La oscuridad reinaba en el cielo solitario. La luna sangrienta mostraba una sonrisa espeluznante para el resto del Inframundo, pero Stolas contemplaba su belleza sin titubeo, como estar atrapado bajo un hechizo eterno.
El ruido de sus pasos era opacado por la voz del viento pasando por los árboles marchitos del bosque, las hojas de los arbustos escapaban con facilidad y las plumas del príncipe se sacudían con suavidad. Un aroma a bellotas rancias vagaba por los rincones del lugar mientras la noche se hacía más profunda con cada paso que daba.Trataba de despejar su mente, pero sus memorias se repetían como si de un disco rayado se tratara. La imágen de Blitzø encima de él mientras los libros caían con una fuerza desafiante; era la peor tortura que se le podía escoger a una alma destrozada.
Su trabajo estaba estancado; cuando la pluma tocaba su mano y las hojas esperaban en silencio la redacción de sus asuntos el recuerdo atacaba sin piedad su corazón, despertando viejos momentos. Sentimientos. sufrimiento.
Esos ojos amarillos mirándolo con atención, sus manos rasposas tocando una parte de sus frías manos, ese rostro que solo reflejaba preocupación en cada rasgo. Jamás, en todo el tiempo que pasaron juntos, había visto esa expresión.Trataba de olvidarlo, pero volvía como los errores del pasado. Su propio pasado.
-No es real, todo está en tu cabeza, Stolas -dijo entre dientes, enfocando su vista en sus manos temblorosas -. ¿Acaso olvidaste lo qué pasó aquella noche?
Cerró sus puños, dando inicio a los sollozos que acompañaron la dulce melodía del viento y sus brazos abrazaban su frágil entidad.
Estaba cansado. Casado de ser utilizado igual que una marioneta, de ser insultado sin cansancio día y noche por solo haber tenido la tragedia de existir, de recibir el más mínimo desprecio cuando deseaba recibir el mismo amor que él daba, de cumplir con las expectativas de todos... De creer que Blitzø algún día llegaría a amarlo.
Sabía con certeza, desde que era un bebé perdido, que siempre estaría solo. Ese era su destino: navegar por un mar de abandono. Y la verdad, lo había aceptado desde aquella noche.El ligero ruido de las ramas secas rompiéndose con rapidez detuvo de manera violenta su llanto. Levantó la cabeza buscando alguna señal de vida.
<<Debió ser una ardilla>>, pensaba, consolando su propia inquietud.
Otro ruido, esta vez más cerca. Entrecerraba los ojos forzando su vista para encontrar el origen de aquel ruido. Solo había troncos secos que, bajo el pesado ambiente, se veían igual a manchas gigantes.¡Pum!
Un disparo rozó su piel rompiendo la manga y mostrando una herida diagonal, llenandose de sangre negra. Colocó su mano en señal de dolor, pero otra bala atacó su mejilla izquierda.
-¡Ahg!-gritó, llevando sus dedos a la herida del rostro, confirmando lo que temía.
El ruido del arma abrió un terror en el interior de Stolas y un dolor insoportable surgió de su brazo derecho. Su corazón latía con una rapidez preocupante, sus ojos se movían de un lado a otro mientras la respiración se agitaba y el silencio desaparecía con la velocidad de un cometa.
Los pies de Stolas reaccionaron a la situación mejor que su mente. Corrió del lugar al mismo tiempo que miraba atrás en espera de descubrir a su atacante, pero la oscuridad estaba a favor del enemigo. Escuchaba como avanzaba por los árboles, podía sentir la mirada asesina apuntando a su cráneo y el arma chocando con unas botas de piel. Era un constante tormento.Las heridas no dejaban de arder; se sentía como un fuego recorriendo todo su cuerpo, volviéndose poco a poco incapaz de seguir adelante.
Estaba cerca de la casa de campo, podía ver con claridad las luces amarillas que salían de las gigantescas ventanas. Sin embargo, su pequeña esperanza fue arrebatada por un dolor digno del infierno. Su pie cayó en una de las trampas de osos, desplomándose al instante.-¡Aaaah!-chilló, mirando su pierna sumergiéndose en sangre. Jalaba su extremidad inferior, pero era inevitable sentir la piel arrancada con cada intento de escape.
Se escuchó otro ruido. Esta vez de un arma siendo cargada, apuntando con exactitud a la frente de Stolas. El terror se convirtió en paralización, y ni el propio dolor era capaz de estar presente en la mente de Stolas. No había nada más que un mundo blanco.¡Pum!
Un movimiento brusco obligó a Stolas moverse unos centímetros antes de que la bala atravesara su cabeza. El cuerpo de Blitzø protegía el suyo como lo hizo en la biblioteca y empezó a disparar. El ruido de una batalla ponía nervioso a todo el mundo, sin embargo, la supervivencia los obligaba a mantenerse firmes.
-¡Busquen en el área oeste! ¡No dejen que escape ese desgraciado!-ordenó con rabia al resto de los guardespaldas que llegaban.
Todos los guardaespaldas se sumergieron en el bosque buscando al intruso con el objetivo de disparar sin cometer ningún error.
Blitzø se quedó con Stolas.-Tranquilo, voy a quitarte la trampa- Dejó su arma al lado mientras se subía las mangas-. Va a doler- mencionó con tono serio, viéndolo con sus brillantes ojos.
-No puede doler más que ahora-aclaró Stolas entre gemidos y dolencias.
Blitzø abrió la trampa con fuerza, provocando que Stolas lanzara un grito horrible. Alejó el aparato lo más lejos posible y se acercó al príncipe para ver con claridad la situación. Una mueca de preocupación estaba en sus labios mientras sus ojos contemplaban con angustia el presente. Cargó a Stolas lo mejor que pudo, recargando su pecho en su espalda, las manos colgaban sus hombros y un esfuerzo impresionante comenzaba a brotar de sus piernas. Cada paso parecía un martirio, pero el hecho de tener un fuerte recordatorio en su cuerpo lo obligaba a seguir adelante.
Escuchaba los disparos salir de lo más profundo del bosque. Se detuvo unos segundos para mirar al bosque ser sumergido en una lluvia sangrienta. Era claro, no existía noches tranquilas cuando se trataba de Strike.
Continuó con su camino, suplicando que las escaleras no fueran eternas y los sollozos de Stolas cesaran.
ESTÁS LEYENDO
Estrellas Fugaces
FanfictionBlitzø perdió la única luz que tenía en su insignificante vida en el infierno, pero un demonio jamás se da por vencido. Hará lo que esté a su alcance para recuperar a aquel búho capaz de irritarlo, pero de crearle un sentimiento genuino en su interi...