Jungkook, un apuesto ingeniero, soltero, maduro y sobre todo idealista, sueña con su chico ideal, está seguro que el hombre de sus sueños está en alguna parte esperando ansiosos por él hasta que se topa con la personificación de su persona soñada a...
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"En sus ojos grises encontré mi lectura favorita."
Taehyung, llevaba casi una hora en el estacionamiento, el bendito wedding planner era el culpable, ¿porque había que esperar tanto por el?, ¿era un gurú de las bodas o algo así?
Según había escuchado, era un tipo de hada de las bodas y las propuestas matrimoniales, hacía magia, era el mejor de todos, muy profesional y creativo, pero por alguna razón seguía soltero.
El castaño se aflojó el nudo de su corbata, ¡Dios! empezaba a sentir claustrofobia, había revisado el diseño de un edificio, dos veces, bebió un café enorme, hizo varias llamadas, pero necesitaba salir de allí, ya.
Aún faltaban quince minutos para la cita con el organizador de bodas, y Jeon desconsiderado JungKook no llegaba, tendría que entrar él en su lugar, hecho frustrado su cabeza hacia atrás, sus hombros estaban tensos, necesitaba una pareja, desde que JungKook tenía a Jimin, y lo veía tan feliz, empezó a anhelar tener a alguien así, se sentía solo, ¿cuando fue la última vez que tuvo novio o novia? se preguntó, mejor no pensar en eso, su prioridad ahora era Jungkook.
Estaba más estresado y ansioso que su amigo, bajó del auto, colocó el seguro, mientras salía del estacionamiento escuchó el rugido de un motor, ¿un deportivo tal vez?.
Un Porsche plateado con vidrios ahumados se estaciono delante de él, un lujoso auto clásico muy costoso, vio la mano que reposaba en la puerta del auto, las uñas pintadas de rosa intenso, debía de ser una de esas niñas tontas de papi, luciendo siempre ropas ostentosas, con Botox hasta en el apellido, de esas a las que el peróxido le mata de a poco las neuronas.
Taehyung sonrió para él, le recordó a su ex, siguió su camino era tarde, mientras esperaba el ascensor, reviso en su celular el piso al que debía ir era el piso 30, entró al ascensor, marco el número en la placa metálica, las puertas casi se cerraron por completo.
Escucho los pasos acelerados de alguien que entraba corriendo al lobby, seguido escucho su grito. —Espere un momento por favor.
Taehyung presionó el botón a tiempo y las puertas se abrieron nuevamente.
Era un hombre, el hombre con la sonrisa mas cálida y hermosa que había visto, un sol, esa mirada gris afilada, como un par de navajas que fueron directo a su pecho, llevaba con él tantas carpetas y revistas que con dificultad cabían entre sus brazos, su cabello negro brillante perfectamente peinado hacia un costado, realmente era un tipo elegante.
Cerró los ojos maldeciendo en sus adentros, estupido JungKook, le pego toda esa idiotez del amor a primera vista.
—Gracias por esperarme, —dijo el elegante hombre tomando aire, —podrías presionar el número 38, por favor.
El castaño asintió mudo. ¡Dios! el perfume que usaba ese hombre lo iba a volver loco, le dio un vistazo a su perfil, esa nariz tan recta y perfecta, sus pestañas largas, cejas bien arregladas, ahora sonaba como JungKook maldición, bajo su mirada hasta sus manos, delgadas, hermosas, dio un vistazo a sus uñas, eran rosas, rosa chillón él era el conductor del Porsche, no una rubia tonta.
