Capitulo 5. Moribunda

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Arizona.


La semana transcurrió con prisa,cuando estaba comenzando a aceptar la rutina, llega el viernes y con el adolescentes pubertos con ansias de fiesta.

La verdad no noté cuando mi cuerpo comenzó a calentarse de más, entre las clases, la biblioteca y mi desafortunado encantamiento por la señora Torres se me hizo imposible notarlo.

Después de una clase de Biología, pude sentir como mi cuerpo se hacía débil, inmóvil y adolorido, pude notar que la cosa era grave y si, tenía 38 de temperatura y un escalofrío irritable.

-Es mejor que te vayas a casa, corazón - Me dice con una sonrisa la maestra de arte, era la próxima clase que me tocaba y no es por ser fanfarrona pero la maestra me adora.

-La verdad si me siento mal - Estornude inconscientemente.

-Tranquila, luego hablamos de como compensaras el trabajo de hoy. - Sonríe dándome una suave caricia en el brazo, caricia que trajo a mi mente a la señora Torres y su suave tacto.

Asentí y tome mis cosas.

-¿Segura que no quieres que te acompañe? - pregunta April preocupada por mi estado.

-No, cuando le avise a mamá seguramente vendrá por mi - Le di una sonrisa en medio de mis ganas de caer al piso.

Ella solo sonríe - Espero no sea nada grave, me llamas si me necesitas.

Asentí y salí del aula.

Caminaba por los pasillos del colegio llamando a mamá desesperadamente, estaba haciendo un esfuerzo en caminar, pero un paso más y caería al piso desahuciada.

Me senté sin fuerzas en el piso frío de mi instituto, recosté la cabeza en unos casilleros y entre cerré los ojos.

Siento unos pasos fuertes acercarse hacia mi, por la melodía de los pasos era alguien que caminaba distinguidamente, tal vez era una maestra.

-¿Estás bien? -Sentía que estaba sumergía en una Epifania, escuchaba la deliciosa voz de Calliope y era casi imposible que estuviera aquí.

Estaba demasiado enferma, ya estaba alucinando.

-No me siento bien - susurre como pude, me quedaba sin alientos, me dolía hablar.

-¿Puedes caminar? - Escuchaba la voz como si estuviera a kilómetros de mi, casi en un eco.

-Creo - Resople.

Sentí como alguien toma mi mano, ese suave toque, esa mano suave y ligera, ese olor a vainilla pura con un toque de canela.

Es Calliope, no era un espejismo.

-Calliope - susurre - Eres tú - Apreté su mano más fuerte.

Ella toca mi frente, un toque que disfrute en medio de mi agonía, luego me mira preocupada.

-Estás ardiendo en fiebre Arizona, vamos a ir a la hospital ¿escuchas? - Por su tono de voz estaba desesperada.

Estoy ardiendo por ti.

-No, por favor no, llévame a casa, quiero ir a casa - Ni yo entendía cómo había podido hablar cuando no sentía mi cuerpo.

-Arizona, por favor, estás muy mal - Toma mi brazo, haciendo que el peso de mi cuerpo se repose en el de ella.

Camino como puedo para ayudar a Calliope, pero sin notarlo ya estábamos afuera del instituto y subiendo a su auto.

Con cautela me deja caer en el sillón de copiloto de su auto, toca mi frente otra vez con sus suaves manos y me coloca el cinturón dándome una sonrisa

La mamá de mi mejor amiga Donde viven las historias. Descúbrelo ahora