Jungkook, un apuesto ingeniero, soltero, maduro y sobre todo idealista, sueña con su chico ideal, está seguro que el hombre de sus sueños está en alguna parte esperando ansiosos por él hasta que se topa con la personificación de su persona soñada a...
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"Cuánto anhelo sentir tu cuerpo confundido con el mío, verte estremecer ante mi toque."
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Jungkook veía a Jimin con fascinación y total adoración, ese hombre maravilloso, erotico, sudado y jadeante que reposaba en su tina con la cabeza hacia atrás, con sus párpados cerrados, agotado aún con el pulso alterado y envuelto en una espesa bruma de placer, era suyo, totalmente suyo, su cuerpo, mente, alma y corazón, todo, la realidad esta vez había superado a la fantasía, tener a su novio dispuesto a cumplir cada uno de sus deseos sería un día difícil de olvidar.
—¿Estas bien cielo?—pregunto Jungkook rompiendo el silencio.
Jimin se acurrucó en el calor de su cuerpo, feliz, saciado, adorando al hombre que lo sostenía. —Fue, increíble Kook, mis piernas aún tiemblan, aún te siento...cada vez que me tomas, es como la primera vez y al mismo tiempo mejor que la anterior.
El mayor lo giró en su regazo fingiéndose ofendido. —Park Jimin déjame entender algo...¿Enserio, compito conmigo mismo?
Jimin negó coqueto, luego su expresión se volvió completamente seria. —Jungkook, eres mil experiencias en una, amo eso de ti, cada día a tu lado es un viaje diferente, cada vez conozco algo nuevo de ti, no hablo solo del sexo, que es alucinante por cierto, todo lo que vivo contigo es maravilloso cielo, vivo felizmente un día a la vez, puedo experimentar sentimientos nuevos, emociones nuevas, tenemos un largo camino para recorrer, simplemente me siento vivo.
Jungkook abrió la boca, pero sus labios se quedaron sellados, inmediatamente, tenía palabras a flor de piel que se quedaron estancadas, las esquinas temblorosas de sus ojos brillaba al borde las lágrimas, Jimin era feliz, y él era dueño de esa felicidad, de eso latidos descontrolados que retumbaban contra su pecho al compás de los suyos propios, repaso con la yema de sus dedos los lunares salpicados como estrellas en las clavículas pálidas del rubio, satisfecho con el estremecimiento que causó en el cuerpo de su novio. —Te amo tanto Jimin, —es la única frase que salió de sus labios.
Se quedaron abrazados en un silencio cómodos, entre caricias perezosas y besos regados.
Cuando el agua se enfrió estaban listos para salir de la tina, para Jungkook eran importantes los cuidados y mimos después de hacerle el amor a Jimin, era su marca personal, ayudó a su chico a salir de la bañera, tomo una toalla y comenzó a secarlo, cada pliegue, cada extremidad, seco su cabello cuando estuvo satisfecho se envolvió una toalla en la cadera y llevó a un mimado jimin de vuelta hasta el vestidor y colocarle una de sus camisas.
Jimin no podía pedir más, ese hombre casi diez años mayor, era tan enérgico, fuerte, experimentado, apasionado y perdón por presumir pero le hacia el amor tan maldita mente bien, su tacto, sus caricias sabia que donde y como tocarlo, sus labios le hacian ver la gloria, su piel quemaba cuando el pelinegro lo tocaba, sus besos eran capaces de transportarlo a otro mundo, al mismo tiempo era dulce, amable y considerados , lo cuidaba como lo más precioso del mundo, ¿como no enamorase?.
