La entrada del palacio estaba ocupada. Todos los sirvientes tenían en sus manos diferentes artículos: libros viejos, pergaminos antiguos, ingredientes de cocina, un telescopio azul rey con diseños dorados de estrellas en todo su cuerpo. Cada uno metía el equipaje y los materiales en una camioneta de mudanza color plateada, con llantas gruesas, ventanas sucias y las luces de enfrente apagadas.
Lucían como hormigas trayendo la comida a su colonia para salir a buscar más y repetir la misma rutina todo el día.Stolas supervisaba su trabajo mientras terminaba por atender los últimos asuntos de trabajo. El pergamino que tenía en sus manos tenía un color apagado, su textura era rasposa y frágil al mismo tiempo; la punta de sus dedos se pintaban con un polvo castaño, pero no le daba mucha importancia, seguía escribiendo con una pluma de ave turquesa.
Llevaba unos pantalones poliéster negro cubriendo sus delgadas piernas en su totalidad, una chamarra estilo gótico victoriano con el dobladillo al final de las mangas, tenían rayas abstractas color plateado en el mismo doblez y a la altura de su pecho, un chaleco oscuro con tres botones de plata resplandecían a simple vista.-Papá.
La joven voz de su hija atravesó sus oídos formando una sonrisa en su rostro, la primera del día. Alzó la mirada con aprecio.
-Octavia, me alegra que hayas-detuvo su oración cuando miró la silueta de Blitz parada detrás de su hija. Llevaba una sonrisa nerviosa junto con una mochila negra algo manchada y desgastada en su hombro derecho. La sonrisa del principe desapareció, siendo reemplazada por una expresión fría como la lluvia en una noche de diciembre.
-¿Qué haces aquí?
Los tres sabían a quién iba dirigida esa pregunta. El cuerpo de Blitz se paralizó, el sudor salía por todas partes; de todas las veces que había estado con él jamás contempló tal mirada en esos ojos rojos.
-Fuí contratado como guardaespaldas.
-¿Guardaespaldas? No necesito ninguno-fijó su vista en su lista anotando los últimos detalles-, en especial a alguien como tú.
-Oh, claro! Ahora un simple demonio de cuarta es muy poco para complacer las necesidades lujuriosas de un estúpido miembro de la realeza, ¿Verdad?
Los ojos de Stolas se abrieron como dos lagos llenos de sangre y todo se congeló. Los sirvientes se detuvieron, Octavia veía furioso al pequeño demonio de cuernos largos y al mismo tiempo preocupado por la reacción de su padre, Blitz estaba furioso para darse cuenta de la estupidez que cometió. Todo el mundo esperaba la manifestación del búho rojo que crearía una masacre. Pasaron dos largos minutos, Stolas solo parpadeó algunas veces, respiró profundo, exhaló con fervor y continúo escribiendo.
-¿No deberías estar atendiendo tu negocio de asesinatos o algo así? Creeme cuando te digo que no necesitamos tus servicios aquí-mencionó con una voz grave y su color rojo en sus grandes ojos se intensificó, se podía apreciar apesar de tenerlos entre abiertos.
Antes de que Blitz escapara del lugar -como era su costumbre en toda situación de tensión - su hija tomó el brazo de Stolas para llevarlo a un lugar más privado. Ambos terminaron a unos metros de los sirvientes, la camioneta y de Blitz; fue un movimiento mal calculado, pero necesario para una conversación privada.
-Yo lo traje-susurró su hija soltando su muñeca.
-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!-sus cuatro ojos mostraban enfado.
-Ambos sabemos que estás en un constante peligro y él es el único que hace un buen trabajo con las armas.
-No lo necesito. Puedo defenderme perfectamente por cuenta propia-frunció el ceño.
-Eso no es cierto y lo sabes.
Stolas guardo rotundo silencio, observaba a su hija con enfado y sus brazos estaban cruzando, mostrando negación a la situación. La conducta de un príncipe fue sustituido al de un niño berrinchudo. Una mueca se presentó en su pico.
-Si no piensas proteger tu vida por ti o por tu reino, entonces hazlo por mí, por favor-la voz de su hija se cortaba y en sus ojos se veía angustia.
Stolas guardó silencio por otros diez segundos hasta que su cordura de principe regreso de inmediato.
-Esta bien, hija. Lo haré por ti -tomó su mejilla con cariño.
Ambos se miraron con amor y sonriendo para el otro. Stolas regresó con los sirvientes algo indiferente, mas ocultó sus sentimientos a la perfección-un hábito que había dominado después de tantos alos-. Blitz que, para ser un demonio, parecía tener su propia batalla interna, se reflejaba en los movimientos nerviosos de sus dedos y sus pupilas moviéndose de un lado a otro como un paranoico. Trató de retomar su vieja postura al ver la figura de Stolas cerca.
-Trata de mantener el ritmo, ¿Sí?-dijo mostrando una postura sólida.
-Señor, está todo listo.
-Bien, vámonos.
Stolas y Octavia se despidieron con un cariñoso abrazo, luego se subió a un Rolls- Royce Phantom V 1916 color plateado. Blitz estaba por entrar cuando la puerta fue cerrada bruscamente por uno de sus trabajadores. Le ordenaba con la mirada que subiera en la parte delantera, junto al chófer para ser su copiloto. Blitz giró su ojos descontento.
Se subió al auto, no sin antes ver a Octavia para prometerle con un simple vistazo que cuidaría a su padre con su vida. Cumpliría aquella promesa, aunque por fuera no mostrar el mismo interés.
El motor del auto sonó como locomotora; primero avanzó el auto real y al final la camioneta, ambos se alejaron del castillo real con cada kilómetro que cursaban.[...]
El ambiente del primer vehículo estaba en silencio, una enorme pausa que se volvía incómodo. Blitz solo se resignó a ver por la ventana y guardar sus palabras, igual a un niño castigado. Veía como los edificios grandes,el pavimento roto y los múltiples demonios desaparecían. El escenario cambió por árboles frondosos y retorcidos, una praderas llenas de sangre acompañado de una dulce niebla que impedía ver más allá de los propios ojos.
La brisa fresca acariciaba su rostro de manera violenta, tal vez era una señal del universo gritándole que no la vuelva a cagar como hace unas horas atrás. Ese largo viaje le ayudó a ver con claridad sus palabras, sentía una vergüenza agria, pero al recordar la vestimenta de Stolas y su temperamento un leve sonrojo apareció en sus mejillas, su labio inferior temblaba un poco y un escalofrío recorrió su espalda de arriba hasta llegar a la cadera. El viento sopló con más fuerza.La imagen de una vieja casa se presentaba con claridad; tenía tejados azules y sus paredes de madera eran muy oscuras, tenía dos niveles y el margen de cada ventana era de color blanco, su tamaño era tres veces más grande que su propia oficina. Blitz quedó encantado.
El auto se detuvo lento, frente a la enorme mansión de campo. Sus botas crearon un ruido hueco con las rocas, pero no dejaba de mirar la mansión. El chófer abrió la puerta trasera del vehículo mostrando la autoridad de la realeza
- Muy bien, dense prisa. No tenemos todo el día.
Aplaudió dos veces, dejando aparecer miles de demonios cual truco de magia trabajando a toda prisa. Unos bajando los artículos y otros con material para limpieza.
Blitz sabía que sería el mes más largo de toda su puta vida
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Estrellas Fugaces
FanficBlitzø perdió la única luz que tenía en su insignificante vida en el infierno, pero un demonio jamás se da por vencido. Hará lo que esté a su alcance para recuperar a aquel búho capaz de irritarlo, pero de crearle un sentimiento genuino en su interi...