EXTRA II

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Especial 200k y 1k de seguidores<3 

GIORGIA

–¡Lucas deja de correr! – le grito al menor de mis hijos, que no para de correr por la terminal con su balón.

Llegamos a Cancún hace media hora, la cual el menor de mis hijos, Lucas de trece años, se ha dedicado a ir corriendo a por su balón, que se lo ha quitado su hermano mayor. Mateo con dieciséis, no ha parado de meterse con él, acabando este pique de hermanos en una persecución por el aeropuerto mexicano.

Es el primer año que nos vamos toda la familia de viaje más de una semana. Desde el retiro de Pablo la pasada temporada no habíamos tenido la oportunidad de irnos los seis a algún lugar de vacaciones. Y ahora, estaba siendo un completo caos. A Lea le habían perdido la maleta y se había pasado quince minutos de, cómo le ha titulado Olivia, pataleta de adolescente.

–¡Pero mamá tiene mi balón! – protesta el moreno.

–Mateo dale el balón a Lucas – dice Pablo, a mi lado y bastante molesto.

Nada raro en él. Porque al igual que en el campo cuando era más joven, tiene poca paciencia.

El de pelo rizado le da el balón a Lucas haciendo que, por el momento, se acabe la disputa que ambos se traen desde hace horas.

–¿Mamá qué salida es? – pregunta Olivia, la mayor de los cuatro niños con dieciocho años recién cumplidos.

–Esa – señalo a la puerta de la izquierda.

Una vez llegamos al hotel tras varios dramas y disputas de por medio, me tumbo en la cama mientras Pablo se ríe.

–Eres una madre ejemplar cariño – dice, tumbandose a mi lado.

–Ojalá no pelearan tanto – suspiro y Pablo apoya su cabeza en mi torso.

–Son hermanos. Que esperabas cielo.

Pasamos un buen rato tumbados sin decir nada hasta que pican a la puerta y mi marido se levanta a abrir.

Estos últimos años han sido de no parar. Cada uno de mis hijos había seguido sus propios caminos, a cada cual más diferente. Lucas tenía vocación por el fútbol. Y a su padre eso le enorgullece demasiado ya que jugaba en las categorías inferiores y reside en La Masía.

Mateo por su parte iba de audición en audición por todo el país incluso fuera. Porque su sueño era ser actor de teatro, además de su pasión por la danza. Tenía talento y él supo cómo aprovecharlo para convertirse en uno de los mejores a su edad.

Lea, bueno, indecisa como yo cuando tenía su edad. Todavía no sabía qué hacer, adoraba muchas cosas y decidirse por un bachillerato o un ciclo le estaba causando bastantes dolores de cabeza.

Y nuestra primogénita, Olivia. Lo suyo había sido sin duda lo más sencillo. Al igual que Gabriella quiso estudiar periodismo y ahora está a la espera de la nota para acceder a la carrera. Aunque seguramente lo consiga.

–Cielo son los niños. ¿Bajamos a comer? – pregunta Pablo y me levanto de la cama.

Bajamos al restaurante del resort y charlamos de tonterías mientras comíamos.

...

Ya por la tarde noche, todos menos Lucas y yo se han ido a jugar a voleibol. Apoyado en mi regazo, mi hijo y yo vemos el bonito atardecer de la playa de Cancún.

–Mamá, ¿puedo contarte algo? – pregunta, sin separarse de mí.

Siempre tuve una conexión con él que con ninguno de mis hijos tuve. Él me lo contaba todo, hiciera lo que hiciera siempre tuvo la confianza de contarme y preguntarme lo que fuese. Aunque fuese algo malo siempre acudía a mi en busca de consejo. Supongo que porque yo nunca juzgaría a ninguno de mis hijos por sus acciones.

ANGELO | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora