Ferran y los padres de Lea.
FERRAN.
Año 2395, Diciembre.
Siglo XXIV
94 años después de la guerra.
Lo que alguna vez fue Estados Unidos.
Queens.Quedé en la nación negra, cómo tenía que ser, claramente. Si mis padres estuviesen vivos estarían orgullosos y felices, estaríamos celebrando en nuestra casa, o igual corriendo y jugando por ahí.
Suspiro, la nación ha cambiado tanto, no sé si ha sido lo mejor dársela a Darek y Keila, la han transformado en una nación sin sentimientos, como su fuese... Una dictadura.
Aunque es mi culpa, si yo hubiese aceptado el mando hace casi dos años, no hubiese pasado ésto... Pero era muy pequeño para liderar una nación, aún lo soy.
- ¿Vienes? - Pregunta Cassie, poniéndose los zapatos.
- En un rato voy. - Respondo.
- No faltes. - Susurra, se termina de arreglar la ropa y sale de mi habitación.
Asiento.
Cassie es algo así como una novia... Aunque no termina de serlo, a ella le gusta estar con otra gente y a mí sólo me gusta estar con ella, pero no estoy enamorado ni la amo, por lo menos.
Ahora hay una fiesta detrás de un edificio abandonado, los que hemos pasado a la nación negra iremos.
Suspiro pesadamente, debo ir, aunque no quiero, diariamente mi humor empeora cada vez más, no comprendo cómo la gente sonríe todos los días.
Un rato después, estoy frente a todos aquellos chicos de dieciocho años que pasaron a la nación negra.
Luego de un par de tragos y risas, comienzo a sentirme animado... Hasta que llega el momento de las explosiones. Odio las explosiones.
Todo lo que tenga que ver con ellas, las odio, les tengo un pánico horrible.
Cassie juega con uno de sus amoríos a lanzarse granadas sin seguro y ver quién la lanza al edificio abandonado más rápido.
— ¡Eh! Te toca. — Cassie me llama, yo volteo y veo la granada saltar hacia mí, la tomo con manos temblorosas, quizás por el miedo o el alcohol. — Vamos, lánzala.
Cassie sabe que odio las explosiones. Dios, a veces me cae tan mal.
La granada suelta unos pitidos y me asusto, la lanzo al edificio y ésta explota. Pero no queda ahí, el edificio se desmorona, las personas corren y gritan, escapando del lugar.
Por ésto no me gustan las explosiones.
Maldigo y salgo corriendo yo también del lugar.
A la mañana siguiente, Darek me levanta sacudiéndome por los hombros y echándome agua en la cara.
— ¿Explotar un edificio? ¿De verdad? — Me reclama cuando por fin estoy en mis cinco sentidos.
— No... Fue intencional, Cassie me lanzó una granada, odio las explosiones...
— Han muerto dos personas. ¿Sabes lo que tuve que hacer para que las personas que lo sabían se olvidaran de ello? — Seguro les pagó.
— ¿Dos? ¿Quiénes...? ¿Maté a dos personas? — Abro los ojos en señal de pánico.
Maté a dos personas, no conforme con que mis padres se hubiesen suicidado por mi culpa, acabo de matar a otras dos personas...
— Tenían una hija, la chica ha quedado huérfana. Ayer era su cumpleaños, Ferran. — Darek me informa.
Ésto es peor. La chica ha quedado sin familia por mi culpa.
— ¿Dónde vive? Debo ir a disculparme con ella. — Me siento y la cabeza me da vueltas.
— En Manhattan, la capital. — Se encoge de hombros.
Salgo del lugar y me dirijo a la salida de la nación, salgo de ella, tomo un Ferry y llego a la capital. Todo por ser un idiota.
Darek no me dijo la casa, por lo que comienzo a vagar por el vecindario, hasta que encuentro a una chica llorando en los pequeños escalones de su hogar.
Es ella, estoy seguro.
Me acerco a ella.
— Hey... ¿Por qué lloras? — Le pregunto aunque ya sé la razón y todo ha sido mi culpa.
— Mis... Padres... Murieron. — La chica dice, con la voz entrecortada, tomando respiraciones fuertes en el espacio de cada palabra.
— Oh... ¿Cómo? — Me siento a su lado.
Ella me ve con esos ojos verdes por un instante, brillan por las lágrimas, su cabello castaño claro es largo y liso con algunos mechones rubios.
Es guapa, muy guapa, hasta cuando llora.
Estás devastado por matar a sus padres.
¡Bien! Gracias conciencia.
— ¿En serio quieres que te diga cómo murieron mis padres? ¿En un momento como este es lo que se te ocurre preguntar? Es increíble que yo tenga más sentido común que tú. — Resopla.
¿Pero a qué viene esta molestia repentina?
Sus padres murieron, ve a ver si despiertas de una vez.
— Tienes razón... ¿Cómo te llamas? — Pregunto, ella no vuelve a mirarme y que bueno, siento que si me mira me mata.
— Lea. — Responde al cabo de unos segundos. — ¿Y tú? — Esta vez si me mira, pero ya no es la misma mirada de odio de hace un momento, es de tristeza.
¿Qué hice?
— ¿Te llamas Lea? ¿Como de Leer? Ya sabes... Usted, lea tal cosa. — Mi intento de hacerla reír falla con éxito.
— Eres tan inmaduro para tu edad. — La niña niega y sonríe un poco.
— Ni siquiera sabes mi edad. — Le sonrío.
— ¿Qué haces aquí? — Pregunta, limpiándose las lágrimas.
— Pasaba y te escuché llorar. — Me encojo de hombros.
— ¿Cómo te llamas? — Pregunta.
— Ferran. — Susurro.
— Me gusta ese nombre, es muy lindo. — Ella asiente, aún con un aire de tristeza.
— Lamento lo de tus padres. — Digo, sin poder contenerme.
— No fue tu culpa. — Ella niega.
Sí lo fue.
— Creo que... Debería irme. — Me levanto de las escaleras.
— Oh...Claro. — Ella baja su vista.
— Quizás... ¿Puedo pasar mañana por aquí? — Mañana le diré, lo prometo.
Ella sonríe.
— Tengo como seis años menos que tú, Ferran. — Me vuelve a sonreír.
— Sólo es... Para saber cómo estás y hacerte compañía, sé lo que se siente quedarse sin padres. — Vuelvo a sentarme en las escaleras, a su lado.
— ¿Tus padres también murieron? — Me mira, sorprendida.
Yo asiento lentamente.
— Algo hacían en la barrera que... Cayeron al otro lado, me informaron que murieron por la caída, pero que no podían bajar a buscar sus cuerpos. — Niego un poco.
— Eso es peor que los míos. — Susurra Lea.
— No digas eso...
— Es cierto... Pero ve el lado bueno, quizás tus padres estén vivos. — Lo dice muy natural, como si fuese lo más normal del mundo.
— ¿Eh? — Frunzo mucho el ceño.
— Claro... No has visto sus cuerpos ¿O sí? Nadie asegura que no se pueda vivir más allá de la barrera. — Ella se encoge de hombros. — Quizás están vivos. — Susurra.
— Tienes razón... Quizás estén vivos.
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Las Tres Naciones ✓
Science FictionLuego de una guerra ocasionada por disputas gubernamentales, el mundo fue destruído, dejando vivas a tan sólo a miles de personas. Estas Miles de personas se dividieron en tres naciones para así estar en paz entre ellos: La nación Azul, viven en la...