lo creen. Realmente lo creen.
—Si estuvo allí... Es probable que caminara hasta su casa pero algo la desvío. –
Donatello busca algo, alguna pista en el vídeo, un algo que el indique que fue lo que sucedió.
Pero no hay mucho y el sueño se apoderaba de él. Ni siquiera las cuatro tazas de café le servirían para el cansancio que tenía encima. Ese estrés de saber que su amiga estaba desaparecida y el estrés acumulado por pensar que era culpa de ellos por no cuidarla se le comenzaban a acumular. Y trataba de no rendirse, porque no podía simplemente fingir que nada había pasado y que estaban bien con que ella no estuviera.
No podía esperar a que todo se solucionara sin hacer nada. Ella no estaba. Y ellos no estaban haciendo nada para encontrarla.
Si ese fuera el caso de Abril o Casey, Donatello sabe que irían de inmediato a buscarlos, que Leonardo diría que debían buscarlos y no descansaría hasta traerlos devuelta a casa.
¿Por qué con ella no?
Donatello sabe que se lo debe. Se lo debe a la humana que los apreció desde el primer instante y que jamás los ha abandonado.
Miguel Ángel lo abraza. No se había dado cuenta de que estaba llorando. Sus ojos botaban saladas lágrimas, silenciosas y cargadas del dolor por no saber que hacer.
—La encontraremos. – Dice Miguel Ángel, esperando que realmente así sea. —La encontraremos y ella volverá a casa, y... Y luego jugaremos y comeremos pizza... Y... Y seremos nuevamente los cuatro y ella. –
Son palabras dulces que amargamente tratan de hacer que Donatello no se rinda. No aún.
Y Donatello corresponde al abrazo, llorando esperando a que pueda solucionarlo.
—Si, la encontraremos y la traeremos de vuelta. –
Miguel Ángel sonríe feliz. —Entonces a dormir. Mañana seguiremos. –
Aún si quisiera negarse, Donatello acepta, se van a acostar esperanzados para que realmente todo vaya bien.
Para que esa promesa silenciosa, que ellos no han dicho, pero que se han dedicado al abrazarse, se cumpla y T/N pueda volver al lado de ellos, el lugar del que nunca debieron alejarla.
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MISSING -TMNT Y Tú-
FanfictionT/N ha desaparecido. Nadie sabe en donde se encuentra, ni ella misma lo sabe. Lo único que se aferra a que jamás se pierda su memoria, son cuatro chicos. Cuatro chicos tortugas. Una búsqueda para encontrarla mientras ella busca una manera de ser...