Jungkook, un apuesto ingeniero, soltero, maduro y sobre todo idealista, sueña con su chico ideal, está seguro que el hombre de sus sueños está en alguna parte esperando ansiosos por él hasta que se topa con la personificación de su persona soñada a...
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"Sólo el latido unísono del sexo y el corazón puede crear éxtasis."
El pelinegro fue el primero en despertar después de su loca noche, el cuerpo cálido de su amado cubría casi por completo el suyo.
Aún estaba dentro de él, mentiría si dijera que no lo hacía sentir como un animal salvaje reclamando a su pareja, territorial, rudo, sonrío bajito recordando la noche anterior, salió con cuidado del interior del rubio y lo acomodó a su lado para dormir un poco más.
Un par de horas después despertó nuevamente, atontado, desconectado de la realidad, su olfato se deleitó con el aroma exquisito del café tostado recién molido, ¿olía a, pan? ¿Desayuno? Olía a hogar, ¿esa era su casa?
Tanteo a su lado y Jimin ya no estaba, ¿donde se había metido su pequeño mocoso travieso?
Se levantó perezoso sus huesos protestaron, tomó la bata que estaba en el perchero a un lado de su cama como de costumbre si estaba en casa solía vestir nada más que eso, camino al baño estirándose perezoso, su reflejo en el espejo era el de un hombre feliz, lavo su rostro, cepillo sus dientes, seguía dormido aún, muy dormido.
A medida que bajaba por las escaleras el olor del pan fresco y el café caliente con un toque de avellana se volvió aún más intenso, pensó que estaba soñando, hasta que entró a la cocina.
Era la mejor vista que podía tener en la mañana, parado frente al horno arrimado a la encimera de mármol con una taza de café humeante en la mano, vistiendo solo un par de pantalones de chándal grises que caían por su cadera dejando a la visto los hoyuelos en su espalda baja, sin camisa dejando a la vista sus tatuajes, descalzo, viéndose tan apuesto como solo él podía, su lindo chico, esto era el cielo, su cielo.
Jungkook camino despacio atrapando a Jimin contra la fría mesada y beso la mejilla, abrazo su costado descansando su cabeza en la curvatura del cuello del rubio, aún adormilado. —Bonito, buenos días, huele delicioso.
Jimin beso su mejilla y sonrió estremeciéndose por lo ronca que soñaba la voz de su novio. —Buenos días mi amor, siéntate mientras termino de preparar el desayuno.
Jungkook obediente se sentó en un taburete alto mientras veía a Jimin desenvolverse con total naturalidad en su cocina, como si fuera algo cotidiano, quería esto todas las mañanas, verlo cocinar, tambien quería cocinar para él, aunque era pésimo.
Sería genial comer junto a Soobin mientras pelear porque cual de los dos ama más a su papa, correr juntos por las mañanas, llevar a Binnie a la escuela y llegar temprano de la oficina para cenar en familia.
Jimin era el material perfecto de esposo, suspiró por la imagen mental que tenía de ellos tres como una familia feliz, imagino leerle cuentos a Binnie y cuando Jimin esté listo, verlo con una hermosa pancita con un bebé de ambos creciendo dentro de él, sería hermoso que se parezca a su amor, con su pequeña nariz y esos ojos miel preciosos como media lunas.
