Los primeros rayos del sol entraban por las ventanas del lugar, un silencio absoluto rondaba por la zona invadiendo el interior de la casa de campo, y una brisa fresca y agradable se percibía en el aire. Parecía un buen día para amanecer con una sonrisa, pero no para Stolas. Su rostro tenía un aspecto cansado; había leves ojeras en sus ojos inferiores, todas las plumas de su cuerpo estaban desordenadas, un dolor frecuente e insoportable divagaba por su cabeza y en su interior se encontraba un vacío infinito.
No durmió lo suficiente, eso era evidente. Se había desvelado para avanzar con algunos proyectos de la realeza que le mandaron desde la ciudad y al mismo tiempo terminaba con un hechizo del libro de pasta morada que olvidó por completo la noción del tiempo.Caminaba por el pasillo del primer piso dando pasos enormes y fatigados mientras soltaba quejas de sus labios. Llevaba puesta una bata de seda negra cubriendo hasta la mitad de sus piernas delgadas y unas pantuflas de algodón.
Eran las 8:00 a.m., el servicio de los demonios inferiores estaba disponible, pero Stolas deseaba servirse por cuenta propia. Llegó a la cocina, tomó una taza blanca de porcelana y se sirvió esa magnífica bebida amarga hasta llegar al límite del mismo objeto. Solo tomó un sorbo de aquel veneno oscuro, pero un alivio recorrió de inmediato todo su ser, su dolor de cabeza disminuía por el inmenso impacto de cafeína en su sistema y la serenidad llegaba a su persona. Rebosó una leve sonrisa para después salir de la cocina como si nada.
Los sirvientes se quedaron viendo unos a otros por un momento, luego de un minuto siguieron con sus trabajos, después de tanto años trabajando en dicho oficio sabían que era mejor no realizar preguntas. En especial cuando su jefe no estaba de humor.Stolas subía por las escaleras con un pequeño aire adormilado en sus ojos superiores. Caminó con tranquilidad hasta llegar a su estudio, estaba abriendo la puerta cuando la presencia de Blitz recargado en su escritorio mirando con atención sus pergaminos le provocó un ataque de tos como consecuencia de casi ahogarse con el propio café.
-Stolas, ¿te encuentras bien?-Blitz se acercó de inmediato alzando sus brazos ligeramente en señal de preocupación.
-S-Sí, solo... solo me sorprendió verte aquí -seguía tosiendo y dando pequeños golpes en su pecho para recuperar la compostura de su respiración.
En ese instante un montón de preguntas se formulaban en su mente: <<¿Qué hace aquí?>>, <<¿Qué es lo que quiere?>>,<< ¿Necesita otro artefacto infinitamente poderoso para cumplir con los negocios de su empresa?>>, << ¿Por qué estaba leyendo mis pergaminos?>>. La amargura que tenía esa mañana regresó con un toque de desconfianza.
-¿Necesitas agua o algo así?
-No, estoy bien.
Cerró la puerta de madera del estudio y avanzó hasta su escritorio, la tos había disminuido en ese pequeño trayecto. El dulce sabor de café había sido interrumpido por la presencia del demonio de cuernos rozados, pero al recuperar la estabilidad de su garganta del accidente y de pensar en la montaña de trabajo por realizar no tenía deseos de gastar sus energías en él. Se sentó en la silla de espalda alta con el peinazo superior dorado y cojines de tono vino pegados a ella, dejó el café a un lado y comenzó con la misma rutina de siempre.
-¿Y? ¿Qué quieres?¿Necesitas otro objeto de máximo poder para realizar trabajos de tu empresa?-añadió, sin dejar de trabajar, y sin una pizca de sutileza
-¿Qué? No, no necesito nada.
-¿Entonces a qué vienes?
-Solo viene a...-su voz se cortó y sus manos comenzaron a sudar, trataba de no huir de aquella humillante escena- viene a hablar.
-¿Eh?-los ojos de Stolas por fin se levantaron de su escritorio-¿Hablar?
-Sí, solo hablar de lo que tú quieras, vamos.
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Estrellas Fugaces
FanfictionBlitzø perdió la única luz que tenía en su insignificante vida en el infierno, pero un demonio jamás se da por vencido. Hará lo que esté a su alcance para recuperar a aquel búho capaz de irritarlo, pero de crearle un sentimiento genuino en su interi...