ESPECIAL 4: Perdona si te llamo Pepi

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NICOLE

Las calles de Milán estaban abarrotadas. Jugaban un partido de Champions en San Siro por lo que me habían comentado en el trabajo aquella mañana.

Casi siete meses desde que estuve en Barcelona. Desde que me marché de casa de Pedri algo dolida por su frialdad. De como pasó de querer que me quedase con él a echarme de allí. No había sabido nada de él, tampoco me interesaba su vida. Aunque todas las noches antes de dormir mi cabeza solo recrease una y otra vez aquella mañana.

No iba a sobre pensar la situación más de lo que ya lo había hecho, me prometí. Hasta que vi el titular.

IL GIORNALE ROMANO (Edizione Milano)

PARTIDAZO EN SAN SIRO. TATUAJE DE PEDRI...¿SOBRE UN NUEVO AMOR?

Esta misma noche se disputará en el estadio de San Siro el Inter de Milán contra el FC Barcelona, un intenso partido por ambas partes, ya que hay un puesto en la final en juego.

Todos recuerdan el último encuentro entre el equipo local y el español. Los azulgrana quedaron con un amargo sabor tras la derrota, una que les hizo descender en Europa League la temporada pasada.

Los jugadores del equipo visitante llevan en la ciudad un par de días, en los que además de entreno también han hecho turismo. Y en el caso del canario Pedro González López, Pedri en el mundo del futbol, un nuevo tatuaje se ha impregnado en su piel. Concretamente en el brazo, bastante visible. Por lo que fuentes cercanas al futbolista afirmaban, fue una total sorpresa que apareciese con el tatuaje, ya que en más de una entrevista había asegurado que no le gustaba el mundo de las agujas y las tintas. El cual consiste en un pequeño avión de papel, marcando un recorrido. Al no tener una foto de cerca esta redacción no ha sabido descifrar si era alguna silueta de ciudad o algo por el estilo.

Esta noche en el partido, todo el mundo estará pendiente del tatuaje del joven Golden Boy. Mientras, les informaremos de los entrenamientos en nuestro canal de Twitch.

Nos vemos esta noche en San Siro,

V. Gallardo.

Se había hecho un tatuaje. Y sabía cual era cuando leí que era un avión de papel. Era mi fondo de pantalla, que era un avión de papel trazando un leve recorrido aleatorio.

Seguí andando, haciéndome un hueco entre los aficionados. Y llegué. Porque si, iba a ver el partido. Porque mi hermana había viajado a Milán con Pablo para este momento y no iba a dejarla sola en el estadio. No para ver al canario.

Mierda Nicky. No es bueno pensar en esas cosas.

Vi un pequeño puestecito donde vendían camisetas, bufandas y otros productos del partido. Sin duda, era una fecha muy señalada hoy para todos los ciudadanos amantes del futbol. Vamos, casi toda la ciudad.

Cuando vi a Gigi sonreí, estaba con su camiseta del equipo de esa misma temporada, supuse que llevaría el número de su novio. Me acerqué a ella y nos fundimos en un lindo abrazo.

–Pensaba que ya no venías – dijo, a modo de saludo.

Mientras entrabamos al estadio, le iba explicando lo abarrotadas que estaban las calles hoy.

El partido empezaba y solo tenía ojos para él. No podía, en serio, no podía dejar de mirarle. De buscar obsesivamente el brazo. Al estar en una de las primeras filas y no en un palco, era algo más sencillo. Cruzamos un par de miradas durante la primera parte, pero nada serio. O eso pensaba.

Una vez acabó, con una arrolladora victoria del equipo local frente a los azulgrana, pensé en irme. Mi hermana pasaría la noche con Gavi y a la mañana siguiente iría a despedirse de él al aeropuerto. Porque el vuelo de ella no salía hasta pasado el mediodía. Así que estaría conmigo todo el día por nuestra ciudad.

Pensé, porque enseguida mi hermana me arrastró hasta el túnel de vestuarios. No quería ir, ni me lo había planteado. Amor de hermana, supuse.

Incomoda, le acompañé hasta donde su novio, algo decaído, la esperaba. Me quedé de brazos cruzados hasta que le vi. Con los ojos llorosos e hinchados, un rostro muy decaído y el pelo empapado. No supe si en sudor o en agua, pero estaba muy mojado.

Me miró. No dijo nada, solo se acercó. Quedamos el uno enfrente del otro. Tomó mi barbilla, gesto que acabó provocando que sus labios se estamparan contra los míos.

–Pepi no...

Quise decirle que no era lo correcto. Que no debíamos. Pero no me salió. Solo quise volver a probar sus labios, esos de los cuales me había hecho adicta.

Cuando el chico oyó el apodo, ese que no paré de gritar aquellas nos noches, se quedó petrificado. De nuevo, tampoco habló.

–Perdona si te llamo Pepi – me disculpé, al ver que no decía nada.

–Llámame Pepi las veces que quieras Nicky. Mientras seas tu y no otra, me vale.

Eso hizo que le besara. Que le besara como nunca antes. Que olvidara todo, que solo existiéramos el y yo en aquel instante. Porque eso era lo que realmente importaba. No la distancia que nos separaba, que era importante si, pero lo realmente crucial éramos nosotros. 

...

Hasta aquí han llegado los especiales. Iban a ser cinco pero ese último era muy de relleno y no me convencía nada. 

Espero que el año que viene siga aquí y os haga alguna cosa especial de otra historia


ANGELO | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora