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Los brazos le temblaban cuando aterrizó en el suelo. Jungkook los sacudió hacia los lados para tratar de relajar los músculos. Intentó también deshacerse de la sensación de que hoy nada estaba saliendo como debería, pero esa no logró eliminarla.

—Ha estado bien. —dijo Taehyung, acercándose.

—¿Cómo de bien?

—Si fuera juez te pondría un nueve en dificultad.

Jungkook le lanzó una mirada aguda.

—¿Y en ejecución? —preguntó.

Taehyung tardó un latido en contestar. Debía de estar pensando en si era buena idea decirle la verdad pero, finalmente, admitió:

—Un siete. —Jungkook chasqueó la lengua. —Pero eso no quiero decir que haya estado mal.

Ya. Claro.

—Creo que tenemos conceptos muy diferentes de lo que significa "mal". —farfulló, dando un paso hacia atrás para volver a colocarse bajo las anillas.

—¿Vas a hacerlo otra vez?

—Sí.

Por supuesto que sí, añadió en su cabeza. Porque, por favor, ¿un siete? No podía decir que no se lo esperase, porque definitivamente hoy no estaba teniendo una buena conexión cuerpo-mente y sabía que su rendimiento lo estaba reflejando, pero eso no quitaba que fuese una nota de mierda. Y más aún proviniendo de Taehyung. Siempre había sido un entrenador duro, pero desde el accidente de Jieun hacía unos días le había estado tratando como si fuera de porcelana, así que si había dicho siete...

Entonces era un cinco.

Suspiró.

No era de porcelana. Si quería tener alguna oportunidad en los Juegos, tenía que tenerlo muy claro.

Cuando el hombre bajó de la colchoneta, Jungkook saltó hacia arriba, haciéndose con las anillas entre las manos. Empujándolas hacia abajo para levantarse a sí mismo, comenzó con la rutina.

Fue incluso peor que la anterior repetición. Los brazos le suplicaron parar en cuanto empezó a balancearse, obligándole a mantenerlos más rígidos de lo que debería para que no le fallaran las fuerzas mientras hacía las acrobacias, y la falta de flexibilidad le pasó factura en forma de una falta de coordinación que casi le hizo perder el equilibrio más de una vez. Fue un desastre y, cuando paró, irritado consigo mismo, lo hizo maldiciendo entre dientes.

—Por hoy es suficiente. —dijo Taehyung. Él se pasó una mano por el pelo humedecido y negó con la cabeza.

—Déjame hacerlo una vez más.

—No tienes fuerzas, Kook, mejor seguimos mañana.

—Sí las tengo. —Pero, en cuanto lo dijo, la mirada del hombre, que se dirigió hacia sus brazos temblorosos y volvió a subir con un tinte burlón, le hizo rodar los ojos. —Vale, no las tengo. Pero sólo necesito unos minutos. —añadió antes de que él dijese algo. Taehyung se cruzó de brazos, sus cejas alzándose. —Lo digo en serio, por favor. Dame cinco minutos y luego nos vamos.

Taehyung no se movió de su posición. Para cualquier persona eso habría sido un claro indicio de que debía cerrar la boca y bajar de la colchoneta, pero sus labios se habían apretado. Jungkook le conocía lo suficiente para saber que estaba considerando consentirle.

Al cabo de un segundo, Taehyung se rindió visiblemente.

—Que conste que no estoy de acuerdo con esto. —dijo mientras se acercaba.

Jungkook se sentó en la colchoneta y suspiró, tratando de relajarse. Tenía la cabeza pesada y sabía que esa era la razón por la que las rutinas no estaban dando resultados, no cualquier clase de cansancio físico que quisiera alegar. No iba a poder arreglarlo en unos minutos, como le había dicho a Taehyung, pero no era capaz de simplemente dejarlo e irse cuando estaba seguro de que mañana la pesadez seguiría ahí. Tenía que encontrar la manera de superarla.

Olympic - TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora