One Shots - Joseph Quinn/Eddie Munson.

Resfriado - Eddie Munson.

Estaba sentada mientras esperaba que mi novio cruzara esa puerta, la que nos separaba del pasillo y el salón de clases. Eddie faltaba a muchas clases, pero no tres días seguidos, eso es muy raro de él, puede que falte a la clase de historia, pero no a química.

Al salir de la preparatoria Steve me esperaba con Robin en el auto.

—Necesito que me vayan a dejar al trailer de Eddie. —dije apoyando mis antebrazos en la ventana, desde afuera.

—¿Para que? —preguntó mi hermano.

—Solo ve a dejarme.

—Sube. —dijo Robin.

Entre al auto, en el asiento trasero.
Steve arranco el carro.

—¿Para que irás donde Munson? —preguntó Steve viéndome por el retrovisor.

—Déjala Steve. —comentó Robin.

—Es mi hermana, necesito saber a qué irá.

—Pues tu hermana ya tiene novio, acéptalo. —rodó sus ojos.

—No lo haré, Robin, sigue siendo MI hermana. —hizo énfasis.

—Pues sera tu hermana toda la vida, déjala disfrutar.

—Cierra la boca. —suspiró.

No dije nada y me puse mis audífonos mientras miraba por la ventana.

Pasaron unos minutos cuando por fin llegamos al trailer de Eddie.

—Hemos llegado. —dijo Steve así que quite mis audífonos y agarre mis cosas para luego bajar del auto.

Baje del auto despidiéndome de Robin y Steve.

—¡Antes de las diez en la casa, Hailey! —gritó y no le hice caso, aunque debería de llegar antes de las diez, sino quería que le pusiera queja a mis padres.

Toque la puerta del trailer, dejándome ver a Eddie, y no tan bien.

—Hola. —sonrió.

—Hola. —lo abracé y el me apartó— ¿pasó algo?

—Estoy enfermo, no quiero que te enfermes.

—¿Por eso no has llegado? —pregunté.

—Pasa. —se hizo a un lado para que yo pudiera pasar y luego cerrar la puerta detrás mío.

—¿Ahora si me explicaras porque no has llegado? —me voltee sosteniendo mi mochila.

—Creo que es muy obvio. —suspiró— pon la mochila ahí. —señaló un sofá e hice lo que me pidió.

—¿Pero por qué has faltado? digo, por mi esta bien que faltes, pero a ti nunca te ha importado estar enfermo.

—Wayne. —contestó— se dio cuenta que estoy enfermo, y ya sabes. —rodó sus ojos.

—Estoy de acuerdo con él, tienes que mejorar, Edds. —me acerque a él.

—¡Pero no quiero estar encerrado!

—Tendrás que, y yo estaré aquí contigo.

—Eso suena mejor. —abrió sus brazos para que yo lo abrazara.

—¿No que me enfermaría?

—¿Te importaría enfermarte?

—No. —reí y fui a abrazarlo.

Levante mi cabeza dándole a entender que quería que me besara.

—¿Segura?

—Segura. —sonreí y el me besó.

Eddie se sentó en el sofá mientras buscaba una película para que la veamos.
Yo estaba preparándole un té.

—¿Encontraste algo? —pregunté acercándome a él con el té en mis dos manos.

—Si, esta película que se la compre a tu hermano. —me la enseño.

—Okay. —le sonreí y luego le entregué el té— está caliente, no te me vayas a quemar por favor.

—No lo haré. —rió.

Me senté a su lado mientras mirábamos la película.
De un momento a otro ya estábamos dormidos en el sofá, que no sentimos el tiempo. Me levante y vi que ya eran las 10:30 p.m.

—Mierda. —me levante rápidamente poniéndome mis zapatos.

—¿Pasó algo? —preguntó Eddie adormitado mientras frotaba sus ojos.

—Steve va a matarme. —me puse la chaqueta mientras Eddie se reía.

—¿Que horas son?

—Las diez, Eddie, las diez. —agarre mi mochila— me tengo que ir, te amo cariño. —me acerque a él para darle un corto beso en los labios.

—Espera. —dijo cuando mis manos ya se encontraban abriendo la puerta— yo te llevaré, sino te llevo tu hermano me matará por dejarte sola tan noche. —agarro las llaves de la furgoneta.

—No te preocupes.

—No, no quiero a mi novia muerta y tú no quieres a tu futuro esposo muerto. —dijo abriendo la puerta dejándome pasar.

—Está bien. —asentí.