El mundo se vuelve sencillo cuando la mente es introducida al conocimiento, generando así, amplias habilidades para enfrentar cualquier situación, pero ¿son capaces de calmar las inquietudes que nos lanza la vida?
Los estantes observaban en silencio cómo un demonio de cuernos rizados y piel de un rojo vivo se sumergía por voluntad propia a un lago de estrés y ansiedad. Las luces trataron de ayudar, pero no eran capaces de brindar al intelecto algún consuelo. Su estado angustiante causaba más inquietud que concentración, comprobando que los estereotipos que ha escuchado sobre una buena lectura eran sólo mentiras. Los libros aguardaban en silencio alguna reacción positiva del individuo que decidió visitarlos, pero sus perspectivas se volvían nulas con cada hora que pasaba. Era fascinante y, a la vez, horripilante observar cómo alguien encontraba frustración en la búsqueda del conocimiento.
Se hallaba en el centro de la biblioteca; similar al laberinto en el cual el salvaje, pero enigmático Minotauro estuvo atrapado hace años atrás. En la mesa existía un diluvio de libros; todos de diferentes categorías: teoría sobre magia angelical, plantas medicinales, rituales demoníaco, entre otros.Blitzø leyó la mitad de ellos, siempre anotando lo más importante que su mente atrapaba, la propia libreta de hojas delgadas y viejas tenía manchas de tinta y varios pentagramas; cada uno con diferentes símbolo, pero sólo el propio dueño era capaz de enteder sus genuinos jeroglífico. Algunos libros estaban regados en el suelo, como militares después de una guerra sin sentido, pues, así como los propio guerreros, ya no se necesitaba sus servicios cuando el objetivo era alcanzado.
Escribía, a pesar del intensificante dolor que desprendía su frágil muñeca. Leía, a pesar del cansancio que mostraban sus ojos.Trabajaba, a pesar del hambre que envolvía poco a poco la poca atención que le quedaba.La propio biblioteca quedó atónita ante tal esfuerzo por parte del demonio. Algo raro de presenciar en un lugar como el infierno.
-¿Qué haces?
La vista de Blitzø se levantó de inmediato. Era Stolas, mirando con duda los libros que leía, las escrituras de la libreta y el trabajo que le costaba por entenderlos-aún se veía algunas venas hinchadas por debajo de su barbilla-. Estaba de pie, apoyándose con fuerza en el bastón de madera fina y pintura elegante con un mango de luna llena que llevaba siglos en su familia; su mano tambaleaba, aunque trató de disimularlo, era evidente que su cuerpo no se encontraba listo para trabajar después de sufrir un eventos de tal magnitud.
-¿Pero qué haces aquí? -Liberó la mano del instrumento, acercando sus brazos al príncipe sin dejar de estar sentado-. Deberías estar en la cama.
Stolas se acercó con dificultad, ignorando por completo las inquietudes de aquel demonio.
-¿Por qué estás leyendo estos libros?-Tomó uno de pasta verde pistache con dibujos de plantas infernales donde los primeros párrafos atraparon su atención-. No sueles leer libros, al menos no te he visto hacerlo desde que tengo memoria. Y ahora, ¿estás estudiando sobre curas ancestrales?-Examinó a Blitzø de pies a cabeza, como si buscara algún error en su ser.
A Blitzø le sudaban las manos, pero, por primera vez, una ferviente emoción se apoderó de él, como un niño que le muestra unas buenas calificaciones a sus padres y espera grandes cumplidos.
Decidido a mostrarle su esfuerzo, no dudó más que en realizar su presentación.-Estaba buscando alguna cura para tu situación -Agarró la libreta, sin permitir que Stolas diera alguna objeción al caso-.Tal vez si usamos esta planta que se encuentra al norte de las montañas pueda reducir los síntomas que presentas-hojeaba sin parar, mostrando los dibujos, recortes y notas que hizo con tanto esmero-. También podemos utilizar esta otra flor para poder atrasar los efectos, aunque es demasiado fuerte y una sola probada puede ocasionar daños en el estómago, por los que no usaremos este.
-Blitzø.
-Este otro puede ayudarnos a reparar los órganos que ya fueron afectados por las partículas celestiales, pero puede ocasionar pérdida de algunas funciones motoras.
-Blitzø.
-Espera, creo que hay un libro que necesita varias plantas para que funcione.-Alcanzó un libro de pasta negra con letras roja, pero muy elegantes que gritaban POSIONES PROHIBIDAS-.Sólo déjame buscar la página.
-¡Blitzø!-El príncipe atrapó las nerviosas manos del antes mencionado, capturando por fin su atención y calló por completo aquel discurso que era digno de admirar.
Blitzø seguía atento a la página que dejó caer. No se atrevía a mirar los ojos de Stolas, esos ojos que se habían dado por vencido. Sabía que si los miraba, aunque fuera unos simples segundos, también se daría por vencido; y era algo de lo que no estaba de acuerdo. Su labio inferior temblaba, pero se mantenía fuerte a pesar de las gigantescas ganas de gritarle que lo dejara continuar.
Las manos de Stolas lo soltaron, dirigiéndose a las suaves mejillas de Blitzø, obligándolo a mirar sus desbordantes ojos.
-Blitzø, no tienes que hacer esto.
-Por favor-tomó su mano derecha, tratando de quitarla, pero no podía -, déjame terminar.
-Blitzø, varios demonios antes que tú buscaron una solución para mí situación, pero no encontraron más que decepciones. -Sus manos volvieron a dirgirse a la suyas. Eran demasiado grandes para Blitzø, pero en ellas podía sentir la seguridad que necesitó en el pasado-No quiero que pases por lo mismo.
-Pero
-Blitzø, por favor.
El entusiasmo de aquel pequeño se derrumbó por completo, dejando en su lugar una montaña de decepciones envueltas en cenizas de dolor.
-No te enfoques en algo que ya no tiene valor.
¿Qué ya no tiene valor?¿En serio veía eso en él? ¿Algo que no era realmente vaioloso o importante para los demás? Era bastante decepcionante.
Una cólera se apoderó de él. Avanzaba con la velocidad de una cobra, envenenando de nuevo su juicio y nublando su vista. La respiración se volvio agitada y una maldición apareció en el lugar.
Aventó la libreta y se alejó a paso veloz de aquella biblioteca proclamando una lluvia de maldiciones.La respiración era igual de agitada, y la decepción se sentía tan real como si estuviera tatuada en su interior para toda la eternidad.
Se recostó de lado, mirando como la belleza del príncipe seguía presente a pesar del estado adormilado. Sus plumas tan delgadas, los hombros tan relajados, el rostro tan tranquilo, las manos inertes; todo aquello desprendía una elegancia incapaz de describir, sólo de admirar y apreciar.Blitzø pensó en su siguiente movimiento, tentando ante la pasión que tanto ocultó. Sabía que nadie lo veía, mucho menos obtendría una respuesta, pero esos datos no le importaban. Acercó su mano con sigilo, agarrando con cuidado una mano de Stolas, entrelazando sus torpes dedos con los del príncipe; simulando un hecho que no sabía que deseaba tanto
Habían pasado mucho desde que llegaron a esa casa. La relación se volvio de complicada a súper complicada; eso lo alegró por un momento, pero al recordar el concepto que tenía Stolas de él mismo barría toda emoción positiva que podía brindar ese momento. Tal vez no era el único que sufría en ese lugar, tal vez no fue el único que aportó a esa fatal idea.<<No te enfoques en algo que ya no tiene valor.>>
-<<Si supieras cuánto vales para mí, no volverías a pensar de esa manera>>-pensó, apretando con poca fuerza su palma, llegando a volverse uno solo bajo la oscura atmósfera. Admitió, aunque le doliera mucho, que era responsable de generar esas idea en su existencia. Se odiaba por eso.
Sin embargo, una idea atrapó sus sentidos; una idea que lo obligaba a salir de su zona de confort, pero sería los suficientemente claro para expresar sus verdaderos sentimientos.
Soltó la mano de su amado con mucho cuidado, salió de la cama con cautela y dejó la habitación en silencio.
Estaba listo para volver un sueño en realidad.
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Estrellas Fugaces
FanfictionBlitzø perdió la única luz que tenía en su insignificante vida en el infierno, pero un demonio jamás se da por vencido. Hará lo que esté a su alcance para recuperar a aquel búho capaz de irritarlo, pero de crearle un sentimiento genuino en su interi...