One Shots - Joseph Quinn/Eddie Munson.

Guitar Lesson - Joseph Quinn.

PARTE DOS.

Estaba en videollamada con Joe en estos momentos, se ha estado comportando un poco cortante conmigo pero no me preocupo, confío en él.

—¿Sabes que me regalaron? —pregunte.

—Sorpréndeme. —sonrió.

—¡Mira! —dije con una voz chillona mostrando el libro que la fan me había regalado.

—Un libro. —asintió.

—Tonto. —reí— es un libro que ella hizo para mi, dijo que lo ha hecho desde que me conoció, y siempre escribe o pone fotos mías cuando piensa en mi.

—Wow, que lindo eh, ¿ya lo leíste? —preguntó.

—Lo quiero leer contigo, Thy.

—Entonces lo leeremos en una semana si te aguantas la curiosidad. —alzó sus cejas con una sonrisa.

—Cállate. —baje mi cabeza con una sonrisa— intentaré aguantarme la curiosidad.

—¿Segura?

—Si señor. —le di una sonrisa con dientes.

—Quiero ver eso. —mordió su labio inferior— te extraño cariño, y mucho. —hizo un puchero.

—Yo igual, Thy. —baje mi mirada haciendo una mueca.

—Ya casi es nuestro aniversario.

—¡Lo se! estoy feliz cariño, ya serán dos años estando casada del mejor hombre del mundo. —sonreí.

—Lo se amor, y yo de estar casado con la mejor mujer del mundo. —reímos— sabes, estaba viendo el panel de ayer, no recordaba que te escapabas de casa.

—Si. —reí— ¿cómo está Bailey? —pregunté por nuestro perro.

—Él está muy bien. —sonrió— ven aqui bai —empezó a llamarlo hasta que el perro saltó en sus piernas— mira, ahí está tú madre.

—Hola bebe. —lo salude con mi mano— ¿cómo se ha portado? —pregunté.

—Mhm. —miró a Bailey mientras fruncía el ceño— ¿le cuentas tú o yo? —se señaló a el mismo y Bailey solamente lo miraba.

—Cariño, él no puede hablar. —rodé mis ojos y Bailey ladro.

—Muy bien. —quito su mirada de Bailey para dirigirla a celular— me mordió ayer.

—¿En serio? —sonreí.

—En serio, eran las cinco de la tarde y llego a morderme el dedo cuando estaba dormido.

—Joe, toca su hora de juego a las cinco, por eso llego a morderte.

—¿Y él cómo sabe la hora? —frunció su ceño confundido mientras acariciaba a Bailey.

—En su mente tiene un reloj. —bromee.

—¿Y como se sabe los números? —preguntó más emocionado.