Cuando se besaron sobre la colchoneta del polideportivo hacía una semana, Taehyung había notado que Jungkook olía a sudor y a menta. La piel de sus piernas era suave, sobre todo sobre la rodilla. Era sensible, no sólo físicamente, y tenía los ojos brillantes y sabía a pasta de dientes y a ingenio sutil. Cuando se besaron sobre la colchoneta del polideportivo hacía una semana había sido muy diferente.
Esa noche, en cambio, Jungkook olía a una mezcla entre el ambientador de rosas del restaurante y un perfume que estaba perdiendo la intensidad. Le hizo llenarse el pecho de ese olor mientras la puerta se cerraba tras él con un golpe seco, dejándoles a oscuras y en un silencio tan denso que casi parecía palpitar como un corazón. Esa noche, aunque aún no le había tocado, los dedos le cosquilleaban por hacerlo, aunque no pudiera moverlos, y él tenía los ojos negros perdidos en la oscuridad y los labios húmedos. Cuando se besaron, tras una eternidad blanca traducida en segundos, sabía a vino y a fechorías, a agudeza, a sobriedad que emborracha. De alguna forma, le llenó de fuego allí donde la semana pasada sólo había evocado chispas.
El beso fue ordenado, pero en el silencio de la estancia cada chasquido, cada roce y cada pequeño golpe contra paredes o muebles mientras avanzaban hacia dentro era perfectamente audible.
Supo que Jungkook había recuperado el cien por ciento de su seguridad cuando sintió cómo el chico y tiraba de la cinturilla de sus pantalones hacia sí mismo, haciendo que sus vientres chocaran. Taehyung contuvo la respiración.
—¿Sabes algo? —murmuró Jungkook. —Soy un poco despistado.
Taehyung le rodeó la cintura con un brazo.
—¿Lo eres?
—Mh. Se me olvidó meter toda la ropa en la bolsa de hoy. No sería un problema, porque mi habitación está a un paseo de distancia de los vestuarios, pero esta vez... —Jungkook sonrió y, aunque Taehyung sintió el movimiento contra su boca, habría jurado que también pudo oírlo.
Se apartó un poco, tan sólo lo suficiente como para que hubiese algo de espacio entre ambos, y apoyó la frente en el hombro de Jungkook, que introdujo una mano en sus propios pantalones y los apartó de su piel para que Taehyung pudiese, ahora que sus ojos se estaban acostumbrando a la oscuridad, asomarse al interior. Cuando lo hizo, suspiró entrecortadamente.
Jungkook no llevaba ropa interior. Y, además, ya estaba endureciéndose.
Aunque no tanto como él.
—No la he llevado en toda la noche. —dijo Jungkook, soltando la tela para que volviera a su sitio. Taehyung cerró los ojos.
—A veces no sé si de verdad te gusta tanto llevar a la gente a su límite o si es sólo conmigo.
La mano del chico encontró entonces la suya y la llevó hacia su entrepierna. Taehyung levantó la cabeza mientras Jungkook le hacía acunarla, sentir el contorno, y mantuvo tanto su mirada como su mano firmes cuando él apartó la suya, sus alientos entremezclándose.
—Pensé que te gustaría saberlo. —susurró Jungkook, justo antes de que Taehyung le cubriera la boca con la suya. Sintió cómo el chico tiraba de su camiseta hacia él y pensó, sonriendo internamente, que iban a luchar por el control incluso en esa situación. Sus dedos se deslizaron hacia el interior del pantalón, su otra mano afianzando el agarre en su cintura. Jungkook se pegó a él, probablemente notando su intento de dominancia. —¿Cuál es tu límite, Kim Taehyung?
Ni él lo sabía, pero iba a descubrirlo.
...
Jungkook jadeó cuando el hombre le dio la vuelta y le apretó contra la pared y se tensó, siseando cuando un dedo entró en su interior sin delicadeza alguna, sin lubricante y de golpe. Sin embargo, el desliz seco y el ardor le hicieron sonreír, echando la cabeza hacia atrás.

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Olympic - TaeKook
FanfictionLos Juegos Olímpicos son dentro de nueve meses y Jeon Jungkook, la promesa de Corea del Sur, está preparado.