Capitulo 14. Canción

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Arizona.

Era mi primera vez en un bar y aunque Eliza me había aclarado que no era una cita yo presentía que en su interior si lo era.

Eliza y yo bailamos, hablamos, bebimos un poco y aún no sentía ganas de besarla, al contrario ella estaba que me saltaba encima, era muy obvia la manera en que miraba mis labios.

Necesitaba agua, necesitaba salir de esa situación tan extraña.

-Voy al baño un momento ¿Me esperas?

-Claro - Sonríe.

Voy hasta el baño casi corriendo y empiezo a echar agua en mi cara tratando de no parecer una anciana aburrida.

La música a todo volumen del bar retumbaba mis oídos, no escuché cuando una puerta de un cubículo se abría.

Siento una presencia a mi lado, levanto la vista y Calliope Torres estaba a mi lado.

Esto debía ser una epifanía.

-¿Señora Torres? - Tenia que ser un sueño.

-Hola Arizona - Sigue lavando sus manos, evitaba mi mirada como si yo fuera un estorbo.

-No esperaba verla.

-Si, yo tampoco.

Era tan seca que me lastimaba.

-¿La está pasando bien? - pregunte intrigada mientras deslizaba el jabón por mi manos.

-Si, no como tú pero si.

¿Qué significa eso?

-No la estoy entiendo.

Esta mujer era tan difícil de descifrar.

-No espero que lo hagas.

Auch.

-¿Todo está bien señora Torres?

Ella secaba sus manos rápidamente, al parecer trataba de irse lo más rápido posible.

-Si - Por fin puedo ver sus deliciosos ojos - ¿Y Arizona cómo estás tú?

-Pues bien, estoy con unas amigas aquí.

-¿Tu madre lo sabe? - Levanta una ceja.

-¿Eso es importante? - Cruce mis brazos.

-¿Qué tal si te pasa algo?

-Esperemos que no, entonces.
Trague saliva.

-No puedo creer que estés aquí sin permiso solo por una cita - Murmura.

Tal vez sus pensamientos se le escaparon por los labios, estoy segura que la señora Torres era una mujer discreta.

-¿Disculpa? - pregunte sorprendida.

Me había visto con Eliza, Diablos.

-Me voy - Comienza a caminar hacia la puerta del baño.

No sé en qué momento mi brazo tomó el suyo.

-¿Qué haces? - pregunta horrorizada como si la fuera contagiar de la peste negra.

-Eliza es una amiga y no soy de frecuentar estos lugares, estoy aquí por presión social - Estábamos muy cerca y me sentía una irrespetuosa.

-Arizona eso no es de mi incumbencia, discúlpame si te hice entender que debías darme explicaciones. - Seguía en mi agarre, ella era mía en ese momento.

Sus palabras entraron en mi oído erizando mi piel, no podía concentrarme, ese olor a canela con vainilla salía de sus poros con máximo esplendor hoy.

La mamá de mi mejor amiga Donde viven las historias. Descúbrelo ahora