Jungkook, un apuesto ingeniero, soltero, maduro y sobre todo idealista, sueña con su chico ideal, está seguro que el hombre de sus sueños está en alguna parte esperando ansiosos por él hasta que se topa con la personificación de su persona soñada a...
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"No conocemos a las personas por casualidad, todas están destinadas a cruzarse en nuestro camino por alguna razón".
Tiritaba de frío, eran las 11 pm y Jimin aún no llegaba a casa.
Recibió una llamada de su madre, la cual no respondió, debía estar muy preocupada por él, lo sabía, pero sus piernas no respondían, sus manos tampoco, su cerebro solo siguió en automático reproduciendo el maldito momento en que había tirado a la basura la única oportunidad que la vida le estaba dando piadosa.
Era la primera vez que recibía una confesión, seguía sentado en mismo lugar, mirando a nada.
Estaba cansado de todo, de toda la mierda que tenía detrás de él, quería ser libre de una vez por todas, poder tener lo que los demás tenían, quería un hogar, una pareja, una casa que sea pequeña, sencilla, con un jardin enorme, no quería nada fuera de lo común.
Solo anhelaba tener alguien en su vida, que lo sostuviera, alguien por quien pueda ser débil, solo por un momento, que lo apoyara, no como sus padres o Rose lo hacian, alguien con quien irse a dormir todas las noches y lo despierte a besos por las mañana, que de vez en cuando le hiciera el desayuno, quería un compañero, sus lágrimas cedieron de una vez.
Anhelaba amor, respeto, un lugar seguro, alguien con quien ver series o películas antiguas esas que jamás podía ver por qué tiene tan poco tiempo para él mismo, alguien con quien ir al museo o un viaje improvisado, solo deseaba tener a alguien que ame a Soobin tanto como él lo hacia, que le abrace el alma y le diga que todo estará bien.
Tan solo quería ser feliz.
Tal vez no lo merece, eso es lo que Jimin piensa, pero lo necesita, maldita sea todos necesitamos amor, se sentía patético, solo, tan solo, le rompió el corazón ver el rostro de Jungkook dolido, decepcionado, no aceptó sus sentimientos evitándo hacerle daño y sin querer lo había hecho.
Jimin quería vivir una vida sencilla, envejecer junto a alguien que lo amara, caminar de su mano, crecer juntos quería amar y ser amado, solo eso, un cuerpo cálido que le brinde paz.
Era prisionero de sus demonios, estaba encerrado una presión donde el mismo se había puesto cautivo y hace mucho botó la llave muy lejos, no quería ser libre, solo cree que de esa manera, podria limpiar sus culpas.
¿Alguna vez te has sentido así?
Y entonces la vida lo sacude, Jungkook llega de la nada, rompe su estabilidad ahora quería todas y cada una de esas tonterías que pensó no necesitar nunca, esos sueños rotos se derramaban en su pecho como deseos, pensó que tan solo bastaria con decirse a diario frente al espejo que todo estaría bien, que la soledad no era tan mala como se veía, que la vida seguiría y podría avanzar, siempre estando solo.
Pero Jungkook le arrebata la convicción con esos ojos negros que le roban el aliento y se cuelan en su alma, con ese perfume embriagador, con su sonrisa cálida aparece delante suyo robándole el sentido a todo, haciendo latir su corazón marchito, quemando su cuerpo de deseo, deseos que estaban muertos hace tanto, ¿porque no lo conoció antes? ¿Porque ahora?.